En el corazón del barrio de Campanar, Valencia, un fatídico incendio desatado el pasado jueves en un edificio residencial ha dejado a la comunidad consternada. Las autoridades, encabezadas por la Policía Científica, se encuentran inmersas en una minuciosa investigación para esclarecer las circunstancias que llevaron a esta tragedia.

La principal hipótesis que baraja la Policía Científica apunta a un posible cortocircuito originado en un toldo de la vivienda número 86, ubicada en la séptima planta. Este fallo eléctrico se perfila como el punto de inicio del fuego que, en cuestión de minutos, devoró el edificio de reciente construcción y cobró la vida de diez personas. La ausencia del inquilino, quien se encontraba en un viaje de negocios, añade un elemento de complejidad a la investigación.

A pesar de la información proporcionada por la televisión autonómica À Punt, que señala al cortocircuito como la causa principal, los investigadores mantienen diversas hipótesis abiertas. La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha instado a la Policía Científica a seguir los procedimientos judiciales para obtener respuestas, mientras el Juzgado Número 10 de Valencia mantiene el caso bajo secreto de las actuaciones.

El proceso investigativo ha dado un paso adicional con la contratación de empresas privadas por parte de las aseguradoras, que realizarán una investigación paralela. Este enfoque busca arrojar luz sobre los detalles específicos que condujeron a la rápida propagación del fuego en un edificio moderno.

Entre los interrogantes que plantea la tragedia se encuentra el material utilizado en la fachada del bloque de viviendas, factor que pudo contribuir a la veloz expansión de las llamas. Más allá de las condiciones climáticas adversas, con vientos fuertes en Valencia, la naturaleza de los materiales de construcción se revela como un punto crucial en la investigación.