El Gobierno de Pedro Sánchez está intensificando los contactos con las empresas del Ibex 35 y las grandes corporaciones españolas con el objetivo de asegurarse de que cesen las críticas contra el Ejecutivo y apoyen su agenda. Según fuentes cercanas a estos movimientos, el Gobierno busca que las grandes empresas colaboren con el presidente por el bien de la economía y que dejen de estar enfrentadas con el Gobierno.

El planteamiento del Gobierno es claro: las grandes empresas deben colaborar con el presidente para mantener la supervisión y el control de las empresas privadas y buscar sinergias industriales entre los planes del Gobierno y el sector privado. Se pide a las empresas que sintonicen con la política industrial del Gobierno, colaborando en proyectos estratégicos y compartiendo una estrategia común para la internacionalización de ciertos sectores productivos.

El Gobierno ofrece mayor flexibilidad en temas sensibles como impuestos y legislación laboral, así como protección a los directivos ante movimientos accionariales, a cambio de que las empresas muestren predisposición y sensibilidad a los planes gubernamentales.

Se ha pedido específicamente que las grandes empresas cesen las críticas al Gobierno y al presidente. En el último trimestre del año pasado, se produjeron críticas públicas de directivos como el presidente de Mapfre y el CEO de Repsol, pero en las últimas semanas no se han vuelto a escuchar críticas en público del empresariado.

El Gobierno busca establecer una agenda reformista en la que el Estado tenga un papel protagónico en la economía, con más subvenciones y mayor control de las empresas. Se ha mencionado el interés en seguir el "modelo francés", donde el Estado tiene participaciones minoritarias en grandes empresas estratégicas. Se busca buscar sinergias con empresas públicas administradas por la SEPI y consolidar relaciones estables con las grandes empresas, buscando complicidad industrial.

Algunas empresas se han mostrado dialogantes, especialmente aquellas cuyos directivos tienen mayor riesgo de perder su puesto debido a movimientos accionariales. Sin embargo, la mayoría de las empresas prefieren esperar y ver cómo evolucionan los próximos movimientos del Gobierno.