18.04.2024 |
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«El bar y hospedaje ‘La Estación’ es como estar en casa»

El Diario ALERTA ha conversado con Javier Guiribitey, propietario de ‘la estación, un  local de hostelería y hospedaje, que se encuentra en  la localidad de Castañeda

El camarero, a su (d); Javier Guiribitey, en el centro; y el corazón de la cocina (i). / s. díaz
El camarero, a su (d); Javier Guiribitey, en el centro; y el corazón de la cocina (i). / s. díaz
«El bar y hospedaje ‘La Estación’ es como estar en casa»

Javier Guiribitey, propietario del bar y hospedaje ‘La Estación’, en Castañeda, ha señalado que los vecinos y turistas que acuden a su negocio le dicen que la sensación que tienen es la de «estar como en casa».

Guiribitey, en declaraciones al diario ALERTA, ha subrayado que él trabaja desde «la cercanía y el cariño» para ofrecer el mejor trato posible a todas las personas que consumen en el bar y se hospedan en el lugar. «Me lancé a montar el bar, porque me gusta el trabajo, el trato con las personas y el estar con ellas de cachondeo. Me encanta, y además creo que valgo para ello. Los antiguos jefes iban a cerrarlo y entonces vi que era mi oportunidad», ha explicado emocionado. «Hay que hacer cosucas para no quedarte de brazos cruzados detrás de la barra esperando a que vengan los clientes», ha dicho Guiribitey, quien ha afirmado que para que «un bar sobreviva en un pueblo hay que tener iniciativas y proponer iniciativas que dinamicen el negocio». Según ha detallado, hace concursos de dardos u otras promociones o certámenes. 

Además, todos los domingos pone cocido montañés de tapa, y los sábados de paella o gazpacho manchego, entre otros primeros platos. «Te lo puedes llevar también. Tú eliges si comerlo en el bar o llevártelo», ha añadido. Guiribitey ha destacado que el cocinero es un maestro arrocero. «Hace unos platos que alucinas. Si vienes, comes y dices que no te gusta; te vas gratis. Mira si estoy seguro de la calidad de ‘La Estación’», ha afirmado.

También ha puesto en valor el amplio horario de apertura que ofrece la cocina. El entrañable y conocido por los vecinos, propietario del negocio, ha recordado al hilo de este asunto que hace unas semanas llamó un matrimonio que estaba en Puente Viesgo preguntando si estaba abierta la cocina. A lo que Guiribitey respondió que «la puerta de la cocina es corredera y que siempre está abierta». «Al final, vinieron y estuvieron comiendo en ‘La Estación’. Esto es un no parar, porque es lo que me gusta». ha añadido.

«Para que te hagas una idea, el otro día estaba haciendo bocadillos a las dos y media de la mañana.  Si yo estoy aquí, que estoy siempre, la cocina está abierta», ha apuntado el gerente.

«PUNTO DE ENCUENTRO»

 Guiribitey ha destacado que una de las cosas que más le gusta de tener el bar y hospedaje es que «en muchos aspectos» ‘La Estación’ se ha convertido en el «centro social del pueblo y un lugar de reunión entre los vecinos».

«Castañeda es un pueblo muy cercano y muy familiar, aquí nos conocemos todos. Los clientes son los habituales y los del día a día. Es como si bajas al parque», afirma emocionado, porque «aunque sea sacrificado», le encanta su trabajo. «En el bar se juntan todos», ha añadido el propietario, quien ha explicado que por la mañana se reúne una cuadrilla de seis o siete hombres que se ponen a cantar canciones típicas montañesas y que le da «un ambientazo» al bar.

Ya por la tarde, según afirma, es un público más joven y cambia un poco la temática del bar.  «Hay otro tipo de música y de comidas, más relacionado con los chavales». «Hay mucha gente joven que viene a Castañeda de Vargas, Renedo, Vioño o La Penilla únicamente por el bar», ha dicho.

«‘La Estación’ es muy importante para el ambiente del pueblo. Me han llegado a decir que vaya alegría le doy, que hasta se liga más», ha dicho Guiribitey, quien se ha mostrado agradecido por todas las muestras de cariño de sus vecinos y clientes.

El gerente, que asegura que se lo «tiene que currar mucho y hacer novedades, porque si no está destinado a cerrar el negocio», dice que su trabajo también es ser «un cura». «Esto parece un confesionario, porque todo el mundo me viene a contar sus cosas», afirma entre risas.

«Como buen cura; yo oír, ver y callar», ha dicho Guiribitey, quien ha opinado que tener un bar es «interesante y divertido, porque tienes feeling con la gente». 

«Si te gusta lo das a ver, si no te gusta y estás forzado vete a otra cosa», ha considerado.

En ese sentido, ha recordado los primeros meses del bar desde que él está a cargo del negocio. Una temporada en la que estuvo en la cocina, ya que él fue cocinero del restaurante Cenador de Amós, que cuenta con tres Estrellas Michelín.

Según dice «había más gente en la cocina hablando conmigo que en la barra o la terraza», por lo que se tuvo que pasar a otro puesto y contratar a un cocinero.  «La cocina siempre me ha tirado, pero estoy mejor así. Me siento más cerca de las personas», ha confesado.

«ESTOY COMO EN CASA»

 

Guiribitey ha señalado que otra parte fundamental de ‘La Estación’ es su hospedaje, porque «los clientes primero comen y luego se quedan a dormir aquí.  Por lo tanto, pueden hacer de todo, que de eso es lo que se trata». «Hay habitaciones individuales, todas con su baño y aire acondicionado.  También lo puedes cerrar todo y convertirlo en un apartamento, si veo que se quiere quedar una familia o según lo que pida el cliente», ha explicado.

Según Guiribitey, el oficio del hospedaje lo tiene «enseñado y trabajado desde casa», ya que sus padres tenían un hostal en Astillero.  ∫«Yo desde los doce años estoy en ese mundillo. Hacía camas antes de atarme los cordones», ha afirmado.

El gerente dice que tiene «mucha clientela por el boca a boca», ya que pese a las nuevas tecnologías y las redes sociales, él asegura que «como el tú a tú de una persona con otra no hay nada».

«Para que te hagas una idea, vinieron unos trabajadores de una empresa gallega y se quedaron todos aquí. A raíz de ellos y de su boca a boca, me han llegado muchos compañeros suyos de Galicia y Asturias. Son personas que van a trabajar a Euskadi, hacen noche aquí y al día siguiente van a Bilbao. Me dicen: ‘Javi, es que estamos como en casa’».

«Esas palabras me alegran muchísimo y las agradezco, porque a mí me gustaría seguir aquí y que ‘La Estación’ durase para toda la vida», ha confesado muy emocionado Guiribitey, quien asegura que «llevar el negocio es su forma de vida y que no la cambiaría por nada, aunque sea un oficio muy duro no solo por el trabajo, sino por el aspecto de estar siempre aquí al pie del cañón».

Por último, también ha querido agradecer públicamente el apoyo de su mujer, que es quien lleva toda la gestión y el papeleo de los asuntos relacionados con el bar y el hostal. «Yo soy la cara visible. Ella es la que trabaja por detrás, y la verdad que lo hace genial», ha añadido.

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