26.04.2024 |
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El Racing juega esta tarde (18.30 horas) en el campo del colista, un Lugo obligado a ganar para no quedar condenado l El conjunto cántabro, sin Pol Moreno, tendrá en cuenta la necesidad de su rival en su plan de partido

 

La plantilla del Racing salió ayer de Santander con destino a Lugo. / alerta
La plantilla del Racing salió ayer de Santander con destino a Lugo. / alerta
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Ser colista en la trigésimo segunda jornada liguera, cuando sólo quedarán otras diez para terminar el campeonato, no es ninguna casualidad. Es causalidad. Es por algo. Es el reflejo de que no se han hecho bien las cosas, de que se han hecho mal. En esa situación está el Lugo, que no sólo está hundido en lo más profundo de la tabla, sino que tiene la salvación a doce puntos. Así de delicada es su situación. Está al borde de la muerte, agonizante, intuyendo que ya ha dicho todo lo que tenía que decir en la categoría. Pero hay que tener cuidado porque no está muerto. Una cosa es estar acabado y otra rendido. El Lugo no lo ha hecho y quiere seguir batallando hasta que le quede el último aliento de vida. Sabe que lo más probable es que caiga, pero quiere caer con dignidad. Y entiende que hoy (18.30 h.) es un buen día para levantar la cabeza.

Considera que puede ser así porque le visita el Racing, uno de los equipos que durante buena parte de la campaña ha estado metido ahí abajo con él. Ahora ya no, pero tampoco puede cantar victoria. El Lugo quiere volver a mancharle de barro, frenar su euforia, recordarle que todavía no ha conseguido nada. Es el mensaje que sale del vestuario verdiblanco en los últimos días, pero después hay que ratificarlo sobre el terreno de juego. El conjunto cántabro es consciente de que hoy puede dejar hundido a un equipo, eliminar a un rival de la ecuación y alcanzar la cuarentena de puntos, lo que, en la práctica, le dejaría muy cerca de certificar la permanencia. El partido parece una buena oportunidad pero nunca hay que fiarse de una fiera que agoniza. Siempre se guarda un último coletazo.

Al Lugo le va muy mal en el 2023. No ha ganado todavía este año porque su último triunfo data del 17 de diciembre. Ha llovido mucho desde entonces. Incluso ha nevado. Eso le ha catapultado hacia lo más profundo de la tabla y ha provocado un nuevo cambio de entrenador. Es el tercero que tiene y es un viejo conocido para el Racing, ya que se trata de Iñigo Vélez, con quien ya se cruzara cuando entrenaba al Amorebieta, a quien consiguió llevar a Segunda División. No se puede decir que se le haya dado mal el conjunto cántabro porque llegó a ganar 0-4 en El Sardinero. Lo bueno es que eran otros tiempos y otros contextos. El técnico vasco se estrena en el Anxo Carro y precisamente su llegada, la apuesta por una última bala por parte de la directiva, deja bien claro que el equipo está lejos de entregarse.

Pero una cosa es querer y otra poder. Es comprensible que el vestuario blanquirojo esté tocado como lo estaba también el del Málaga hace quince días. Será, como se ve, la segunda visita consecutiva del Racing a un equipo en posiciones de descenso. Y eso garantiza que el rival va a salir con el cuchillo entre los dientes y con la intención de aferrarse a su última oportunidad de sobrevivir, lo que hace que uno saque fuerzas hasta de donde no las hay, pero también una cierta debilidad anímica. El conjunto cántabro ha de jugar con eso. Su primera intención hoy será frenar ese ímpetu inicial y conseguir que sea un partido largo porque el tiempo, al final, va a correr a su favor.

Todo equipo que quiere reaccionar intenta hacerlo desde la solidez defensiva y por eso Íñigo Vélez plantó en su primer partido como rojiblanco, que fue en Vitoria, una defensa de tres centrales. Le salió bien porque se llevó un punto de un fortín como Mendizorroza. Sin embargo, en Lugo son bien conscientes de que de uno en uno no van a ninguna parte. Necesitan un alto porcentaje de victorias en los once partidos que restan para salvar la categoría, por lo que no pueden dejar pasar los minutos simplemente con la satisfacción de mantener su portería a cero. Van a tener que enseñar la pata y a buen seguro que será ese el momento que quiera aprovechar el Racing para dar su zarpazo.

José Alberto va a poder alinear a su equipo de gala. Ninguno de los habituales en sus filas causará baja, por lo que, si lo estima oportuno, podrá repetir el mismo once que jugó el pasado lunes contra el Huesca. Algunas semanas se ha generado cierto debate o se abrió cierta incertidumbre sobre si utilizaría a Aldasoro o a Juergen como compañero de Íñigo pero parece que se ha zanjado la cuestión a favor del vasco. Ni siquiera cuando, como contra el conjunto oscense, estaba anunciado que el Racing iba a tener más el balón e iba a tener que acumular más la posesión, echó mano del colombiano. Está claro que, ante todo, quiere solidez y una sala de máquinas con gran capacidad de hacerse presente y abarcar una gran parcela del terreno de juego.

En el fondo, el Racing tiene claras las ideas y es consciente de que es un equipo hecho para hacerse fuerte atrás, robar e intentar correr. Cada vez que, como la semana pasada, ha de acumular mucho balón, se le ven las costuras, la dificultad para avanzar líneas con criterio. Es lo que es y no quiere traicionar su carácter. De hecho, no le va mal. Sabe cuáles son sus armas y también sabe que hoy tendrá delante a un equipo obligado a dar la cara, a un equipo que no se puede permitir el lujo de dejar pasar los minutos, que ha de aprovechar cada resquicio de vida que le queda para cambiar su triste trayectoria.

Que pueda poner en el campo a su equipo de gala no quiere decir que el Racing no haya viajado a Lugo con bajas. Inició el desplazamiento en la mañana de ayer, tras un último entrenamiento en las instalaciones Nando Yosu, y Pol Moreno no pudo subir finalmente al autocar. El central fue víctima de un proceso vírico los últimos días de la semana y, aunque intentó llegar, se ha quedado en casa. El catalán ya no es nunca titular pero sí es un recurso que habitualmente utiliza su entrenador para tratar de cerrar los partidos. Para eso, claro, hay que ir ganando. Y ganar es su objetivo esta tarde no sólo para mantener su buena dinámica de resultados, sino porque también sabe que ahora se le viene encima un calendario ciertamente complicado. Y el entrenador no, pero los jugadores sí saben lo que es pasar del día a la noche en cuestión de pocas semanas. Fue un nubarrón de esos cuando parecía que ya todo era sol y buen tiempo el que se llevó a Fernández Romo por delante. Esta categoría es muy traicionera.

Quien finalmente sí entró en la convocatoria fue Arturo Molina. Ayer ya pudo ejercitarse con cierta normalidad, por lo que dio por superado el golpe en el tobillo que le había mantenido apartado los últimos días de la semana. Mario García se quedó a jugar con el filial mientras que Yeray sí que viajó a Lugo, por lo que tiene muchas posibilidades de entrar en el partido, ya que José Alberto recordó el viernes que no le gusta convocar a futbolistas del Rayo Cantabria si no van a jugar.

En el Lugo también tienen bajas que son incluso más importantes para los esquemas de su entrenador que las que sufre el Racing. Iñigo Vélez no podrá contar ni con Pantic ni con Xavi Torres, que se marcharon lesionados de su partido del pasado fin de semana en Vitoria. Son ausencias de las que se notan. Aún así, el equipo gallego no tiene tiempo para lamentar pérdidas, sino sólo para recuperar el tiempo perdido. Tiene un milagro que hacer y cree que éste comienza derrotando al conjunto cántabro esta tarde. Viene con la carrerilla de dos empates consecutivos que son insuficientes pero que, por lo menos, le permiten desacostumbrarse a perder. Ha dado el primer paso pero quiere empezar a avanzar.

El Racing está ante una buena oportunidad de dar un salto de calidad y lo sabe. No puede echar el freno, no se lo puede permitir. Saldrá con un plan establecido con el deseo de que se cumpla, para lo que necesita que no haya imprevistos. Para ello es importante el árbitro, que será el valenciano Andrés Fuentes Molina, debutante en Segunda División esta temporada. Al Racing le pitó en Leganés en la primera vuelta, encuentro que culminó con empate a cero y en el que expulsó a Jorge Pombo por doble amarilla. En el VAR estará el vizcaíno Iñaki Vicandi Garrido. Todas las cartas están ya puestas sobre la mesa. Sólo falta jugar.

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