En los últimos meses, el precio del aceite de oliva ha captado la atención de la opinión pública, registrando un incremento considerable en comparación con otros productos alimenticios. El aceite virgen extra, en particular, ha experimentado un alza del 51% respecto al inicio del año en las principales cadenas de supermercados, a pesar de la reducción del IVA implementada por el Gobierno para mitigar las consecuencias de la crisis de precios.

Los consumidores, acostumbrados a tarifas más moderadas, enfrentan ahora un desembolso de aproximadamente nueve euros por litro de aceite de oliva virgen extra. Esta situación ha llevado a una disminución en el consumo de esta grasa, algunos optando por variantes como el aceite de oliva virgen o, en un pequeño porcentaje, explorando otras opciones de aceites vegetales. En este contexto, entrevistamos a Teresa Pérez, directora gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, para analizar la situación actual del sector y las proyecciones a corto plazo.

"En las últimas semanas, desde el inicio de la producción, hemos observado que el aumento del aceite disponible en los almacenes ha aliviado la presión sobre los precios, resultando en una ligera disminución en el origen", explica Pérez. La semana pasada, el precio del litro de aceite de oliva virgen extra se situó en ocho euros, a lo que se suman los costos de envasado y distribución para estimar el precio final en el mercado.

No obstante, Pérez advierte que las perspectivas para la actual campaña no pueden anticiparse completamente. La escasez de producto debido a la sequía fue el principal impulsor del aumento de precios, y aunque se observa un rendimiento bajo en la oliva al inicio de esta campaña, se requiere evaluar el rendimiento total a lo largo de la misma para prever el comportamiento futuro.

"Lo que está claro es que los precios anteriores a esta significativa subida no regresarán pronto", sostiene Pérez. "A corto plazo, se espera una situación de precios elevados en comparación con lo que los consumidores y el mercado estaban acostumbrados". Pérez destaca que los precios anteriores eran "anormalmente bajos", y aunque hubo aumentos en las últimas campañas, la actual situación sigue siendo desafiante.

En cuanto a los costos de producción, Pérez señala que, lejos de estabilizarse, han aumentado más del 100% de media entre 2020 y 2023, dependiendo del tipo de cultivo. "Los costos de producción probablemente son el doble que los del año pasado", explica, atribuyendo este incremento a factores como el alza en los precios de la electricidad y los carburantes.

Frente a este escenario, surge la interrogante sobre el comportamiento de los consumidores. Contrario a abandonar el aceite de oliva, los datos de los últimos meses indican una disminución en su uso para ajustarse a presupuestos más ajustados. "La demanda es sólida; los consumidores tienen claro que los aceites de oliva son insustituibles", afirma Pérez.

En el ámbito internacional, la directora gerente destaca que la repercusión de los precios en los lineales aún no ha impactado en el exterior. Sin embargo, anticipa que los importadores se enfrentarán a los actuales precios una vez agoten sus existencias, lo que plantea incertidumbres sobre el comportamiento del mercado internacional.

En conclusión, la situación del aceite de oliva en España refleja un escenario de precios elevados y una serie de desafíos en el sector. La estabilización de los precios en origen y la evolución de la demanda tanto a nivel nacional como internacional serán aspectos cruciales a seguir en los próximos meses.