25.04.2024 |
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Todo empezó con un sueño, ahora retrata a Tom Cruise: Mr. Dripping

Todo empezó con un sueño en el que la pintura volaba. A partir de ahí, En la imagen, el pintor Mark Ríos (Mr. Dripping) posa en su estudio de Sant Just Desvern (Barcelona) durante una entrevista con Efe. EFE/Alejandro García
Todo empezó con un sueño en el que la pintura volaba. A partir de ahí, En la imagen, el pintor Mark Ríos (Mr. Dripping) posa en su estudio de Sant Just Desvern (Barcelona) durante una entrevista con Efe. EFE/Alejandro García
Todo empezó con un sueño, ahora retrata a Tom Cruise: Mr. Dripping

odo empezó con un sueño en el que la pintura volaba. El joven Mark Ríos despertó, pero pensó que aquello que había visto mientras dormía era estéticamente muy bonito y que, de alguna manera, podría crear a partir de entonces sobre un lienzo formas flotantes y danzantes.

Aunque desde pequeño pintaba y dibujaba, el hoy conocido a nivel mundial como Mr. Dripping comenzó a explorar y a desarrollar la denominada técnica del "dripping" (goteo), siguiendo a Jackson Pollock, uno de sus artistas preferidos, aunque, en vez de apostar por lo abstracto, buscó darle forma a los trazos que surgían de tirar la pintura sobre la tela, según ha explicado en una entrevista con Efe.

En unos pocos años, el barcelonés, actualmente afincado en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), ha pasado de vender sus piezas a turistas norteamericanos en el barrio Gótico a participar en grandes eventos en todo el planeta para plasmar, en vivo, a grandes figuras del mundo del espectáculo o del deporte y a participar en exposiciones en salas como la Art Basel de Miami (EE. UU.).

Cual mago utilizando una espátula, con la que nunca toca la tela, a veces ayudado de otras "herramientas" como una pelota, es capaz de sorprender a sus retratados, en apenas unos minutos, con sus trazos precisos e imposibles.

Mark señala que utiliza el "típico esmalte de pared", pero con poliuretano, lo que provoca que el líquido resultante "tenga elasticidad y consistencia, de manera que cuando sumerjo la espátula y la saco durante diez segundos, más o menos, el hilo resultante no se rompe" y, además, "lo guay es que cuando se seca queda uniformemente, como el mercurio, todo al mismo nivel, pero con volumen, con un reflejo muy bonito".

Autodidacta, también tiene claro que para ir evolucionando en su técnica lo mejor es hacerlo con público delante, aunque no esconde que al principio, "y mira que lo hacía para cuatro personas, la mano me temblaba y me quedaba mal, aunque siempre veía la respuesta positiva de la gente".

Ahora, ya sin nervios, seguro de sí mismo, comparte sus momentos de creación, lo que le ha abierto "muchas puertas", porque ha funcionado el boca oreja de que "no hay nadie más que haga lo que yo hago. La clave -prosigue- es poder ver e identificar a las personas a las que pinto, cuáles son sus rasgos y luego mostrar su esencia".

El artista rememora que, además, le han sucedido hechos increíbles, como que en una entrevista le preguntaran sobre a quién le gustaría pintar en el futuro y él respondiera que al actor Will Smith.

Al cabo de unos meses, se presentó la oportunidad y allí, en Dubái, tenía sentado al protagonista de "Men in black", a quien dejó impresionado y con quien hizo buenas migas, tras terminar su obra.

A los dos días, estando "todavía en la nube", recibió una llamada por la mañana y le pidieron que estuviera disponible al mediodía para pintar, "pero eso no va así, les dije, porque yo necesito prepararme y una cierta logística para que todo salga bien".

Sin embargo, quien llamaba era el secretario de la familia real de Dubái, quien le hizo saber a Ríos que en su palacio habían preparado una recepción a Tom Cruise, que en aquel momento rodaba en Abu Dabi, y querían ofrecerle como regalo un cuadro pintado en directo por él.

El actor, junto a su hermana, aterrizó en un helicóptero en el jardín y, posteriormente, mientras departía con una decena de jeques, todos vestidos de blanco, casi no se dio ni cuenta de que el artista barcelonés lo estaba retratando.

Al finalizar su obra y entregársela, la cara del actor, según resalta Mr. Dripping, fue "de '¿cómo coño has hecho esto?'", y empezaron en ese momento a hablar sobre el proceso creativo y cómo había llegado a ese nivel de técnica. "Todo aquello fue para mi una experiencia brutal", apostilla.

"Es increíble -continúa- que mi trabajo, que, al final, es mi pasión me lleve a tener estos momentos con gente a la que admiro muchísimo, a sorprenderles y que lo valoren, me llena mucho".

Bromea con que, a pesar de no haber conseguido aún, "que la pintura se sostenga volando, sí me he acercado a mi sueño, porque con la luz consigo el efecto de que la pintura flote".

En cuanto a nuevos deseos, no esconde que, si pudiera escoger, ahora le encantaría pintar a Michael Jordan y "haría algo muy creativo como hice con Neymar Jr., con una obra cuyo fondo son pelotazos, pero en este caso lo involucraría con el baloncesto".

Con una agenda sin ningún hueco en lo que resta de año, Mark Ríos, nacido en 1987, se encuentra estos días en España, entre la Costa Brava y su estudio cerca de Barcelona, y apunta que sus vacaciones son pasar un tiempo con la familia, "quedarme, no irme".

Con clientes como Monster o la F1, ha pintado obras para Antonio Banderas, Sara Sampaio, Nieves Álvarez, Xavi Hernández, Ter Stegen, Nyjah Huston o Major Lazer, entre otros.

Consciente de que los precios de sus originales no son asequibles a todos los bolsillos, no descarta en el futuro hacer series limitadas o litografías para llegar a un mayor número de personas. 

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