03.05.2024 |
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Tradicional procesión marítima en honor a la Virgen de la Barquera en La Folia

Centenares de personas celebraron La Folía en San Vicente de la Barquera con procesión terrestre y marítima en honor a la Virgen de la Barquera. La presidenta destacó la importancia cultural y la participación comunitaria.
Tradicional procesión marítima en honor a la Virgen de la Barquera en La Folia

San Vicente de la Barquera se vistió de gala el pasado domingo para celebrar una de sus festividades más emblemáticas: La Folía. Desde tempranas horas de la mañana, centenares de vecinos y visitantes comenzaron a congregarse en las calles empedradas del casco antiguo, impregnando el ambiente con una mezcla de emoción y devoción.

La Folía, declarada de Interés Turístico Nacional y Regional, es una festividad arraigada en la tradición y la religiosidad de la región. Se celebra en honor a la Virgen de la Barquera, patrona de los marineros, cuya imagen se venera en la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, un edificio de estilo gótico situado en lo alto de una colina, desde donde se divisa el mar Cantábrico y el estuario del río Escudo.

La historia de La Folía se remonta a la Edad Media, cuando, según la leyenda, durante una invasión sarracena, los habitantes de San Vicente avistaron una misteriosa embarcación que se acercaba a la costa. La barca, sin tripulación ni medios de navegación convencionales, estaba iluminada por una luz celestial y transportaba la imagen de la Virgen de la Barquera. Como muestra de agradecimiento por la protección divina, los lugareños decidieron rendir homenaje a la Virgen con una procesión marítima, tradición que perdura hasta nuestros días.

María José Sáenz de Buruaga, quien recientemente asumió la presidencia de Cantabria, participó por primera vez en la festividad de La Folía en calidad de máxima autoridad regional. Su presencia en el evento no solo simbolizaba el compromiso del gobierno con las tradiciones locales, sino también su deseo de integrarse en la comunidad y conocer de cerca sus costumbres y valores.

Durante la jornada festiva, los sonidos de las gaitas y tambores resonaban en las estrechas callejuelas de San Vicente, creando una atmósfera festiva y animada. Los vecinos, ataviados con trajes regionales y portando banderas y estandartes, se reunían en la plaza principal frente a la iglesia, donde aguardaban el inicio de la procesión.

La misa matinal, oficiada por el párroco local, fue el punto de partida de la procesión terrestre. Los fieles llenaron el templo, rezando y entonando cánticos en honor a la Virgen. Entre los asistentes se encontraban no solo residentes locales, sino también peregrinos y turistas que acudían a San Vicente para vivir esta experiencia única.

Al término de la ceremonia religiosa, la imagen de la Virgen, adornada con flores y mantos de colores, fue sacada en procesión por las calles del pueblo. La multitud seguía el paso de la venerada patrona, mostrando su devoción con cánticos y aclamaciones. Las calles, engalanadas con banderas y guirnaldas, ofrecían un espectáculo visual impresionante, mientras los balcones y ventanas se llenaban de espectadores que querían ser testigos de la celebración.

La procesión avanzaba lentamente hacia el puerto, donde aguardaba una flota de embarcaciones pesqueras decoradas con banderas y flores. El mar, tranquilo y sereno, reflejaba los rayos del sol y proporcionaba el escenario perfecto para el siguiente acto de la festividad: la procesión marítima.

Embarcados en los barcos, los fieles acompañaban a la Virgen mientras esta era llevada mar adentro en una embarcación especialmente adornada para la ocasión. Los marineros, experimentados en las aguas del Cantábrico, dirigían las embarcaciones con destreza, siguiendo el rumbo establecido por siglos de tradición.

Durante la travesía, se realizaba una ofrenda floral en honor a la Virgen, arrojando al mar ramos de flores y pétalos como muestra de veneración y agradecimiento. La procesión marítima era un momento de gran emotividad, donde la fe y la devoción se fundían con la belleza natural del entorno, creando una experiencia espiritual única para todos los participantes.

De regreso a tierra firme, la Virgen era recibida con alegría y algarabía por los habitantes de San Vicente. La procesión continuaba por las calles del pueblo, culminando en el santuario de Nuestra Señora de Los Ángeles, donde la imagen de la Virgen era colocada de nuevo en su altar, entre cánticos y vítores.

La jornada festiva no terminaba aquí, sino que continuaba con actividades culturales y gastronómicas en la plaza principal y sus alrededores. Los puestos de comida y artesanía ofrecían una variedad de productos típicos de la región, mientras que grupos de baile y música amenizaban el ambiente con actuaciones en directo.

La alcaldesa de San Vicente, Charo Urquiza, destacó la importancia de La Folía como una celebración que une a la comunidad en torno a sus tradiciones y valores compartidos. En un discurso pronunciado frente a los asistentes, Urquiza expresó su gratitud a todos los que habían contribuido al éxito del evento, desde los organizadores hasta los voluntarios y patrocinadores.

La celebración de La Folía en San Vicente de la Barquera es mucho más que una fiesta religiosa; es un símbolo de identidad y pertenencia para los habitantes de la región. A través de esta festividad, se perpetúan las tradiciones y costumbres ancestrales, transmitidas de generación en generación, asegurando que el legado cultural de Cantabria perdure en el tiempo.

La presencia de María José Sáenz de Buruaga en la celebración de La Folía fue recibida con entusiasmo y afecto por parte de los vecinos, quienes la consideran no solo como una líder política, sino también como una integrante más de la comunidad. Su participación activa en la festividad demuestra su compromiso con el pueblo cántabro y su interés en promover y preservar las tradiciones locales.

En resumen, la celebración de La Folía en San Vicente de la Barquera fue un evento multitudinario y emotivo, que reunió a personas de todas las edades y procedencias en torno a la devoción a la Virgen de la Barquera y el orgullo de pertenecer a una tierra rica en historia y tradición.

Tradicional procesión marítima en honor a la Virgen de la Barquera en La Folia
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