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El Diario de Cantabria

El mejor año del Torrelavega

El equipo naranja logró por fin el ascenso de manera solvente y en su primera vuelta en Asobal ha encarrilado la salvación | El fichaje de Ostroushko fue clave para el buen fin de curso del Sinfín, que ha sufrido en el segundo semestre

La llegada de un jugador de otro nivel como Ostroushko fue clave en el fin de curso del Sinfín. / Hardy
La llegada de un jugador de otro nivel como Ostroushko fue clave en el fin de curso del Sinfín. / Hardy
El mejor año del Torrelavega

Durante el 2021, el balonmano cántabro perdió a su único equipo femenino en la élite pero ganó un segundo equipo masculino en la Asobal. Es algo que no sucedía desde principios de los noventa, pero la diferencia es que ahora ambos son competitivos y han alcanzado el ecuador del curso en plena pelea por la permanencia. De hecho, al que mejor le van las cosas es al recién llegado, un Balonmano Torrelavega que ha terminado la primera vuelta con catorce puntos, algo que firmaría cualquier equipo que pelea por la permanencia en la primera división del balonmano español.

Quien perdió su sitio entre las mejores fue el Balonmano Pereda. El conjunto amarillo había aprovechado las decisiones tomadas tras el severo confinamiento de la primavera del 2020 para conseguir por fin el ascenso pero, a la hora de la verdad, no resultó competitivo en la liga Iberdrola. Las santanderinas confiaron en una segunda fase en la que se enfrentarían a rivales de nivel más parejo al suyo pero también ahí se quedaron pronto fuera de juego, por lo que volvieron a División de Honor Plata. Es ahí donde han pasado la segunda mitad del año y, aunque se han dejado puntos en los duelos directos, están bien posicionadas para intentar dar un salto de calidad en una segunda vuelta que ya comenzó antes de terminar el año.

Quien completó el viaje contrario fue el Balonmano Torrelavega. En su caso, lo sucedido en la primavera del 2020 le perjudicó notablemente al cortarle la gran progresión que llevaba hacia la pelea por el ascenso. Sin embargo, lejos de venirse abajo, el curso pasado se comportó el equipo naranja como un verdadero rodillo. Consiguió el ascenso de manera solvente y sobrándole incluso jornadas para disfrutar. Por fin ha logrado en este 2021 al que le quedan unos pocos días no sólo dar el salto, sino asentarse y no tardar demasiado tiempo en demostrar que tenía motor para dar la talla.

La experiencia dicta que aquellos equipos a los que les va bien en División de Honor Plata, ascienden y apuestan por mantener el proyecto, se dan el golpe. El Balonmano Torrelavega ha demostrado que no tiene por qué ser así. Hizo pocos fichajes y, además, con los dos que más estaban llamados a dar un salto de calidad al plantel, apenas ha podido contar en esta primera vuelta. Uno de ellos fue el portero Carlos Calle, que comenzó el curso siendo una pieza fundamental pero que cayó lesionado tras una jugada fortuita en el partido contra Ademar en el Vicente Trueba. La lesión fue de las duras porque se rompió el cruzado y se tuvo que despedir de la temporada. Álex Mozas, que, obviamente, se mantuvo como entrenador, perdió así a su portero. Para compensar ese imprevisto, ataron a un viejo conocido del balonmano cántabro como Elcio Carvalho, que había defendido la portería del Sinfín durante temporada y media, y que está respondiendo bien. A todo esto hay que sumar que hasta hace poco más de un mes, el equipo de la capital del Besaya no ha podido echar mano de Gonzalo Porras, el pivote que estaba llamado a abrir las defensas desde la línea de seis metros.

A pesar de esas dos importantes bajas (y más), el Balonmano Torrelavega ha caminado con paso firme. Le costó empezar a sumar porque, a pesar de dar la cara, acababa cayendo en el tramo final de los partidos. Hasta que, de pronto, se encendió la luz y ganó tres partidos consecutivos contra Cangas (27-23), Antequera (27-21) y Sinfín (19-27). Este último partido generó una gran expectación por tratarse del primer derbi cántabro en tres décadas, pero lo cierto es que tuvo poco de emocionante por la tremenda superioridad que mostraron desde el primer tiempo los hombres de Álex Mozas. El equipo naranja se mostró netamente superior al capitalino, que no encontró la manera de parar la ofensiva de su rival. Se jugó a la velocidad y a la manera que quisieron los visitantes, que disfrutaron aquel día como hacía mucho que no disfrutaban.

Tras sumar seis puntos en tres jornadas, a los torrelaveguenses les tocó afrontar una fase complicada del calendario ante rivales ante los que, aún así, dieron la cara, ya que perdieron sólo por un gol contra Ademar, por dos ante Logroño o por tres ante Nava. Se reencontraron con la victoria cinco semanas después al superar a Cuenca, encuentro que fue continuado por la habitual misión imposible en el Palau Blaugrana. El encuentro lo ganó el Barça 41-28 pero, finalmente, vencería el conjunto cántabro 0-10. Es lo que decretó el Comité de Competición después de acreditar la alineación indebida de Ben Ali, jugador que aún no tenía ficha con el bando catalán en la fecha en la que se debía haber celebrado la contienda, ya que ésta había sido aplazada por los compromisos internacionales del líder.

La Copa Asobal. Al Sinfín también le fue bien la campaña pasada, ya que no sufrió para mantener la categoría gracias a los 24 puntos que alcanzó. Era una temporada especialmente complicada al haber cuatro plazas de descenso y acabó empatado con Nava y con dos puntos más que Cangas, que marcó la salvación, y Guadalajara, que terminó descendiendo junto a Puerto Sagunto, Cisne y Villa de Aranda. Lo bueno es que el equipo santanderino disfrutó de una gran fiesta de fin de curso al disputar la Copa Asobal en Santander una vez culminada la liga. En semifinales se midió al Bidasoa y, aunque parecía ser la cenicienta del campeonato, el equipo de Víctor Montesinos dio la campanada con grandes actuaciones, por encima de todo, de Herrero Lon y Ernesto. Incluso dieron la cara durante un buen puñado de minutos al Barça consiguiendo hacer disfrutar a su gente y alcanzando el verano con una sensación de optimismo que invitaba a buenas cosas con vistas al futuro.

Dicha Copa no la disputó un jugador importante como Dimitrievski porque pocas semanas antes había anunciado que fichaba por un equipo europeo cuando ya se había comprometido verbalmente con el Sinfín. Es algo que sentó muy mal en el club, que siempre lo había tratado como uno más de la casa y que le abrió la puerta de salida antes de tiempo y con la permanencia aún por garantizar. Y él la tomó. En esa recta final del campeonato tampoco pudo participar Diego Muñiz por lesión y tuvo la fortuna el Sinfín de incorporar a Vladyslav Ostroushko, un jugador de primerísimo nivel al que ni el club santanderino ni ningún otro de la Asobal excepto el Barça podría haber fichado en condiciones normales. Sin embargo, él estaba saliendo de una lesión y llegaron a un acuerdo para que él fuera reencontrarse con la competición vestido de negro mientras encontraba su mejor nivel.

El ucraniano fue clave para el final tranquilo de temporada que tuvo el Sinfín. El problema es que no había ninguna opción de que se quedara. A esto hay que sumar la salida de Dimitrievski, figura básica del equipo en los últimos años, y de Nacho Vallés, que fichó por el Balonmano Benidorm. A ambos había que sumar el fin de ciclo de Cristian Postigo, otro hombre de la casa que llevaba media vida vistiendo la camiseta negra del conjunto santanderino. Hubo, por lo tanto, que reconstruir el equipo.

Víctor Montesinos lo hizo fichando a tres jugadores de Puerto Sagunto como Pau Guitart, Dija y Óscar García, otro del Barça B como David Roca y al lateral brasileño Perbela. Éste llegó tarde por problemas con el visado y por compromisos con su club pero, de partida, no ha respondido a las expectativas. De hecho, en liga apenas ha aportado en momentos muy puntuales en defensa aunque hay una gran esperanza en que pueda cambiar la situación en la segunda vuelta, tras asentarse ya en la ciudad y en el balonmano español y después de la gran imagen que dio en el partido de Copa disputado en Málaga con el que se cerró el 2021. Le falta demostrar que es capaz de hacer algo así contra defensas de Asobal.

En liga, el Sinfín ha llegado con el gancho. Sólo ha ganado tres partidos en la primera vuelta y ha empatado otros tres. Ha combinado notables actuaciones que quizá no obtuvieron el premio merecido con otras en las que dejaron más dudas. Ha sufrido el hecho de tener a jugadores renqueantes físicamente, sobre todo un Dija sobre quien gira buena parte de la responsabilidad de realizar ataques ordenados que, sobre todo, no lo apuesten todo a la inspiración y el acierto de Xavi Castro, que ha llegado al parón como uno de los máximos artilleros del campeonato. Comenzará la segunda vuelta con nueve puntos y, por lo tanto, con la necesidad de hacer once o doce para salvarse. Al menos, en teoría, ya que es posible que haya que superar este año la veintena para librar. De hecho, a día de hoy, sus rivales más directos son dos plantillas teóricamente muy superiores como las de Ademar y Cuenca.

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