Alfonso Guerra, figura emblemática del socialismo español y exvicepresidente del Gobierno durante la etapa de Felipe González, ha expresado su preocupación respecto al actual panorama político y jurídico en España. Guerra, conocido por su papel crucial en la Transición democrática, ha defendido fervientemente el espíritu de concordia que condujo a la redacción de la Constitución española en 1978.

Durante su intervención ante un auditorio repleto, Guerra ha subrayado la necesidad de preservar los valores y principios que caracterizaron ese período histórico. A pesar de reconocer la posibilidad de introducir cambios en la actual Constitución, el veterano político ha enfatizado la importancia de realizar tales modificaciones respetando tanto el texto como el espíritu de la Transición.

Guerra ha expresado su inquietud por la deriva actual de la política española, especialmente en lo que respecta a las concesiones frente al independentismo catalán. Calificando este camino como "inquietante", ha señalado la falta de consenso y el ambiente enrarecido en el Parlamento español, lo cual, en su opinión, dificulta la contemplación de reformas constitucionales significativas.

En cuanto a la actualidad política, Alfonso Guerra ha destacado la importancia de la justicia y ha manifestado que, aunque la Ley de Amnistía no sea su principal preocupación jurídica, le preocupa profundamente la posibilidad de que la redacción de normas legales provenga directamente de los propios delincuentes, fenómeno que considera "sin precedentes".

El experimentado político también ha abordado la calidad democrática en España, lamentando un descenso perceptible en varios peldaños. Guerra ha expresado su preocupación por la sustitución de argumentos por eslóganes en el ámbito político, y ha instado tanto al Partido Popular como al Partido Socialista Obrero Español a reflexionar sobre las facilidades percibidas para pactar con extremistas en comparación con los acuerdos interpartidistas.

Durante su intervención, Guerra ha recordado que las actitudes contrarias a la Constitución no son novedosas en la historia de España, mencionando el golpe de Estado de 1981 y los embates del terrorismo. Sin embargo, ha señalado la reacción menos enérgica frente a la violencia independentista en Cataluña, lo cual considera una respuesta escasamente constitucional.

En una afirmación que refleja su profunda preocupación, Guerra ha advertido que la persistencia en el actual camino político podría derivar en la desaparición del Estado y en la vuelta a un cainismo histórico. Ha criticado a aquellos políticos que buscan gobernar España sin utilizar su nombre y ha cuestionado un sistema en el que los partidos se ven obligados a ganar "al bloque enemigo".

En resumen, Alfonso Guerra, con su vasta experiencia política y su perspectiva histórica, ha planteado una serie de inquietudes fundamentales sobre el rumbo político y jurídico actual en España, llamando a la reflexión y la preservación del espíritu de consenso que caracterizó la Transición democrática.