El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se encuentra en medio de un escrutinio minucioso debido a las alegaciones de que habría hecho uso de la flota aérea del Estado, particularmente el avión Falcon y el helicóptero Puma, para asistir a eventos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) durante la precampaña y la campaña electoral de las elecciones autonómicas celebradas el pasado 28 de mayo.

La revelación de esta información, hasta ahora envuelta en un velo de secreto a voces, ha sido posible gracias a la resolución 1090/2023 del Consejo de Transparencia, la instancia más elevada de la Autoridad Administrativa encargada de velar por la transparencia de las decisiones tomadas por los poderes públicos y del derecho de acceso a la información que estos manejan. La resolución, fechada el 20 de diciembre, no solo respalda las reclamaciones presentadas por el periódico El Debate, sino que va un paso más allá, imponiendo la obligación a la Moncloa de proporcionar explicaciones pormenorizadas sobre los viajes realizados por Sánchez en Falcon y Puma. Además, la resolución condena a Presidencia por lo que parece ser la ocultación de esta información.

Este incidente arroja luz sobre un cambio de comportamiento por parte del líder socialista en relación con la transparencia. Inicialmente, el Código Ético del PSOE incluía la obligación de rendir cuentas sobre todos los viajes de altos cargos y la preferencia por el medio de transporte más económico. Sin embargo, este principio parece haber caído en desuso, dando paso a lo que ahora se percibe como un uso excesivo de aviones y helicópteros.

Uno de los episodios que ha generado particular atención es el reciente traslado en un Superpuma, que realizó seis vuelos solo para llevar al presidente desde la Moncloa hasta la base de Torrejón de Ardoz, un trayecto que se podría haber cubierto en pocos minutos en coche. Desde allí, Sánchez abordó un Airbus y movilizó un Falcon vacío para dirigirse a la Cumbre del Clima en Dubái. Otro incidente llamativo es el uso del Falcon para viajar entre La Coruña y Santiago, destinado a un evento del PSOE, después de una fugaz visita a los astilleros de Navantia.

Estos eventos son solo la punta del iceberg en una serie de situaciones que han salido a la luz. Previamente, este periódico destapó un escándalo al revelar que Sánchez había utilizado el Falcon presidencial para asistir a un acto de la Internacional Socialista en la República Dominicana. Ante las preguntas realizadas por El Debate, la Moncloa optó por el silencio, incluso ignorando los requerimientos en el marco del procedimiento legal en curso.

Ante la falta de transparencia que rodea al presidente, se han formulado preguntas a la Moncloa acerca del uso de las aeronaves del Estado por parte de Sánchez para traslados a eventos del PSOE, tanto en precampaña como en campaña electoral del pasado 28 de mayo. La solicitud detallaba la relación expresa de desplazamientos en Falcon realizados por el presidente en esos periodos, así como información sobre otros medios de transporte oficiales utilizados y la relación de acompañantes en dichos desplazamientos, con especificación de sus cargos y/o relación con el presidente secretario general del PSOE.

La Moncloa, reconocida por su opacidad en temas relacionados con el uso personal de la flota aérea del Estado, ha optado por el silencio. La resolución del Consejo de Transparencia, en este contexto, destaca la obligación firme de la Moncloa de proporcionar información sobre los viajes en las aeronaves del Estado, incluyendo detalles sobre los acompañantes, con el objetivo de determinar si los desplazamientos a actos del partido fueron sufragados con cargo a los presupuestos públicos.

A pesar de que el Consejo de Transparencia considera que la documentación solicitada es de carácter público, no es la primera vez que Sánchez intenta evitar su divulgación, alegando que la revelación de detalles sobre sus desplazamientos podría comprometer su seguridad. Incluso se ha recurrido a la Audiencia Nacional en un intento de ocultar los viajes a bordo del Falcon durante las campañas electorales de 2019. Sin embargo, la justicia ha sido clara al afirmar que dicha información no implica riesgos para la seguridad del Estado y que los desplazamientos son, en su mayoría, de conocimiento público debido a la cobertura mediática.

En un intento previo de la Moncloa por evitar la divulgación de información, se alegó que solo se disponía de detalles sobre los viajes oficiales y no sobre los desplazamientos privados de Sánchez en medios aéreos oficiales, una afirmación que la propia Audiencia Nacional calificó de difícil de creer. Asimismo, se destacó que la Presidencia del Gobierno no debería carecer de información sobre los desplazamientos privados del presidente en medios aéreos oficiales y que debería saber qué administración tiene acceso a dicha información.

En un intento de esclarecer la situación, Moncloa se vio obligada a hacer públicos los detalles de 51 viajes privados de Sánchez en coche oficial, mientras que intentó justificar los viajes en Falcon argumentando que la condición de presidente del Gobierno se ejerce de forma continua e íntegra las 24 horas del día.

Este episodio deja en claro que Pedro Sánchez enfrenta una nueva controversia que lo sitúa en el centro de un escrutinio público relacionado con el presunto uso de la flota aérea del Estado en beneficio de su participación en eventos del PSOE. La resolución del Consejo de Transparencia obliga a la Moncloa a proporcionar detalles sobre estos desplazamientos, reforzando la exigencia de rendición de cuentas y transparencia en el ejercicio de sus funciones como líder político y presidente del Gobierno.