02.05.2024 |
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ONCE RAQUEROS Y UN BALÓN

Caos absoluto

El árbitro expulsa a Miquel Parera. / LaLiga
El árbitro expulsa a Miquel Parera. / LaLiga
Caos absoluto

El Racing ha caído estrepitosamente ante el Zaragoza, en un partido marcado por las dos expulsiones directas que tuvieron lugar en la primera parte. Parera e Íñigo fueron castigados con la sanción máxima y se fueron al vestuario prácticamente a los veinte minutos de comenzar el encuentro. El duelo, ya condicionado por la inferioridad numérica, dejó un claro y absoluto ganador. Contextualizando la cita, los cántabros se han enfrentado a un equipo que persigue su mismo objetivo, la consolidación de la permanencia. Los zaragozanos ya tienen prácticamente los deberes hechos, pero una derrota complicaría la situación en La Romareda. Avisando el Zaragoza a la carrera con un pase en profundidad, que se le escapó a Giuliano Simeone con un remate flojo y sin fuerza delante de Parera.

Este tipo de jugadas son las que tienen que despertar al Racing, que le ha dejado sufriendo por milésimas de segundo. El partido se pone en contra para los intereses verdiblancos con una roja directa para Íñigo. El capitán de Ampuero es expulsado por un pisotón a un rival. El niño de la plaza llegó tarde e hizo una entrada al jugador maño. Tras una revisión de VAR del colegiado balear, Sainz-Maza ha tenido que abandonar el tapete. Ahora el Racing tiene que afrontar el partido desde el minuto 18 hasta el final con un jugador menos. Todavía más en contra para José Alberto, porque en el 19, un minuto más tarde, Giuliano Simeone no perdona y mete gol. Abre la lata el hijo del Cholo, entrenador del Atlético de Madrid. Con un centro desde la banda, Simeone mete el exterior de su pie derecho y el resto es historia.

El cuero se mete entre los tres palos, haciéndose un hueco en un sitio imposible para Parera. De nuevo, otra roja en Zaragoza. Esta vez, Miquel Parera es expulsado. El portero balear sale de su parcela y para el disparo con las manos fuera del área, y por si fuera poco, el de Manacor arrolla al rival. La sanción máxima por partida doble. Falta al atacante y mano fuera del área. No hay justificación alguna. Cartulina y a la ducha. Qué minutos de locura en La Romareda.

Dos rojas y un gol en contra. Matheus tiene que salir del campo, para que entre el segundo portero. El brasileño estará cargado de rabia, ya que fue titular y tenía una oportunidad perfecta para demostrar a José Alberto su juego. Y todavía más castigo, Sergio Bermejo mete gol de la falta que nació de la expulsión de Parera. Golazo, que sirve para hundir al Racing. El mismo lanzador de la falta, tras el rebote del balón en la barrera, propina un chut imposible para Ezkieta, que entró para sustituir a Parera en la portería. Parada técnica para recapitular la situación, porque es digna de estudio. En un espacio-tiempo de tres minutos, el Racing se ha quedado con nueve jugadores y le han metido dos goles. Lo peor, es que el reloj del videomarcador no ha llegado ni al minuto 30.

El equipo cántabro tiene que terminar la primera parte, y luego continuar los 45 de la segunda. Si ya era un partido difícil once contra once, jugar con nueve ya es algo imposible. Además, de ir perdiendo ya de dos tantos. Si esta situación fuese un libro se titularía cómo perder un partido en dos minutos. El Racing se encuentra inmerso en el abismo, y sin aspiraciones de salir de él. Además, mirando ya de cara al futuro. José Alberto va a tener que exprimirse la cabeza para confeccionar al equipo, porque se ha quedado sin dos de sus mejores jugadores. Íñigo y Parera son dos fijos en el once inicial verdiblanco y son ambos unas piezas fundamentales dentro del equipo. El Racing va a tener que jugar sus finales por la permanencia sin el cántabro ni el balear, y eso se notará en el campo. Qué se les pasará por la cabeza a Íñigo y Parera en el vestuario de La Romareda, ambos expulsados, y siendo conscientes de que sus bajas causarán mucho daño al equipo.

Volviendo de nuevo al ‘prao’, el Zaragoza es claro dominador del partido y el Racing está a su merced. Entre la diferencia del número de jugadores y los dos goles que distancian a cántabros y aragoneses, es normal que los maños tengan controlado el partido. Más de cara no se le ha podido poner. Y prácticamente dos minutos más tarde, gol de los aragoneses. En el 46, el Zaragoza mete el tercero. Iván es el encargado de seguir hurgando en la herida.

El delantero propina un disparo, que es bloqueado por Ezkieta pero no termina de atrapar el balón. Fue entonces cuando Iván, con garra, se adelanta al zaguero verdiblanco y mete el tanto. Una primera parte para olvidar. Caos absoluto en Zaragoza. Cuántas cosas han pasado en 45 minutos, y todas ellas malas. Sería curioso poner un micrófono en el vestuario del Racing durante el descanso y escuchar lo que le dice José Alberto a sus jugadores. La moral por los suelos, y todavía quedan otros 45 minutos. Rueda de nuevo el balón en el verde de La Romareda y al equipo cántabro le espera una segunda parte, en la que no le puede ir peor que en la primera. O sí, porque con el Racing nunca se sabe. José Alberto, lógicamente, ya da por perdido el partido y en el descanso hace un triple cambio.

El asturiano estará pensando en los próximos encuentros que le esperan y no se querrá quedar sin más jugadores importantes, porque algunos de los sustituidos están apercibidos de amarillas. El Zaragoza, dueño y señor del partido, tiene la posesión del balón y es quién genera el fútbol. El Racing lo único que ofrece son jugadas sin peligro y alguna contra con la que intentar meter un gol y adornar un poco el marcador. Y el castigo continúa. Cae el cuarto en La Romareda. De nuevo Simeone cuela el balón en la red. Un tiro a puerta es parado por el argentino, que se da la vuelta y fulmina a Ezkieta.

El Racing destrozado en el campo y mientras, en la grada, la realización de la televisión enfoca al más de medio millar desplazado a la capital aragonesa. La fotografía que deja esta instantánea es la de aficionados cantando mientras ondean y lucen sus bufandas y sus banderas. Quién no supiese cómo va el partido, se pensaría que los cántabros van ganando. Lo de esta afición es indescriptible. Con un 4-0 en el marcador, los desplazados se agarran entre ellos y votan todos juntos bajo un mismo son: “Te quiero, Racing”. Un amor incondicional, que no entiende ni de resultados ni de categorías ni de campos. De visitante o de local, como diría la canción que entonan los malditos en la Gradona.

Ya prácticamente en el final, el colegiado pita penalti porque le dan un codazo a Rubén Alves. Otra jornada más pitan otra pena máxima a favor del Racing. Peque enchufa el tanto, que adorna el resultado. Con esta derrota se complica la situación para el Racing, que tendrá que estar pendiente de los otros resultados y de echar un ojo a los otros partidos de sus rivales directos por la salvación. Otra jornada más sufriendo. El ‘masokismo verdiblanco’ es una forma de vida.

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