01.05.2024 |
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ESPAÑOL 2-0 RACING

Golpe de realidad del Racing ante el Español

El Racing encajó en el campo del Espanyol su primera derrota de la temporada (2-0) - Un gol a los cinco minutos alteró el plan de partido de José Alberto - El equipo verdiblanco no aprovechó sus mejores minutos para empatar y acabó encajando el segundo, al que le costó reaccionar

 

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Golpe de realidad del Racing ante el Español

 

El fútbol es una cuestión de acierto y el Racing no acertó. Las áreas no le sentaron tan bien como siete días atrás. De pronto, la suya se hizo enorme y la contraria demasiado pequeña cuando llegó el momento de la verdad, que, cuando se habla de fútbol, es el momento en el que hay que marcar. No suele haber segundas oportunidades. Desperdició las pocas que tuvo cuando recuperó el traje que vistió ante el Eibar y pagó demasiado caros dos despistes defensivos que resultaron decisivos. Al final, lo que decían era verdad: no todos los días se puede ganar 4-0.

Tenía el plan un Racing en el campo del Espanyol, pero se le vino abajo en cinco minutos. Fue como el boxeador que, tras meses preparando una pelea, recibe un directo en el primer asalto que le tira a la lona. Logra levantarse y salvar la cuenta, pero ya nada es igual. La estrategia que tenía pensada ya no valía. Por eso el conjunto cántabro tuvo que alterar lo que había dibujado en la pizarra tras recibir un gol a las primeras de cambio. Tuvo que pasar al plan B y el plan B se pareció mucho más al que presentó ante el Eibar, pero le faltó continuidad. Las rosas desaparecieron del camino porque había mucha piedra delante.

Once minutos tardó el conjunto cántabro en superar la línea de medios con el balón controlado y, en la práctica, en enlazar cuatro pases seguidos, y quince en plantear la primera presión en campo contrario. Porque el Racing salió al terreno de juego con la intención de que no pasaran muchas cosas, de plantear un partido largo para alimentar la ansiedad con la que parece vivir el Espanyol. Por eso dibujó un bloque bajo en el que José Alberto sabe que sus hombres están a gusto. Sin pudor, pero de poco sirvió.

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Como mejor se rompen planteamientos defensivos como el que presentó el Racing en el campo periquito es a balón parado. Hace falta un pico muy afilado para hacerlo en juego pero al Espanyol no le hizo falta esperar al afilador. Un córner a los cinco minutos de juego lo desequilibró todo, mandó al carajo la pizarra de José Alberto. Centró Nico y Pere Milla, el delantero fichado por el club catalán a principios de semana, a quien se antojó difícil esperar en el once inicial, cabeceó con talento en el primer palo para sorprenderlos a todos. Se adelantó tanto a Aldasoro como Ekain y, sin apenas saltar, puso la pelota en el segundo palo para hacer inútil el vuelo de Ezkieta.

Fue el primer gol encajado por el conjunto cántabro esta temporada. Tenía que llegar. Hizo que ya no tuviera tanto sentido esperar en campo propio, con el culo bien echado atrás y con pocas expectativas de construir una rápida contra, ya que carecía de velocidad con Íñigo Vicente y Sangalli en las bandas y Ekain y Peque jugando por dentro. No son tipos rápidos. Sus virtudes aparecieron más tarde, cuando adelantaron líneas, empezaron a presionar más alto, a robar en campo rival y a manejar la pelota. Fue así como el conjunto cántabro, de partida, logró que el Espnayol terminara pidiendo la hora en los compases finales del primer tiempo.

Es cierto que, aunque el encuentro cambió de dominador, Braithwaite, un tipo que hace un año jugaba en el Barça y que ahora juega contra el Racing, tuvo dos balones antes de acertar con el tercero para haber marcado el 2-0, pero uno lo despejó Ezkieta y el otro se fue alto tras actuar rápidamente Rubén Alves. El delantero danés la tuvo con el vizcaíno y Pere Milla con Germán. Se repartieron los papeles, pero lo bueno fue que ambos fueron perdiendo presencia en el partido porque, superada la media hora, se empezó a jugar casi por entero en el campo del Espanyol.

Los dos laterales del Racing y los dos medio centros comenzaron a jugar de manera constante más allá de la línea de medios. Apareció Íñigo Vicente y lo hizo Peque, que se hizo gigante siendo el jugador más capacitado para superar líneas. Fue tremendo lo que hizo poco antes del descanso, cuando giró sobre sí mismo para dar un regalo al de Derio, que perdonó en la definición. Cuatro minutos antes, ya se había presentado en el interior del área y, a pesar de no tener casi ángulo, definió con la puntera para intentar sorprender a Pacheco, pero no lo logró.

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Esos últimos compases antes del descanso fueron minutos similares a los vividos siete días antes en El Sardinero. El Racing se sintió a gusto y logró que disfrutaran tanto Íñigo Vicente como Peque, lo que provocó que Luis García, a pesar de ir ganando, realizara tres cambios en el descanso que, además de dar más presencia en la sala de máquinas, alteró casi por completo la banda derecha. Le salió bien porque el ‘diez’ verdiblanco dejó de estar tan cómodo y de sentirse tan protagonista. Eso hizo que el conjunto cántabro siguiera acumulando minutos de juego en campo rival, pero sin generar peligro.

Los cambios de José Alberto demostraron que no tiene fe en sus delanteros. Quitó a Ekain pero Cedric y Matheus no entraron hasta que ya sólo cabía tirar de la heroica y el milagro. Apostó por Lago Junior en punta, una decisión que no resultó acertada porque no logró tener presencia en el encuentro. Intentó coger la espalda a la defensa blanquiazul pero ésta, sobre todo tras el segundo gol, jugó demasiado cómoda.

Ese segundo tanto mató al Racing. Tenía vida, estaba a la espera de que conectara un par de cables, pero no sucedió. Fue incapaz de inquietar al portero local en todo el segundo tiempo mientras que en su propia portería Ezkieta se convirtió en superhéroe para salvar el segundo tanto once minutos antes de que llegara. Apareció de la nada para abortar un duro lanzamiento de Jofre sobre la línea de gol. Se había desplazado para intentar abortar un pase al primer palo de Pere Milla que nunca se dio, ya que sorprendió a todos elevando la pelota al segundo, donde apareció, completamente solo, el canterano. Éste ya salivaba pero, de pronto, voló el portero del Racing para dar un poco más de vida a la contienda.

Lo cierto es que Pere Milla fue un regalo caído del cielo para el Espanyol, ya que marcó el primero, estuvo a punto de dar la asistencia del segundo y la acabó dando a los 67 minutos, cuando aprovechó un desajuste defensivo del Racing para encontrar a Braithwaite en la parte opuesta del área. Le regaló un balón que el danés, que controló solo y remató encimado por Mantilla, ejecutó como lo hacen los delanteros caros. Si el equipo catalán se lo logra quedar, es posible que se quede con el jugador más desequilibrante de la liga.


No hubo reacción del Racing. Se vino abajo. Quizá se sintió tan inferior que entendió que ya no merecía la pena hacer nada. Morante no logró cambiar la dinámica ni el ritmo del juego propio y, en definitiva, los cambios, excepto el toque de corneta final, que llegó sin tiempo a nada, no lograron alterar el guión que llevaba la contienda. No salieron bien las cosas. Todo lo que había salido bien siete días antes falló ayer.

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