En la primera y, hasta la fecha, única vez que la competición ha pasado por Cantabria, a los cántabros les fue bien. Camargo, Pedreña y Castro disfrutaron de uno de sus mejores días en el campo de regatas de Brazomar y esa misma dinámica van a intentar mantener esta tarde, cuando la ARC 1 vuelve a pasar por nuestras costas. En concreto, lo hará para disputar y disfrutar de una nueva edición de la Bandera Marina de Cudeyo. A los tres les conviene tener un buen día y, de esta manera, darse un buen lavado de cara tras el mal sabor de boca que dejó la contrarreloj de hace siete días en aguas pasaitarras.

La tarde de remo comenzará a las cinco y media con la celebración de la regata de la liga ETE y, una vez que ésta termine, que será más ágil de lo habitual al competir a una sola calle y en una sola tanda, arrancará la categoría de plata masculina. En concreto, está previsto que lo haga para las seis y cuarto. El fin de semana pasado no hubo cántabro alguno en la primera tanda por vez primera esta temporada porque todos habían crecido y se repartían entre la segunda y la de honor. Ahora, en cambio, ha vuelto Camargo a la misma aunque tiene esperanzas de volver a coger el ascensor en Pedreña. Para ello, el primer cometido será ganar ese primer acto donde ya no estará Zumaia, que es quien le ha robado el sitio, sino Deusto. A partir de ahí, tocará esperar.

La tarde comenzará apretada en la lucha por escapar de esa primera tanda que nadie quiere. Y es que, Castro y Zumaia, que sí remarán en la segunda serie, sólo tienen un punto más que los camargueses. Por lo tanto, todo está abierto. A las dos embarcaciones cántabras las urge no dejar escapar a una ‘Telmo Deun’ que está yendo claramente de menos a más y que ha completado dos regatas, la de Elantxobe y la de Pasaia, en las que incluso ha estado coqueteando con los tiempos de los mejores. No será fácil aferrarse a su ritmo.

‘La Marinera’ sigue buscando la tecla que la permita terminar una regata con la plena satisfacción de haber completado un buen día de principio a fin. Hace siete días apareció con muchos cambios a los que habrá que ver si da continuidad o da un paso atrás. En su misma tanda navegará Pedreña después de que perdiera su sitio entre los cuatro mejores. Para la trainera blanca es un día especial porque rema en casa y quiere gustar. Por ahora, no ha estado cerca de las banderas pero, por ejemplo, sí lo ha estado Zarautz, que incluso se ha llevado una. Y los trasmeranos han estado cerca de la ‘Enbata’ muchos días, por lo que si ellos pudieron, nosotros también, pensarán en el pabellón blanquinegro.

Remar en una tanda diferente a aquella en la que aparecerán los favoritos a todo resta habitualmente opciones de ponerse a su altura pero, si todo sale bien, puede llegar a ser beneficioso. La pleamar está prevista pasadas las siete y media de la tarde y, por encima de todo, lo que se espera hoy en Pedreña es un viento del este o del nordeste superior a veinte kilómetros por hora. Eso puede marcar. Y quizá se alíen los astros para que las mejores condiciones se den a la hora a la que le toque saltar a los botes del segundo acto. Es cierto que las previsiones indican que la intensidad del aire debería ir a menos, pero siempre puede aparecer alguna racha amiga. Hay que contar con todo cuando se habla de remo.

Quien le arrebató el sitio a Pedreña en la tanda de honor fue San Juan, que la compartirá con Zarautz, Arkote y San Pedro, que son los únicos que han ondeado banderas hasta la fecha. La ‘Libia’ es quien más regular se ha mostrado mientras que la ‘Plentziarra’ confirmó hace siete días que lo del fin de semana anterior había sido un accidente. Lo hizo a lo grande, volviendo a ganar. Lo cierto es que falló en el, hasta ahora, único fin de semana con dos regatas. El que comienza hoy será el segundo porque mañana toca remar en Orio. Y lo cierto es que la mejor actuación de los cántabros coincidió cuando tuvieron que afrontar las regatas de Castro y Elantxobe en cuestión de horas. A ver si esta vez se repite la historia con, de nuevo, un inicio en aguas cántabras, donde, lógicamente, los cántabros se encuentran como en casa.