23.04.2024 |
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La salvación con suspense hasta el final

El Sinfín cumplió y, a pesar de perder ayer, hizo buena la ventaja de siete goles que trajo de Alicante y seguirá un años más en Asobal | Aún así, sufrió porque a falta de veinte minutos perdía por seis  u reacción llegó a partir de la defensa

El Sinfín aseguró hoy sábado su permanencia en la Liga Sacyr Asobal a pesar de caer ante el EON Horneo Alicante (31-32), en un partido en el que los locales sufrieron más de la cuenta, ya que el equipo visitante llegó a ponerse seis goles por encima, de los siete que tenía que remontar. EFE/ Pablo G.Hermida
El Sinfín aseguró hoy sábado su permanencia en la Liga Sacyr Asobal a pesar de caer ante el EON Horneo Alicante (31-32), en un partido en el que los locales sufrieron más de la cuenta, ya que el equipo visitante llegó a ponerse seis goles por encima, de los siete que tenía que remontar. EFE/ Pablo G.Hermida
La salvación con suspense hasta el final

Da la sensación de que el Sinfín no sabe hacer las cosas sin sufrir, que es incapaz de regalar a su hinchada una tarde plácida y tranquila, de concederle una bonita despedida a una temporada demasiado dura en la que todo pareció perdido, en la que hubo que llamar al cura para darle la extremaunción y en la que, en definitiva, la salvación llegó a estar a expensas de un milagro. Porque hace falta uno para resucitar a un muerto. Y el equipo santanderino llegó a oler muy mal, pero peor aún lo hizo ayer, cuando sobrevoló sobre de La Albericia la posibilidad de que se consumara la peor tragedia jamás descrita en un pabellón de balonmano. Jugaron los hombres de Víctor Montesinos con fuego pero la sangre no llegó al río. Todo quedó en una pesada broma. Quizá porque el curso 21-22 no podía terminar en paz.

Se trajo el conjunto cántabro siete goles de renta de Alicante y ayer llegó a perder por seis a falta de poco más de veinte minutos para el final. Se mascó la tragedia. De pronto, el equipo de Plata se creyó capaz de escribir una leyenda, de liarla bien gorda y dejar para la historia una remontada irrepetible. Los más temerosos ya comenzaron a pensar en esos últimos diez minutos del pasado miércoles en los que el Sinfín se dejó llevar para convertir una renta de doce en otra de siete. Aquello pareció una maniobra para dotar de interés al partido de vuelta pero, lejos de conformarse con ello, incluso hizo sufrir a su hinchada en la tarde de ayer. Cualquier día la va a matar.

Al final, todo se corrigió desde la defensa. Es donde, por encima de todo, se ha marcado la diferencia en la eliminatoria. En Alicante ya quedó claro que cuando el Sinfín enseñaba su mejor versión frente a su área, a su rival se le hacía de noche. Ayer remontó así. Su retaguardia concedió mucho más de lo habitual porque, de hecho, el Eón acabó con 32 goles, pero cuando se puso con seis de ventaja, sonó la alarma y todos llegaron a la conclusión de que estaban jugando con fuego mucho más de lo recomendable, el equipo se apretó el cinturón y bajó la persiana.

La renta de seis goles llegó con 15-21. Diez minutos después, el resultado ya era de 23-24 y un gran gol de Lon, que ayer anotó media docena de ellos, igualó la contienda para apagar el fuego. En esa docena de minutos, los alicantinos marcaron sólo tres tantos y se acabaron así todas sus esperanzas de remontar lo sucedido en la ida y ganarse una plaza en la Asobal. A partir de ese momento, la pelea sobre el parqué ya no fue por el ascenso, sino por la victoria parcial del encuentro y, por lo menos, los alicantinos se dieron el gustazo de conseguirlo por la mínima ante un Sinfín que en ningún momento se pudo relajar ni prescindir de sus piezas clave como sí había sucedido en los primeros 60 minutos del playoff.

El gran cambio llegó, por encima de todo, en el Eón Alicante, que enseñó una mejor versión de sí mismo que en la primera mitad de la eliminatoria. Defendió mejor y corrió más, algo que quedó patente en su buena puesta en escena. Nada que ver con lo sucedido el pasado miércoles, cuando comenzó encajando un 0-4 que le pesó como una losa. No se desprendió de ella hasta los últimos diez minutos de contienda.

Ayer el primer gol lo anotó Lon, pero los tres siguientes fueron de los alicantinos, que no volverían a estar por debajo del marcador tras ese 1-0. A lo máximo que llegaría el conjunto cántabro fue a empatar a 24 y a 31, pero no logró dar la vuelta a la situación tras remontar esa desventaja de seis tantos. Y no porque no lo intentara, ya que ni mucho menos jugó el Sinfín a administrar su ventaja. En todo momento tuvo que pisar bien profundo el acelerador pero, por momentos, dio la impresión de que no era capaz de frenar a su rival, que consiguió viajar en segunda oleada y se mostró muy acertado en su lanzamiento exterior con la figura, por encima de todo, del artillero Jiménez, que volvió a casa habiendo marcado ocho goles. De hecho, fue él quien comenzó tremendamente inspirado el segundo tiempo y quien, con tres tantos prácticamente consecutivos, aupó la ventaja de los suyos hasta esos seis goles.

Alicante necesitaba que pasaran muchas cosas y para ello necesitaba que el partido tuviera un ritmo alto. Quizá por ello, tras la primera exclusión sufrida por el Sinfín, que fue de Muñiz a los nueve minutos, pasó a mostrar una defensa abierta con tres hombres en zona de nueve metros y otros tantos en la de seis. Minutos después pasó a ser de dos adelantados y una línea de cuatro frente al área y, ya en los últimos diez minutos del encuentro, cuando el Sinfín había vuelto a estrechar el resultado y a los visitantes sólo les quedó el recurso de la heroica, incluso pasaron a defender de manera individual.

Con dichas alternativas defensivas se generan espacios y quienes más suelen disfrutar son los hombres de la segunda línea. Por eso Xavi Castro encontró con frecuencia a Lon y aparecieron Lon y Ramiro, fundamentalmente. Víctor Montesinos concedió buena parte del encuentro a Barco para que se despidiera en condiciones sobre la marcha, pero el cántabro no encontró la manera de ser protagonista del partido. El argentino, en cambio, aunque falló dos mano a mano contra el portero, se gustó con algunos goles de clase y de nivel.

Lo cierto es que los porteros tuvieron sus momentos estelares durante la contienda. Miskevich fue fundamental para que Eón Alicante alcanzara esa renta de seis goles con algunas intervenciones que a buen seguro coparían la clasificación de mejores paradas que semanalmente diseñaba la Asobal. En el otro lado, Montesinos apostó de partida por Ernesto, que llegó al descanso con seis paradas. El segundo tiempo lo inició Guitart pero, como las cosas no iban bien y no se daban soluciones desde la portería, el entrenador volvió a colocar al guardameta madrileño, cuyo nombre coreó de manera asidua la grada. Es importante tener tipos que conecten así con la afición.

Tras el empate a 24 se inició un intercambio de golpes que impidió dar completamente la vuelta al marcador. Llegó a empatar el Sinfín a 31 gracias a un gol del propio Ernesto tras una gran parada que le permitió marcar de área a área aprovechando que la portería estaba vacía. Respondería Alicante con un gol más y el Sinfín ya no volvió a ver portería. Se repartieron así las alegrías entre los dos equipos porque uno se llevó la plaza en la Asobal y el otro, al menos, la victoria en la cancha de un equipo de la máxima categoría. En la pista se vio que unos se conformaban y otros que no. Y emocionante resultó ver a un tipo con la trayectoria de Carlos Molina, que apenas ha estado unos meses aquí y que, lógicamente, no va a continuar, defendiendo la última posesión como un avanzado con la ambición de robar y tener una última oportunidad de empatar. Con tipos así es imposible bajar.

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