08.05.2024 |
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RACING 1-0 IBIZA

Racing-Ibiza. Otra vez Baturina sentencia

Un nuevo gol del croata allana la victoria del Racing contra el Ibiza, lo que le acerca aún más a la permanencia | El conjunto cántabro fue superior y, una vez más, apenas sufrió en defensa
Baturina celebra el gol del partido. / LALIGA
Baturina celebra el gol del partido. / LALIGA
Racing-Ibiza. Otra vez Baturina sentencia

Todo es más bonito en Los Campos de Sport cuando llueve. Y ayer llovió. Fue una fina lluvia que creó una cortina que rodeó todo lo que estaba sucediendo sobre el terreno de juego. Dio a la imagen un aspecto granulado que lo hacía todo más dramático y quizá más épico. Estuvo presente el domingo contra el Granada y también anoche ante el Ibiza. No puede faltar cuando el conjunto cántabro se está jugando la vida. ¿Qué drama hay mayor que ese? Ninguno. Lo complicado es estar a la altura en esos momentos y tener la capacidad de mantenerse sobre el alambre sin caerse. El Racing lo ha conseguido porque, aunque otra vez por la mínima, también solventó el encuentro de ayer con victoria. Seis de seis en cinco días. La permanencia pasaba y pasó por El Sardinero.

Porque no hay que engañarse, el objetivo está cerca, al alcance de la mano. Quedan cuatro jornadas y, como mínimo, el Racing va a terminar la jornada con cinco puntos de ventaja más el golaverage. Hoy tiene ocho porque el Málaga juega el lunes contra un Huesca que nunca concede facilidades y que no quiere meterse en líos. Por eso lo de ayer fue un paso de gigante. De nuevo hubo que sufrir pero más por la incertidumbre de un resultado tan corto que por contabilizar ocasiones del rival, ya que el portero verdiblanco volvió a pasar prácticamente inadvertido. Pura solvencia. 

Adelantarse ante un equipo que se sabe perdido es media vida, ya que es la mejor manera de invitarle a dormir, a que se ponga a pensar en las vacaciones o en el regalo para el día de la madre. Y lo hizo el Racing a la media hora con un tremendo gol de Roko Baturina, ese tipo que llegó invitando a más dudas que certezas pero que, poco a poco, se ha ido ganando el respeto de todos. Los de su profesión lo hacen con goles y él ha anotado dos en otros tantos partidos calientes, cuando todos los presentes sentían la amenaza de un Málaga con el colmillo afilado.

El croata marcó el domingo pasado contra el Granada y volvió a marcar ayer. El que anotó ante el Ibiza fue una versión mejorada del anterior. También fue a la media vuelta pero con mucha más potencia, haciendo que todos los que disfrutaron de él se preguntaran qué demonios acababa de hacer ese muchacho. Ganó la espalda a la defensa isleña al saque de una falta de Vicente y, aunque su control no fue bueno y dio la impresión de que la pelota se le iba al lateral del área, de pronto giró sobre sí mismo y soltó semejante latigazo.

Con ese gol, buena parte del camino ya estaba hecho, pero el Ibiza demostró desde el primer momento que tampoco había viajado a Santander a entregar una bandera blanca. Es cierto que está repleto de limitaciones y que le falta la intensidad de quien se juega la vida, pero intentó hacer daño con alguna rápida transición que, sobre todo, lideraron un tremendo Ekain en zona de ataque y Javi Vázquez por banda izquierda. El sevillano, que formó parte del ascenso racinguista de hace doce meses, fue quizá la principal arma ofensiva de los suyos botando centros desde la izquierda que en verdad llevaban peligro.

La mayoría de ellos acabaron en las manos de Ezkieta. Sí, han leído bien: jugó el portero navarro. José Alberto quiso apostar por lo que le había funcionado contra el Granada e introdujo un solo cambio en el equipo inicial respecto al domingo, que fue la entrada de Mboula, ya recuperado. Tuvo el alta médica pero lo cierto es que ayer no volvió el que se había ido por culpa de una lesión. Le costó entrar en juego y cuando, en el descuento del primer tiempo, dispuso de una ocasión de oro para firmar un retorno perfecto, perdonó. Un mal centro de Saúl no lo despejó la defensa ibicenca ni lo lograron rematar Baturina y Peque y llegó a los dominios del catalán, que, solo ante Parreño, perdonó. Es lo último que hizo porque en el descanso fue sustituido.

Aquello habría valido más que el oro y posiblemente hubiera terminado con el encuentro, pero el Racing siguió dando vida al Ibiza, que debía ganar el partido para no descender de manera matemática en Santander. El equipo balear salió a El Sardinero con la intención de mantenerse junto y aprovechar alguna contra, por lo que al bando local le tocó llevar la iniciativa. Cambio de guión respecto a los últimos encuentros. Es algo que no se le suele dar bien pero ayer contó con la paciencia y la pausa suficiente para esperar el momento. La idea era muy clara y se hizo patente en seguida: buscar la espalda de una defensa adelantada. Tanto Juergen como Vicente buscaban en seguida a Baturina al espacio pero costó encontrarle. La retaguardia lo hacía bien.

La puesta en escena fue menos eléctrica que en las dos últimas apariciones en Los Campos de Sport. Fue complicado porque el encuentro sufrió constantes parones. Tanto es así, que José Alberto tuvo que hacer dos cambios antes del minuto treinta. Eso condiciona. Primero cayo Germán y después quien entró a sustituirle: Rubén Alves. Una maldición cayó sobre la posición, que la acabó ocupando Mantilla. El cántabro a punto estuvo de empezar con mal pie porque en su primera acción, Cristian Herrera le ganó la espalda en el interior del área, lo que le permitió rematar a portería con mucho ganado. Por suerte, actuó a la perfección Ezkieta en la que, posiblemente, fuera su primera parada como portero del Racing, ya que ante el Granada no pudo actuar.

Fue una intervención oportuna porque para entonces ya se había adelantado el Racing y era importante asentar esa ventaja para que la moral de quienes vestían de naranja, como si en una obra en vez de en un campo de fútbol estuvieran, se fuera yendo poco a poco abajo. Antes del gol de Baturina, un cabezazo de Germán y un duro remate de Dani Fernández al palo al aprovechar un caramelo de Juergen, ya habían avisado de la intención pecaminosa del equipo verdiblanco. Fueron acercamientos a cuenta gotas, sin prisa, como ayer quiso ganar el conjunto cántabro.

Lo malo fue que su segundo tiempo no fue bueno. De partida, dio la impresión de no tener claro si quería ir hacia delante o esperar atrás. Fue un equipo indeciso que comenzó con un doble cambio en el descanso para ahorrar una ventana. José Alberto sumó pulmón con la entrada de Íñigo y Sangalli por Peque y Mboula. Quiso mantener el control pero lo cierto es que el encuentro se llegó a descontrolar por minutos. El balón pasó a ser del Ibiza pero las mejores ocasiones para el Racing, que decidió perdonarlas para mantener a su rival con una luz de vida. Curiosamente, quien más perdonó fue Baturina, el héroe del primer tiempo. Dispuso de dos buenos balones para rematar en el interior del área y en ambas ejecutó mal. En el 68, dispuso de un regalo a partir de una buena presión de Juergen pero tampoco logró controlar bien sin llegar a rematar. Su verdadera virtud era estar en todos los fregados y de ahí que incluso acabara sacando un penalti a un cuarto de hora del final que el VAR acabó anulando cuando Vicente estaba a punto de lanzar.Aquello amenazó con cambiar la contienda. Al Racing le convenía que no pasaran muchas cosas y esa cosa fue muy gorda. Sin embargo, le sentó bien. El partido cambió para bien porque el Ibiza, lejos de crecer, se vino todavía más abajo y el conjunto cántabro se sintió mucho más cómodo. Tanto es así, que siguió acumulando acercamientos de peligro y disfrutando, en definitiva, de un punto y final ciertamente plácido y sin los sufrimientos del pasado domingo.

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