La agricultura y la ganadería en España están enfrentando una de las peores crisis de las últimas décadas, con un nuevo golpe que podría llevar a un problema con las vacas. Según la asociación especializada Duroagro, en el período comprendido desde mayo de 2022 hasta mayo de 2023, se han perdido un total de 73.108 cabezas de ganado bovino en el país. Las principales causas de esta drástica disminución son la sequía, los elevados costos de producción exacerbados por la crisis económica, y las normativas europeas cada vez más rigurosas.

Los alarmantes datos fueron proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MECA) y se basan en comparaciones de encuestas ganaderas de ganado bovino realizadas en mayo de 2022 y mayo de 2023. Estos informes indican que la pérdida de vacas es particularmente notoria en el grupo de "Animales de 2 o más años", que incluye tanto vacas lecheras como de carne. En mayo de 2022, había 815.814 vacas lecheras, mientras que en mayo de 2023, solo quedaban 790.631. En el caso de las vacas de carne, en mayo de 2022 había 2.135.290 cabezas, y un año después, se había reducido a 2.087.365. Esto representa una pérdida de 25.183 vacas lecheras y 47.925 de carne en solo un año.

La comunidad autónoma más afectada por esta crisis ganadera es Cantabria, que perdió un total de 25.136 cabezas de ganado. Esto es particularmente preocupante, ya que Cantabria no es una región que sufra una sequía especialmente severa, lo que sugiere que factores como la crisis económica y las normativas europeas son igualmente responsables de la disminución del ganado.

Sin embargo, algunas comunidades autónomas lograron aumentar ligeramente su número de cabezas de ganado, aunque de manera mínima. Estas incluyen a La Rioja, que ganó 634 cabezas más; Madrid, con un aumento de 1.169; Comunidad Valenciana, con 173 más; y Canarias, que sumó 388 cabezas. A pesar de estos incrementos, los ganaderos siguen luchando contra una situación cada vez más complicada.

Las razones detrás de la pérdida constante de cabezas de ganado en el último año son, en su mayoría, la sequía y la crisis económica que ha aumentado los costos de producción, un problema que está afectando gravemente al sector primario. Mantener vacas se ha vuelto cada vez más costoso en comparación con los beneficios económicos que generan, según fuentes de la asociación Duroagro.

Además, las demandas del sector ganadero han sido en gran medida pasadas por alto por los gobernantes, y las normativas de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea han añadido una presión adicional. Los ganaderos se enfrentan a procesos burocráticos extremadamente complejos y a exigencias que consideran poco realistas, lo que ha generado una situación insostenible.

La disminución de las vacas no es un problema menor, ya que afecta directamente a la economía, la salud y la alimentación de la sociedad española en su conjunto. Los profesionales del sector esperan que el gobierno tome medidas que reflejen la verdadera necesidad de apoyo en el campo y que se adapten a la realidad de los datos disponibles.