23.04.2024 |
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¿Nos jugamos la cabra?

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¿Nos jugamos la cabra?

PENSABA yo que esta semana, al no haber partidos de Liga Rucecan por la celebración del concurso ‘isidril’ madrileño, dedicar este espacio a las demás modalidades, que realmente las tengo bastante olvidadas este año. Asignatura pendiente. Pero las noticias saltan como las liebres, en cualquier punto y momento, y en esta ocasión la noticia saltó y brincó en Madrid, en ese primer concurso del Circuito de Primera categoría.

La noticia no fue, porque siempre ha sido así, el esfuerzo realizado por las gentes de la Peña Bolística Madrileña para ofrecer lo mejor a los 55 jugadores y sus acompañantes; la noticia no estuvo en el cutío, siempre bien cuidado por Roberto Ferreras, Felipe Díez y Manolo Díaz; tampoco debería ser noticia el buen trabajo de los armadores, este año reforzados con la jugadora cántabra Ainara Zabala, que estudia en Madrid y cuya presencia ha ‘motivado’ a otras chicas de la capital y ya se anuncia que tendrán equipo femenino el año que viene. La noticia, la liebre, saltó poco antes de finalizar la ronda de clasificación, cuando se anunció que Carlos Gandarillas pasaba a jugar la ronda final con 122 bolos y que Iván Gómez y Óscar González, con igual número, se quedaban fuera.

Y mientras unos alegaban que la norma se había cambiado en la Asamblea de la Cántabra del pasado 14 de marzo -cierto-, allí, con evidentes razones, alegaban que ese acuerdo no se había trasladado a la Federación Española y carecía de valor al tratarse de un concurso puntuable para el Nacional. Una situación que produjo reacciones más o menos entendibles y acertadas, pues ni cabe el enojo de unos ni cabe la solución amigable de otros para resolver el problema de cara a los próximos concursos. Si la norma no estaba aprobada, si el Circuito se convocó con unas normas, no pueden ahora cambiarse sobre la marcha. Solo cabe recordar que la norma prevalece, reconocer el error -que lo es de todos porque nadie cayó en esa cuenta-, anular los desempates realizados en los concursos celebrados en Cantabria y pedir disculpas a los implicados.

El tema del desempate es de los más manidos en la historia de nuestras asambleas. Primero se realizaban a concurso completo pero tras el empate de Quintana y Calixto en el Campeonato de España de 1969, se acordó jugarlo a medio concurso. En 2007 se aprobó eliminar los desempates en las categorías menores, salvo la final, y eso mismo se acordó para todas las categorías en 2018 con 26 votos a favor, 5 en contra y 1 abstención. Y tres años después, ‘vuelta la burra al trigo’, se eliminó esa norma con 21 votos favorables, 1 en contra y 7 abstenciones.

La Asamblea es soberana, callado está dicho, pero que nunca se tiene en cuenta la opinión de los aficionados, que es a quien sin duda más afecta. Entiendo que la opinión de los jugadores pueda ser muy distinta a la de los aficionados, y como no soy lo primero, opino como lo segundo: soy partidario de que no haya desempates salvo en el concurso final. Con matizaciones. Como aficionado no me costaría aceptar el desempate en las tiradas de clasificación porque pueden realizarse mucho antes de la final, aunque no es el caso de los concursos de Madrid, Barcelona o Cádiz.

Pero en las fases finales, si venimos quejándonos de la excesiva duración de las competiciones, añadir los desempates causaría un cansancio añadido al espectador, una duración excesiva y terminar solos en la bolera. Por otra parte, pienso que el jugador que tira detrás tiene una pequeña ventaja al lanzar sus últimas bolas si conoce el corte de referencia. Si tiro primero y me queda una bola en la esquina del tablón, la tiro afuera, pero si voy de postre, y con dos fuerzo el desempate, todos tenemos claro que hacer.

También entiendo a los que piensan que es injusta la decisión porque los dígitos indican que tienen los mismos méritos independientemente del orden de tiradas, que unas veces es aleatorio y otras viene producido por una mejor jugada anterior. Con ánimo de ser constructivo y haciendo prevalecer la cuestión del tiempo de los concursos, podríamos buscar una solución más equitativa, más justa.

Ni blanco ni negro, ni lo tuyo ni lo mío, una decisión más salomónica: pasa ronda quien tenga la mejor tirada, la mejor mano, -con emboque incluido que también juega- o tiradas sucesivas en caso de persistir el empate. Como dice un meme viral ‘yo ahí lo dejo’. En el sistema primitivo de juego del bolo pasiego, como en el de ‘arriba a los gananciosos’, se jugaba cada partida a dos chicos, y si había empate, por San Pedro del Romeral, para saber quien tenía que pagar los cuartillos de vino consumidos, para ‘cabrear’ el juego, para desempatar, preguntaban ¿nos jugamos la cabra?

¿Nos jugamos la cabra?
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