En una atmósfera cargada de tensiones, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se vio sometido a un exhaustivo cuestionamiento por parte del Partido Popular (PP) durante la última sesión de control en el Senado. El epicentro de las críticas giró en torno al cambio de postura de Sánchez respecto a la cuestión de la amnistía y las potenciales ramificaciones del Gobierno y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el caso Koldo, un asunto que ha suscitado gran controversia en los últimos meses.

La portavoz del PP en la Cámara Alta, Alicia García, formuló enérgicas demandas de explicaciones al presidente sobre su polémico cambio de perspectiva en relación con la amnistía, señalando la supuesta consolidación de un gobierno basado en la «mentira y corrupción». García acusó a Sánchez de socavar los principios constitucionales, abaratando la malversación y otorgando carta blanca a los independentistas, mientras simultáneamente encubre la corrupción política con actos de corrupción económica. El foco de atención se centró en la amnistía, considerada por García como la manifestación más nefasta de corrupción al vender la integridad nacional por siete votos. La portavoz del PP instó a Sánchez a explicar cómo su gobierno puede ofrecer estabilidad política en medio de un supuesto enmarañado de escándalos. En respuesta, Sánchez defendió su administración, resaltando los logros alcanzados durante la pandemia y subrayando la consolidación del proyecto político que inició en la pasada legislatura.

Haciendo referencia a la ley de amnistía, brevemente mencionó el aval otorgado por la Comisión de Venecia. De manera desafiante, acusó al PP de carecer de un proyecto sólido para Cataluña, apelando a la posición de Feijóo sobre la medida de gracia. El presidente esgrimó la dificultad de «sorber y soplar al mismo tiempo», recordando las palabras de Feijóo en relación con la amnistía y sugiriendo que el PP habría aceptado la medida de no ser por la influencia de Vox. Adoptando un tono desafiante, Sánchez rechazó la idea de proclamar un «milagro económico» y aseguró que su gobierno apenas ha comenzado la «tercera legislatura».

«Presidente humillado». García replicó tildando a Sánchez de «presidente humillado» y anticipó la solicitud de su comparecencia en la comisión de investigación sobre el caso Koldo. Afirmó que la figura de Sánchez quedará grabada en la historia como la que blanqueó a los herederos de ETA, liberó violadores y pederastas, y encubrió información crucial. En un ambiente de protestas, Sánchez adoptó un tono burlón para minimizar la intervención de García, recurriendo al comunicado publicado por Aznar el día anterior para defender su gestión en el 11-M. El presidente ironizó sobre la «gran mentira» del proyecto político del PP, según la versión de Aznar. Posteriormente, Sánchez adoptó un tono conciliador al responder a la senadora de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Sara Bailac, quien solicitó una «financiación singular» para Cataluña. Sánchez coincidió con Bailac, culpando al PP de aprobar rebajas de impuestos que perjudican la financiación autonómica y expresando confianza en ganar la batalla a nivel autonómico y general. No obstante, Sánchez eludió, al menos momentáneamente, la petición de ERC de una «financiación singular» para Cataluña, enfocándose en su propuesta de un nuevo sistema de financiación autonómica con negociación multilateral.

Preguntas del caso PSOE, sin respuestas. A lo largo de la sesión, el PP mantuvo su embestida contra el Gobierno, centrándose especialmente en la corrupción. Las preguntas de los senadores Alfonso Serrano y José Antonio Monago sobre el caso Koldo fueron contrarrestadas por Puente, quien recordó casos de corrupción vinculados al PP, destacando el presunto fraude fiscal en la familia Ayuso. La confrontación alcanzó su punto álgido cuando la portavoz del PP en el Senado, Alicia García, formuló diez preguntas cruciales a Sánchez. Entre estas interrogantes se incluyeron temas como el manejo de cartas enviadas por el abogado Ramiro Grau, primer denunciante de la trama, y la presunta falta de información sobre las actividades de José Luis Ábalos.

También se abordaron temas como el Delcygate, las maletas de la vicepresidenta de Venezuela y la compra de «mascarillas fake» por parte de Francina Armengol. Sin embargo, la tensión se apoderó del Senado cuando el presidente evitó responder a todas las preguntas planteadas por la portavoz popular. Esto, a pesar de la solicitud explícita de García, quien interpeló: «¿Me va a contestar o va a reservarse para la comisión de investigación en el Senado?». Este episodio alimenta la posibilidad de la creación de una comisión de investigación, aprobada por el Pleno de la Cámara Alta este mismo martes, en la que se esperaría la comparecencia de Sánchez. La evasión de respuestas y las acusaciones mutuas entre el Gobierno y el PP sobre el caso PSOE, sumado a la denuncia de la Fiscalía Provincial de Madrid contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso, han tejido un complejo entramado político en el que la transparencia y la responsabilidad gubernamental están en entredicho. En la sala de prensa de La Moncloa, apenas cuatro horas antes de su comparecencia en el Senado, la portavoz del Gobierno había instado a la presidenta madrileña a ofrecer explicaciones sobre la denuncia judicial contra su pareja. No obstante, el propio