Una serie de ataques brutales en Nigeria ha dejado un saldo de más de 150 personas muertas, con los cristianos como blanco principal. Estos hechos, que han comenzado desde el 24 de diciembre, han causado consternación y horror a nivel internacional, llevando al alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, a exigir una investigación inmediata y exhaustiva.

El alto comisionado austríaco, en un comunicado reciente, ha pedido a las autoridades nigerianas que realicen una investigación profunda e independiente, conforme a la ley internacional de derechos humanos, para esclarecer estos incidentes. Además, Türk ha enfatizado la necesidad de que el Gobierno nigeriano analice las causas subyacentes de esta violencia para prevenir su repetición y romper el "ciclo de impunidad" que aflige al país.

El número de víctimas, que ha ascendido a 178 según las autoridades nigerianas, refleja la gravedad de los ataques que se han perpetrado en el estado central de Plateau, Nigeria. Este estado, ubicado en la línea divisoria entre el norte mayoritariamente musulmán y el sur mayoritariamente cristiano del país, ha sido durante años escenario de intensas tensiones étnicas y religiosas.

Los enfrentamientos entre comunidades de campesinos, en su mayoría cristianos, y pastores del pueblo fulani, predominantemente musulmanes, son frecuentes en la región, agravados por disputas sobre el uso de la tierra y los limitados recursos naturales.

Esta tragedia, destacada por el presentador de televisión Iker Jiménez, ha llamado la atención sobre la situación en Nigeria, un país marcado por la violencia sectaria y la persecución religiosa. La comunidad internacional observa con preocupación, esperando que las investigaciones conduzcan a una resolución y a medidas efectivas para proteger a las comunidades vulnerables.