En un acto sin precedentes, cuatro miembros destacados del Gobierno español se unieron a una manifestación en Madrid el domingo, donde no solo se profirieron gritos antisemitas, sino que también se exhibieron esvásticas nazis, comparando de manera impactante a los judíos con los perpetradores del Holocausto.

Entre los participantes se encontraban la vicepresidenta primera, ministra de Trabajo en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz; el ministro de Consumo en funciones y también comunista, Alberto Garzón; así como las ministras en funciones de Derechos Sociales y de Igualdad, Ione Belarra e Irene Montero, ambas de Podemos.

La manifestación, que condenaba a Israel y apoyaba a Hamás, no solo se limitó a gritos antisemitas, sino que también incluyó proclamas islamistas y la exhibición de simbología nazi. Este escandaloso episodio amenaza con agravar las ya tensas relaciones internacionales de España, especialmente con Israel, y profundiza el aislamiento del Gobierno español en el contexto global.

Desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás, el ala comunista del Gobierno de Pedro Sánchez ha expresado abiertamente su beligerancia contra Israel, llegando incluso a calificar al presidente Benjamin Netanyahu como "criminal de guerra". Esto ha desencadenado una crisis diplomática con Israel, respaldado por Estados Unidos y otros países de la Unión Europea, a pesar de que España ostenta actualmente la presidencia de turno de la UE.

La participación de ministros en una manifestación de esta índole añade un nuevo capítulo a la creciente fricción diplomática y aísla aún más al Gobierno español de las posturas mayoritarias de apoyo a Israel. Además, este controvertido episodio se suma a las tensiones migratorias que España enfrenta en octubre, coincidiendo con la llegada masiva de inmigrantes ilegales a Canarias y aumentando las preocupaciones sobre la posición del país en el escenario internacional.