26.04.2024 |
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El cántabro Ángel Fernández: «Ha sido inmejorable en todos los sentidos»

El extremo astillerense volvió ayer a Cantabria, donde descansará hasta el domingo, con el bronce colgado y un puesto en el siete ideal del Mundial

El jugador astillerense Ángel Fernández. / ALERTA
El jugador astillerense Ángel Fernández. / ALERTA
El cántabro Ángel Fernández: «Ha sido inmejorable en todos los sentidos»

Después de la tempestad viene la calma. Tras dos semanas de intensa competición, la primera con la obligación de librar las primeras fases y la segunda con la ilusión de alcanzar las medallas, llegó el éxito y, con él, las celebraciones. Una locura. De fiesta en fiesta y de acto en acto. Confeti, abrazos, golpes en la espalda. El último fue ayer a mediodía en el Comité Olímpico Español, donde les volvieron a recordar lo buenos que son y todo el apoyo que tienen detrás. Después, tocó despedirse. Ángel Fernández, uno de los grandes protagonistas del bronce con el que volvió la selección española de balonmano del Mundial, se fue directamente al aeropuerto para llegar por la tarde a Cantabria. Por fin Cantabria. Hacía tiempo que no disfrutaba de ella. «En Navidad no pude venir», precisa, por lo que la coge con ganas. Tiene por delante unos días de «cero balonmano» de los que disfrutar porque quiere desconectar y centrarse en «la familia y los amigos» que habitualmente tiene demasiado lejos. Pocas vacaciones saben mejor que las que se afrontan, como es el caso, con la certeza de haber hecho bien el trabajo.

El astillerense hizo pleno en Suecia y Polonia porque probó las mieles del éxito tanto a nivel colectivo como individual, ya que, además de alzarse con la medalla de bronce, fue incluido, junto a su compañero y paisano Alex Dujshebaev, en el siete ideal del campeonato. Es como para estar «tremendamente contento» con lo hecho en la gran cita del año. «Ha sido un torneo inmejorable en todos los sentidos y poder estar ahí, entre los mejores del mundo, me hace mucha ilusión porque es un reconocimiento a todo el trabajo que hay detrás», afirma. Y no es poco, ya que Ángel Fernández tuvo que ir labrándose su propio futuro poco a poco tras asomar la cabeza en la cantera del Teka justo cuando el club se fue a pique. Se enroló entonces en el Balonmano Torrelavega y, tras firmar ya allí unos números que llamaban la atención de cualquiera que estuviera un poco atento, esperó el momento oportuno para impulsar su carrera. Cuando le llamó una potencia de entonces como el Ciudad de Logroño hizo las maletas para pasar a escribir con letras de oro una tremenda trayectoria que, por ahora, ha pasado también por el Kielce polaco, el Barça y el Limoges. Es en esos puertos donde ha pasado el tiempo entre aventura y aventura con la selección.

Él ha podido cogerse unos días de descanso que otros de sus compañeros no tienen porque, por ejemplo, los otros dos cántabros del combinado español tuvieron que coger un vuelo de vuelta hacia Polonia al mismo tiempo que él cogía el suyo hacia Cantabria. «Les mandaré unas fotos comiendo unas rabas y desayunando unos sobaos», llegó a bromear ayer el astillerense en Onda Cero. Y es que, como viene sucediendo cada año por estas fechas, ya que el equipo que pilota Jordi Ribera no deja de cosechar éxitos incluso cuando es difícil apostar por él, no deja de sonar el teléfono estos días. Es lo normal y el balonmano lo aprovecha para promocionarse y el propio Ángel Fernández para convertirse en un embajador de su tierra: «Soy cántabro y astillerense cerrado y para mí es un orgullo seguir en la élite y poder brindar esta medalla a España, Cantabria y Astillero». Ahí queda eso.

Si en algo ha destacado el extremo cántabro en el Campeonato del Mundo es en eficacia goleadora. Ha terminado con treinta goles en treinta y tres lanzamientos y, para colmo, en los momentos calientes, en los cuartos, en la semifinal y en el partido por el bronce, no falló ni uno. «Ha habido varios partidos en los que estaba ahí la cosa, en los que había que jugársela y yo les decía a los compañeros que me dieran el balón, que las estaba metiendo todas», relata. Reconoce que estaba «muy enchufado» porque todo le ha salido de cara. «Ha sido prácticamente inmejorable, con una efectividad buenísima y, en definitiva, estoy contentísimo por haber aportado mi grano de arena para que la selección pudiera conseguir esta medalla de bronce», apunta.

El partido que lo cambió todo, el que evitó que el combinado español hubiera vuelto con un peor sabor de boca, fue el enfrentamiento contra Noruega que se resolvió después de dos prórrogas. El propio Ángel aseguró tras terminar el mismo que había sido «el partido más loco» de su carrera. Pasados los días, considera que fue «increíble» la capacidad que tuvo el equipo de «dar la vuelta a ese partido». Parecía perdido pero los hombres de Jordi Ribera lo encontraron y lo ganaron. «Fue la demostración de que esta selección nunca baja los brazos y que siempre se mantiene en la pelea. Es esa actitud la que nos permite engancharnos a partidos que prácticamente están perdidos como, por ejemplo, también fue el tercer y cuarto puesto», relata.

De hecho, incluso la semifinal estuvo cerca de seguir un guión similar porque, tras ir perdiendo por cinco goles, España se colocó a uno ya en el tramo final de la contienda. No cree que en ese momento les hiciera mella el desgaste de los cuartos de final porque «cuando estás ya en esa fase en la que estás peleando por las medallas, sabes que son sesenta minutos a todo o nada y sacas fuerzas de donde haga falta por muy cansado que te sientas». Confiesa que en ese encuentro contra Dinamarca soñaron con «alcanzar el oro pero el bronce es un premio muy bueno para esta selección».

Cree el extremo astillerense que les faltó «eficacia» en ese duelo ante los daneses, que finalmente se proclamarían campeones del Mundo. También suerte en alguno de los múltiples rechaces que se produjeron en su área. El envite terminó en derrota pero tampoco se queda el cántabro enfrascado en lo que pudo ser y no fue porque «el pasado, pasado está, esto es deporte y el tercer puesto nos deja muy contentos porque, además, permite a la selección disputar el preolímpico e incluso disputarlo en casa ante rivales a los que, en teoría, se puede ganar».

Tras todo este cúmulo de emociones fuertes, toca unos días de jarabe cántabro antes de volver el domingo a Francia, donde le espera el Limoges, donde forma parte de «un proyecto a largo plazo» y «una liga muy competitiva». Por ahora, son sextos pero están cerca del cuarto, puesto que interpretarían «como un gran premio». Le gustaría poder disfrutar del fin de semana y del reinicio de la Asobal porque tiene claro que es «un privilegio que Cantabria tenga dos equipos en la máxima categoría». Ahora toca mantenerlo pero eso les corresponde a los que están mucho más lejos de los focos que él.

El cántabro Ángel Fernández: «Ha sido inmejorable en todos los sentidos»
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