Pese a los constantes esfuerzos del consumidor para enterarse con detalle de todo lo relacionado con su factura de la luz, desde la OCU afirman que existe una gran falta de transparencia. Por eso, se pide a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que la información y publicidad sobre las tarifas sea correcta y detallada.

El desorbitado precio de la luz hace que la mayoría de los ciudadanos busque constantemente cuáles son las compañías más baratas. Además, en algunas ocasiones tienen que recurrir a los minicréditos rápidos para poder pagar sus recibos a fin de mes si no pueden disponer del bono social eléctrico.

Independientemente de la comercialización que se lleve a cabo, la mayor parte de las tarifas indexadas no explican bien el coste real de la energía. Un domicilio con un consumo mensual de entre 4,6 kW y 292 kWh puede llegar hasta los 138 euros mensuales para una tarifa indexada libre. Con el mercado regulado (PVPC) sería de 17,99 euros.

No informan sobre el precio real

Se entiende por una tarifa indexada aquella en la que el precio depende de cómo evoluciona la energía cada día en un mercado mayorista. Estas tarifas se han extendido mucho entre las comercializadoras desde que empezó la crisis energética y, poco a poco, han ido quitando o dejando a un lado las tarifas con precio fijo.

Después de que la OCU realizara una investigación con 20 tarifas indexadas del mercado libre, se llegó a la conclusión de que eran opacas. La información que proporcionaban sobre el precio real de la energía, así como de los márgenes que manejaban para conseguir beneficios y a la vez cubrir los gastos.

El estudio ha dejado en evidencia a la todas las compañías analizadas. Solo 4 de ellas explicaban bien en su página web la fórmula utilizada para establecer su coste de energía. Otras 5 daban la información en letra muy pequeña dentro de las condiciones de contratación, pero las demás, 11 para ser exactos, no indicaban este dato ni los históricos reales.

El perjudicado es el consumidor

En cuanto al margen que tienen las compañías para comercializar, se advierte de que 1 de cada 2 esconden un cargo en la potencia que se ha contratado. Esto se añade a lo que ya se cobra en la mensualidad o un coste añadido en el precio del kilovatio por hora.

La consecuencia de esto recae en el consumidor final que es quien paga la diferencia. Hay diferencias significativas dependiendo de la compañía y, según se calcula, el precio podría variar entre los 18 de la tarifa regulada y los 138 euros que cobra alguna compañía para una casa con 3.500 kWh de consumo al año a una potencia de 4,6 kW.

Son muy pocas las tarifas indexadas que explican bien si realizan o no precios indexados al mayor cada hora, al igual que se hace con precio al pequeño consumidor. Tampoco escogen establecer precios mensuales por tramo horario por lo que es difícil optimizar la factura y a los hogares les faltan datos para saber si sus hábitos encarecen o no la factura.

Por todo esto, desde la organización de consumidores de pide a la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia que se sea lo más transparente posible. No hacerlo va en contra de la normativa que demanda información clara y veraz sobre las tarifas disponibles en cada momento.

Además, en las páginas web de las compañías tendrían que publicar el registro de las tarifas completo para verlas todas, no solo las actuales. Tener en cuenta las que ya no son contratables facilita que se los precios se puedan cotejar y supervisar tanto por el propio usuario como por la autoridad competente.

Si se está pensando cambiar de compañía eléctrica, hay que buscar bien todos estos datos en las condiciones de contratación. Si no se encuentran, para evitar las sorpresas de última hora, lo mejor es preguntar antes de formalizar el contrato y dejar atrás la empresa anterior, especialmente si el cambio es de PVPC a libre. Un comparador de tarifas siempre ayuda.