El viernes pasado marcó un hito en el devenir político de España con la renuncia del secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez. Su dimisión se produjo en medio de un estancamiento en las negociaciones con el Partido Popular para formar una alianza electoral de cara a las próximas elecciones catalanas del 12 de mayo. La imposibilidad de alcanzar un acuerdo conjunto constituyó el desencadenante de este acto político, que no solo refleja la frustración interna dentro de Ciudadanos, sino que también proyecta una imagen de división dentro de la coalición de centro-derecha en España.

Este episodio marca una nueva fase en el proceso de desintegración que Ciudadanos ha experimentado en los últimos años. Inicialmente, el partido emergió como una fuerza política con gran potencial, con una expansión significativa en el ámbito nacional e internacional. Sin embargo, desde su apogeo en 2019, Ciudadanos ha visto una disminución constante en su representación política y una serie de conflictos internos que han debilitado su posición en el panorama político español.

En 2019, Ciudadanos era un actor relevante en la escena política española, con 57 diputados en el Congreso, 8 eurodiputados en Bruselas, 164 parlamentarios autonómicos y 2.788 concejales. Sin embargo, esta posición privilegiada ha ido menguando gradualmente, y en la actualidad, el partido ha sufrido una reducción drástica en su presencia política. Con tan solo 392 concejales, 7 parlamentarios autonómicos (próximamente 1) y 8 eurodiputados (que pronto serán ninguno), Ciudadanos se enfrenta a un panorama desafiante.

Ante la dimisión de Vázquez, el Comité Nacional de Ciudadanos celebró una reunión extraordinaria para abordar la situación. Como resultado, se decidió que el partido concurrirá en solitario a las elecciones catalanas y europeas, adoptando un enfoque independiente en lugar de buscar alianzas con otros partidos políticos. Además, se acordó la realización de primarias para elegir a los candidatos que representarán a Ciudadanos en dichas elecciones, en un intento por revitalizar la imagen del partido y fortalecer su posición política.

Sin embargo, las encuestas actuales pintan un panorama sombrío para Ciudadanos. Se prevé que después de las elecciones europeas del 9 de junio, el partido se reduzca aún más en su representación política, dejándolo con un número limitado de concejales y parlamentarios autonómicos. Este pronóstico pesimista sugiere que Ciudadanos enfrenta un futuro incierto y desafiante, con pocas opciones para recuperar su antigua influencia política.

El bloqueo en las negociaciones con el Partido Popular en Cataluña ha dejado a los miembros de Ciudadanos con pocas alternativas. A medida que el partido continúa su proceso de desintegración, es probable que veamos más renuncias individuales y divisiones internas, lo que podría marcar el triste final de lo que alguna vez fue una fuerza política prometedora en España.