20.04.2024 |
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LIGA ASOBAL | LOGROÑO 27-31 SINFIN

Un paso hacia delante

El Sinfín se reveló a su papel de Cenicienta de la Asobal con su gran partido en Logroño, donde jugadores con un papel secundario en años anteriores se erigieron en protagonistas

Jugadores, técnicos y aficionados del Sinfín tras ganar en Logroño. / BM. SINFÍN
Jugadores, técnicos y aficionados del Sinfín tras ganar en Logroño. / SINFÍN
Un paso hacia delante

Era fácil otorgar al Sinfín el calificativo de Cenicienta. Había perdido a buena parte de sus mejores hombres del curso pasado, cuando ya se salvó de milagro, y sus pocas incorporaciones habían llegado de categorías inferiores. El equipo santanderino es consciente de que está llamado a sufrir pero parece que va a salir contestón. Quiere quedarse y nada más comenzar ha dejado claro que tiene argumentos para pelearlo, ya que le tocó presentarse en la cancha de un candidato a pelear por el segundo escalón de la clasificación y no sólo ganó, sino que ganó bien, con solvencia y manteniéndose en todo momento por delante. El martes envió un mensaje bien claro a la categoría para que no vean en él a nadie entregado.

A partir de la crisis económica del 2008, comenzó a surgir el bulo alimentado por vendepeínes de que en chino, el término crisis era sinónimo oportunidad. Lo decían, haciendo uso de la milenaria sabiduría asiática, para que uno no perdiera la sonrisa si se le caía el mundo encima porque comenzar de cero le puede permitir descubrir nuevos caminos del que resultar triunfador. Sea cierta o no esa teoría, la verdad es que hay algunos jugadores del Sinfín que están aprovechando las limitaciones económicas del club para conseguir más fichajes para dar un paso al frente y demostrar que están preparados para salir del huevo.

La plantilla está cogida con pinzas y es obvio que está incompleta, pero Rubén Garabaya ha demostrado ser desde el primer día un entrenador que mueve el banquillo. No se ha limitado a usar a las figuras asentadas que tiene en el plantel y hay jugadores que tenían un rol secundario en el pasado que ahora opositan a protagonista principal. Son los casos, por ejemplo, de dos canteranos como Leo Alonso y Basualdo. Ya en pretemporada, el nuevo entrenador les comunicó que estaba dispuesto a darles confianza y se la dio durante un puñado de partidos en los que ellos respondieron. Cuando comenzó la liga, ahí siguieron estando. Ninguno de los dos se achantó en Logroño.

Garabaya les dio peso en el equipo. Ellos estaban avisados de que iban a ser piezas importantes para intentar sacar algo positivo de la capital riojana. Más aún cuando, antes de subir al autocar, Alberto Pla les cogió a parte y les informó de que, finalmente, Diego Muñiz no podría viajar a Logroño. Causaría baja por una cuestión laboral que, incluso, pone en cuestión su posible continuidad en el equipo. Con todo, lo que el extremo les quiso decir era que, ante la baja del capitán, iban a tener que dar un paso al frente en el centro de la defensa. Y lo dieron porque consiguieron condicionar el ataque riojano durante buena parte de la contienda.

Ambos son jugadores a los que Víctor Montesinos daba, por encima de todo, un rol defensivo. En el caso del lateral, incluso le utilizó como avanzado pero apenas había lanzado a portería antes del martes en alguna primera oleada. Ahora es un jugador con peso también en ataque y, además, tanto en pretemporada como en Logroño ha confirmado que tiene un buen brazo con capacidad de levantarse en nueve metros y anotar con contundencia. Por su parte, el joven pivote también se fue con un par de goles en su cuenta particular, uno de ellos incluso de bella factura.

No son los dos canteranos los únicos que han dado un paso al frente respecto al curso pasado, sino que también lo han hecho otros jugadores como Óscar García o Perbela, a quien aún le falta controlar su tremenda motivación sobre la cancha. Es un jugador llamado a ser clave tanto en defensa como en ataque, pero fue excluido dos veces de manera consecutiva nada más entrar y marcar dos goles, por lo que Garabaya no le pudo usar más en el primer tiempo. A todos ellos hay que sumar la tremenda actuación de un recién llegado como Mohamed Ali, a quien la Asobal sólo concede siete paradas en sus estadísticas cuando, posiblemente, fueron más del doble.

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