02.05.2024 |
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Los tres minutos locos

El Racing sentenció el partido nada más salir del descanso | Traver, que entró por un lesionado Bustos, fue clave en los dos goles  | El equipo no se conformó con marcar uno y aprovechó que su rival quedó tocado para marcar el segundo

Riki, presionando a Quique Rivero. / rrc
Riki, presionando a Quique Rivero. / rrc
Los tres minutos locos

Lo bueno que tiene el Racing es que se puede dar el lujo de quitar a Álvaro Bustos para meter en el campo a Álvaro Traver. Ayer no lo hizo Solabarrieta por gusto, sino porque el futbolista asturiano había sentido unas molestias en la parte posterior del muslo que le invitaron a decir basta. Ni siquiera pudo terminar el primer tiempo. Se estaba mostrando muy participativo e incluso había intentado sorprender al portero con un gol desde su casa que se marchó ligeramente desviado. Estaba consiguiendo llevar a su terreno el escaso juego ofensivo que estaban escribiendo los suyos pero tuvo que pedir tiempo muerto para retirarse antes que los demás. Todo un contratiempo. Sin embargo, a su equipo le vino bien porque quien entró lideró los cinco minutos de locura colectiva con los que el Racing sentenció un partido que era clave para sus aspiraciones personales.

Traver había llegado a finales de enero para reforzar las bandas del conjunto cántabro. Y aterrizó en La Albericia justamente cuando los extremos del Racing estaban volando. Tanto Álvaro Bustos como Patrik Soko están firmando grandes partidos en la segunda vuelta, por lo que al jugador llegado del Numancia le tocó asumir la realidad y la dificultad para asomar la cabeza en las alineaciones iniciales. Todavía no lo ha hecho nunca pero siempre tiene sus minutos. Su rol se basaba en aprovecharlos y ayer lo hizo a lo grande.

El futbolista de Algemesí entró al partido a falta de apenas dos minutos para el descanso pero no lo hizo en frío, sino que ya llevaba calentando más de diez minutos en la banda. Desde fuera, sin saber lo que estaba sucediendo dentro, dio la impresión de que Solabarrieta estaba preparando su entrada por un Patrik Soko que no había olido balón en el primer tercio del encuentro. Sin embargo, es posible que para entonces Bustos ya hubiera dado la voz de alarma y hubiera transmitido que algo no iba bien. Lo cierto es que al final Soko se quedó y él se fue pendiente del alcance que puede tener su dolencia. Bueno sería que se quedara en una simple sobrecarga y pueda jugar el próximo domingo contra el Arenas porque es un futbolista fundamental en los esquemas verdiblancos.

En el caso de que no pueda jugar, lo hará Traver, que no se puede decir que ayer mostrara demasiada continuidad en su juego pero que fue fundamental para la victoria final. Porque los dos goles que anotó el Racing en apenas tres minutos llegaron por su banda. Todo pasó por la izquierda. Fue el hilo rojo de la historia. Y él fue parte fundamental de dos tantos que resucitaron a un equipo que estaba herido de muerte desde la derrota contra la Real Sociedad B.

Sólo quienes estaban en el vestuario sabrán lo que se coció ahí durante el descanso, pero lo cierto es que el Racing que apareció tras el mismo fue otro al del primer tiempo. Fue como si se hubiera percatado de que no le bastaba con incomodar al rival, sino que tenía que hacer daño porque un empate a nada no le servía de nada. Tenía que poner una marcha más y mostrar su ambición y lo hizo. Salió a morder y, cuando el conjunto irundarra se quiso dar cuenta, ya iba perdiendo 0-2.

Traver se alió con Isma López para inaugurar el marcador. El lateral navarro es un tipo que administra bien sus incorporaciones al ataque. Ya no está en edad de lanzar fuegos de artificio, sino que cuando toca la corneta lo hace para hacer daño. Y cuando corría ese minuto 48 vio un pasillo abierto que se atrevió a atravesar para que su nuevo compañero de carril desde la salida de Bustos le cediera el balón. Le dobló de manera académica y él, siempre fiel al libreto, ganó línea de fondo hasta sacar el centro en el momento preciso. No alcanzó a cazarlo el portero, tampoco los defensas pero tampoco Jon Ander. A éste le faltó una milésima de segundo, pero rápidamente se levantó para seguir con atención qué hacía Soko con la pelota. La portería estaba libre para él pero también estaba muy escorado. Quien ha visto mucho fútbol también ha visto desperdiciar multitud de remates similares, pero el africano marcó de manera certera y transmitiendo una seguridad y una templanza envidiables.

Lo bueno fue que el Racing no se conformó con eso. Olió sangre y sabía que ganar por la mínima no valía, sino que debía hacerlo por al menos dos para igualar el golaverage. Por eso siguió apretando aprovechando que vio tocado a su rival y con un motor a bordo que parecía imparable. Y de nuevo llegó el balón a Traver. Apenas habían pasado unos segundos desde que el Real Unión había sacado de medios cuando el extremo, con un sutil toque desde su banda, cedió la pelota a Cedric, que estaba cerca de la frontal del área. Éste controló de espaldas y quien le había dado el balón buscó claramente una pared, ya que salió corriendo e incluso pidió con insistencia que el delantero se la devolviera para acabar él la jugada, pero éste vio venir como un cohete a Riki. Se la cedió a la perfección y éste, de primeras, marcó el segundo.

Los minutos de gloria del conjunto cántabro no acabaron ahí porque todavía firmaría un nuevo remate entre palos Cedric que haría trabajar al portero contrario.  El Racing amenazó con continuar con el acoso pero aquello no se podía resistir. Llegado el momento, tocó plegar velas y volver a lo que estaban haciendo, a la cueva, a protegerse y empezar a defender el preciado tesoro que había encontrado en esos instantes de locura colectiva.

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