En el contexto de las próximas elecciones en Estados Unidos y el creciente número de víctimas y crisis humanitaria en Gaza, se agudiza la divergencia entre el presidente Joe Biden y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Las tensiones entre ambas partes plantean un desafío a la Casa Blanca, que busca persuadir a Israel para que facilite el acceso de ayuda humanitaria a Gaza y reduzca las bajas civiles palestinas en su conflicto con Hamás.

La mayor influencia de Biden sobre Netanyahu se ejerce a través del suministro de armas estadounidenses, pero hasta ahora se ha mostrado renuente a utilizar este recurso. No obstante, se contempla un posible cambio de política que podría condicionar la ayuda militar a Israel en caso de ataques indiscriminados en Gaza.

En el escenario electoral estadounidense, los asesores de Biden buscan evitar que los republicanos exploten la situación con los votantes proisraelíes, al tiempo que intentan contener la pérdida de apoyo de algunos demócratas propalestinos. La situación es descrita como un dilema por Aaron David Miller, exnegociador de Medio Oriente para ambas administraciones.

Cualquier restricción en el suministro de armas a Israel podría aumentar su vulnerabilidad en caso de una confrontación con Hizbolá en el norte o una escalada con Irán, aliado de Hamás y Hizbolá. Netanyahu, por su parte, desestima las críticas de Biden y se compromete a continuar con la campaña militar en Gaza, argumentando la necesidad de proteger a Israel de los ataques de Hamás.

Israel ha dejado claro su disposición a enfrentar la condena internacional por sus acciones militares, justificándolas en la supuesta utilización de escudos humanos por parte de Hamás y asegurando la adopción de medidas para minimizar las bajas civiles.