«La valoración que hago del partido es un poco como el resultado: regular. Ha habido cosas buenas y cosas malas». Con este resumen de lo visto sobre el césped de Talavera comenzó Fernández Romo su comparecencia de prensa posterior al encuentro. No estaba satisfecho pero también puso en valor el «gran partido» completado por el rival. En especial, valoró el trabajo de Pachín, que «constantemente estuvo generando desajustes ahí detrás». Supo a poco el punto pero insistió el técnico en destacar que «no hay oportunidades perdidas, sino que toca valorar lo que hemos hecho y seguir adelante».

Admitió el técnico madrileño que su rival había entrado «mejor» al partido. Con el paso de los minutos fue cambiando la historia, sobre todo con la aparición «de Pablo en ataque y llegando por fuera». Fue entonces cuando llegó el gol y cuando el Racing, como destacó su entrenador, tuvo «buenos minutos de control». «En el segundo tiempo el partido estuvo controlado con el resultado, pero después del empate comenzó otra fase y ahí sí se puede pedir más, ya que no gestionamos tan bien esos minutos para haber sido más proactivos en llegadas o ser dominadores en esas situaciones», apuntó.

Antes del empate, considera Fernández Romo que los suyos estuvieron «controlando sin problemas» la situación y sin que apenas el Talavera les inquietara. Pero llegó la igualada con una acción que, según explicó el técnico, el equipo había preparado porque Rodrigo ya había marcado goles similares recientemente. Eso siempre frustra a un entrenador.

No encontró explicación el técnico madrileño al mediocre segundo tiempo de los suyos. «Hay veces que los rivales juegan, que tienen sus armas y que tienen sus momentos en el partido. Ellos entraron en un momento más positivo y nosotros en otro más negativo», explicó. Intentó reaccionar con los cambios pero admitió que pudo faltar «finura y muchas cosas».

Le preguntaron al entrenador del Racing por Pablo Torre y por si cree que le había afectado verse expuesto a todos los focos mediáticos, pero volvió a destacar que se trata de «un chico muy maduro y muy tranquilo». Reconoció que, tras retrasar un poco su posición y la de Cedric para ponerse más a la altura de los extremos, había estado «más cómodo» y había dado inicio a «sus mejores minutos». «En la segunda parte ya le ha afectado el tema físico y, además, hay que tener en cuenta que tenemos una semana de tres partidos», apuntó.

No cree que el partido hubiera servido a sus hombres para recordar que todavía queda mucho por hacer porque tiene claro que lo tienen interiorizado. Sí considera que pudo servir a «quien no sepa que es una liga complicada y competitiva y que es imposible ganar todos los partidos». Eso no quita para que el vestuario estuviera «jodido y frustrado» porque, además, se llevó «ese susto en la última jugada». «Quitando eso, seguimos el mismo camino sabiendo que es una carrera de fondo y que quedan muchos partidos por delante», añadió.

Reconoció el técnico verdiblanco que su rival se había «impuesto» en los duelos y en llevarse «la mayoría de los rechaces». Ante esto, el Racing ni siquiera fue capaz de llevarse el partido «a otro escenario para dar más continuidad al juego». Los locales incluso consiguieron sacar «a Soko del partido», ya que el africano tuvo momentos en los que se mostró «irreconocible en algunas cosas» y generando también «situaciones incómodas». Fue, en definitiva, la suma de muchas cosas lo que impidió al líder marcharse ayer de Talavera con un botín mayor.