El día en que Bob Dylan fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, las portadas de los periódicos estallaron con una mezcla de críticas y elogios. La sorpresa fue palpable, ya que un cantante había sido distinguido con un premio que tradicionalmente había sido otorgado a escritores. La Academia Sueca justificó su decisión afirmando que Dylan había "creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana".

La controversia fue inmensa, con muchos argumentando que había otros escritores que merecían el premio antes que él. Incluso el propio cantautor expresó su incredulidad, declarando: "Si alguien me hubiera dicho que tenía la menor posibilidad de ganar el premio Nobel, tendría que pensar que tenía las mismas probabilidades de estar en la luna".

Sin embargo, Dylan alcanzó la luna contra todo pronóstico, 16 años después de haber ganado un Oscar por su canción "Things Have Changed", de la película dirigida por Curtis Hanson y protagonizada por Michael Douglas, "Jóvenes Prodigiosos". Curiosamente, esta película trataba sobre escritores ficticios, mientras que Dylan, como escritor real, seguía sus propios pasos. Pero Dylan no fue el primero en lograr esta hazaña peculiar.

George Bernard Shaw, el hombre que precedió a Dylan en esta curiosa gesta del Nobel y el Oscar, ganó primero el premio de la Academia Sueca en 1925 y 13 años después, en 1938, el de la Academia de Cine de Hollywood al mejor guion adaptado de su propia obra "Pigmalión", escrita en 1912. "Pigmalión" es un romance en cinco actos en el que la protagonista, Eliza Doolittle, una florista de lenguaje vulgar, es educada en el habla correcta por el profesor de fonética Henry Higgins.

La película original de "Pigmalión" en 1938 fue seguida por una famosa y exitosa adaptación musical, "My Fair Lady", protagonizada por Audrey Hepburn y dirigida por George Cukor, que ganó 8 premios Oscar, incluidos los de mejor película, mejor director y mejor actor para Rex Harrison.