El Gobierno tiene un "plan B" bien elaborado en caso de que las negociaciones con Junts no lleguen a un acuerdo y se vean obligados a convocar elecciones nuevamente el 14 de enero, según informó The Objective. En este escenario, el Gobierno buscará atribuir la responsabilidad a Junts, en particular a Carles Puigdemont. Argumentarán que fueron generosos y que son los líderes de Junts los que han bloqueado la amnistía, no ellos.

Aunque en Moncloa mantienen que un acuerdo es posible, no temen una repetición electoral, ya que creen que el PSOE no sufriría costos, sino beneficios electorales. La amnistía ya no puede mantenerse en secreto, y las pretensiones del Gobierno están a la vista. Incluso el presidente Sánchez y el expresidente Zapatero han mencionado la amnistía, a pesar de la prohibición de hablar de ella.

La estrategia del Gobierno podría ser promover la transparencia desde una perspectiva electoral pragmática. Publicitar los acuerdos podría atraer votantes de ERC y Junts, al tiempo que explicarían a los más de mil encausados que estuvieron cerca de alcanzar un acuerdo de amnistía, pero sus líderes lo bloquearon. Este enfoque se ha mantenido desde el inicio de las negociaciones como una estrategia negociadora.

El Gobierno respalda su aceptación de la amnistía con datos cuantitativos que muestran que no sufrirán daños electorales, ya que la población la percibe como una extensión de los indultos. Esto fue enfatizado por Zapatero en una entrevista. La estrategia de Zapatero en la campaña electoral se originó en Moncloa, buscando revivir el orgullo socialista.

Sin embargo, el cambio en el discurso y la incertidumbre en las declaraciones de Pedro Sánchez, su ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y su ministra portavoz, Isabel Rodríguez, han generado dudas y preocupación en el PSOE. Los dirigentes del partido creen que Pedro Sánchez ha pasado de hablar de un discurso de investidura a uno de legislatura y ahora habla de un gobierno estable, lo que sugiere elecciones.

Las fuentes consultadas dentro del PSOE muestran pesimismo ante la falta de un acuerdo sólido y claro. Ven dos movimientos recientes en clave electoral: la ronda de contactos de Pedro Sánchez con diversos grupos y la proclamación de candidaturas en Galicia y el País Vasco, que sugieren que se están preparando para una posible campaña electoral en lugar de formar un nuevo gobierno en el corto plazo.