La retirada de las fuerzas rusas alrededor de Kyiv ha dejado horribles evidencias de las atrocidades cometidas contra los civiles esparcidos por los suburbios y pueblos de la región, convertidos en infernales zonas de guerra por la invasión de Vladimir Putin.

Cuando las columnas blindadas ucranianas entraron en Bucha, una ciudad al noroeste de la capital, encontraron calles bloqueadas por tanques y vehículos militares rusos incendiados, y sembrados con los cuerpos de civiles que, según los lugareños, habían sido asesinados por las fuerzas invasoras sin provocación. .

Las fotografías de la ciudad mostraban una escena de devastación, con montones de tanques carbonizados y destruidos y vehículos blindados alineados a lo largo de una calle, junto con cadáveres.

Reporteros de la Agence France-Presse vieron al menos 20 cuerpos, todos vestidos de civil, esparcidos en una sola calle de Bucha, y el cuerpo de un fotógrafo ucraniano desaparecido, Maksim Levin, fue descubierto en un pueblo cercano.

Tres de ellos quedaron enredados en bicicletas después de realizar su último viaje, mientras que otros cayeron junto a autos acribillados y acribillados a balazos, informó AFP.

Uno tenía las manos atadas a la espalda con un paño blanco y su pasaporte ucraniano abierto junto a su cadáver, dijeron periodistas que accedieron a la ciudad devastada.

"Todas estas personas recibieron disparos", dijo a la AFP el alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, y agregó que otros 280 cuerpos fueron enterrados en fosas comunes en la ciudad. “Estas son las consecuencias de la ocupación rusa”.

Los soldados ucranianos en Bucha, que fueron cálidamente recibidos por los residentes de la ciudad, ataron cables a los cuerpos y los sacaron de la calle por temor a que pudieran ser trampas explosivas .

Los soldados también despejaron barricadas e inspeccionaron objetos sospechosos, colocando trapos rojos sobre restos de artefactos explosivos sin detonar para llamar la atención sobre la posibilidad de explosiones.

Cuando la ciudad fue liberada, una mujer, Halyna Tovkach, de 55 años, le dijo a The Guardian que estaba buscando el cuerpo de su esposo, Oleg, de 62 años. Fue asesinado por soldados rusos junto con sus vecinos, dos niños pequeños y su madre. mientras intentaban escapar de la ciudad el 5 de marzo. “Es un crimen de guerra”, dijo el hijo de Tovkach.

Supuestamente, entre los civiles asesinados por los rusos también se encontraba Olha Sukhenko, la jefa de la aldea de Motyzhin, al este de Kiev, y toda su familia.