19.05.2024 |
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GUERRA RUSIA UCRANIA

Ucranianos en Cantabria. Pendiente en todo momento de su móvil

 Pendiente en todo momento de su teléfono móvil, al que no paran de llegar vídeos, fotos y testimonios de la invasión, Halyna Klevan, desde su tienda de productos ucranianos en Santander, explica que "no se van a quedar con los brazos cruzados", viendo lo que pasa en su país.

Halina Klevan, ucraniana residente en Santander, habla este viernes con EFE para explicar la situación de su país. EFE/ Pedro Puente Hoyos
Halina Klevan, ucraniana residente en Santander, habla este viernes para explicar la situación de su país./ Pedro Puente Hoyos
Ucranianos en Cantabria. Pendiente en todo momento de su móvil

Entre la preocupación y la incertidumbre sobre qué va a pasar un día después de estallar el conflicto, los ucranianos residentes en Santander se organizan para buscar un corredor seguro y aportar su grano de arena para llevar ayuda a sus familiares y amigos que se encuentran en Ucrania.

Pendiente en todo momento de su teléfono móvil, al que no paran de llegar vídeos, fotos y testimonios de la invasión, Halyna Klevan, desde su tienda de productos ucranianos en Santander, explica que "no se van a quedar con los brazos cruzados", viendo lo que pasa en su país.

Halyna, a la que sus amigos conocen como Gala, coordina una conexión entre Santander e Ivano-Frankivsk, una ciudad situada al oeste de Ucrania, a unos 130 kilómetros de Leópolis, que sale todos los sábados.

En tiempos de paz, este trasporte sirve para llevar regalos, mensajes, dinero o incluso personas que tienen miedo al avión y prefieren los dos días por tierra que separa a estas dos ciudades.

Ahora, esta ucraniana, que lleva residiendo casi veinte años en Santander, intenta coordinar el envío de ayuda, con mucha incertidumbre. "Hoy ha salido la furgoneta hacia Ucrania y no sabemos qué va a pasar en la frontera", explica.

A pesar de ello, están contactando con grupos de otras partes de España, como la Asociación de Jóvenes Ucranianos, en Madrid, para coordinar cualquier tipo de ayuda.

Con esta asociación, explica, llevan años prestando ayuda a los niños huérfanos del conflicto, enviándoles mochilas o material escolar.

Su intención ahora, cuenta, es repetir lo que ya hicieron en el conflicto armado de 2014, cuando enviaron cajas, provisiones, ropa o zapatos a civiles y militares a través de este corredor.

Además, están buscando el modo de enviar dinero a sus amigos y familiares de Ucrania, ya que, asegura, los cajeros están cerrados y la población no puede retirar efectivo.

SALIR Y ENTRAR EN UCRANIA

Gala está recibiendo también peticiones para traer a gente de Ucrania, que no quiere tener una participación en el conflicto, ya que el Gobierno ucraniano ha declarado la ley marcial en todo el país, mientras que el ministro de Defensa, Oleksii Réznikov, llamó a todos los capaces de empuñar un arma a engrosar las filas de las defensas territoriales.

"Algunas madres me llaman también para traer a sus familiares, sobrinos, porque les van a llevar a la guerra", afirma la mujer, que lamenta, "ya perdimos muchos niños en 2014".

Esta llamada a la guerra llega también a la comunidad ucraniana en Cantabria, que en 2021 ascendía a casi un millar de personas de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística.

De este modo, aunque la mayoría de los ucranianos cántabros se coordina para buscar cómo enviar ayuda, Halyna explica que también hay personas, la mayoría ex-militares, que le han pedido un billete en la furgoneta para ir a Ucrania a luchar.

Uno de ellos es Andrij, un ucraniano descendiente de una prole de militares que está, según explica a Efe con el "corazón partido", porque su madre y hermano se encuentran en Jarkov, una ciudad al este de Ucrania, muy cerca de la frontera con Rusia.

Este hombre ha acudido a la tienda de Halyna para buscar un pasaje a Ucrania, aunque tanto ella como su madre intentan convencerle de que se quede en España, con su mujer y su hija de seis años.

"Yo iría, pero mi madre no quiere que vaya. No quiere perder a su hijo", apunta, emocionado, Andrij, quien buscará la forma de ayudar a su familia desde Santander, "del modo que sea".

"Estoy como una bomba que quiere explotar", señala el hombre, quien asegura que está viviendo la situación con mucha frustración, aunque agradece las muestras de apoyo que recibe incluso por la calle, de ciudadanos que le trasladan su solidaridad. EFE

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(foto)(vídeo)

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