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El Diario de Cantabria

BURGOS 2-1 RACING

Pombo, y los once metros

Los de José Alberto pierden por una diferencia de un gol, en un partido marcado por el penalti fallado por Jorge Pombo en la primera parte.
Pombo durante el encuentro ante el Burgos.
Pombo durante el encuentro ante el Burgos.
Pombo, y los once metros

Derrota en el Plantío.  El Racing arropado por millares de cántabros en tierras castellanas se enfrentaba contra un equipo rocoso y rudo, que mide mucho la defensa y la unión del equipo. Duelo en el campo, y también en la grada. Los aficionados cántabros se hacen notar en El Plantío, y las bufandas, banderas y gargantas verdiblancas conquistan Burgos.

De negro y verde los de José Alberto han tenido por delante un partido de esos en los que la parroquia racinguista lo tenían anotado en el calendario de la pared. Un desplazamiento que gusta, buena hora y tres puntazos por jugarse. En el minuto 3, se ponía de cara el partido con un penalti por una mano en la que el defensa del Burgos intentaba despejar el balón y el esférico acabó estrellándose en el brazo de Curro Sánchez. De nuevo, Jorge Pombo contra los once metros vuelve a fallar. El aragonés erró de nuevo la pena máxima. Jarrón para los aficionados verdiblancos. Ocasión fallida que, nuevamente, va a afectar en el marcador y en el partido.

La frustración y la rabia se apodera del maño y sus compañeros lamentan que fallara el penalti. Muchas penas máximas que el Racing perdona. Es el juez que te salva de la condena cuando ya estás con las esposas puestas. Una verdadera pena para los intereses de los cántabros. Aún así, siguen con la misma idea. Esto es el Racing. Luchar contra viento y marea, y a veces, hasta contra sí mismo. La vida continúa y el reloj del colegiado también. El equipo tiene que superar el penalti fallado y que el Burgos no se anime con el error de los verdiblancos. Los que no fallan son los fieles, que ahí continúan, aunque llueva o sople el sur. Pero ni gotas ni viento, el sol luce en la ciudad castellana y el Racing sigue en un constante nubarrón. El Burgos, poco a poco, va subiendo el equipo y provocando ocasiones en sus ataques. José Alberto, que sufre en la banda, da instrucciones a los suyos para tratar de levantar el ánimo de sus pupilos.

Con esta ocasión errada de Pombo se puede abrir el debate del ejecutor de los penaltis. Cuestionado por el tirador de las penas máximas, el asturiano aseguró que él escogía quién tiraba los penaltis. Habría que preguntarle de nuevo a José Alberto, igual ha cambiado de opinión. La verdad, que el debate ahí está. E incluso dentro de los propios jugadores, un aspecto que no tiene que pasar desapercibidos es que Sangalli cogió el balón para tirar el penalti, pero el aragonés le quitó la bola. Lo demás ya lo saben. No hace falta hurgar en la herida. El golpe todavía sigue doliendo, aunque más dolorido debe de estar el palo en el que Pombo estrelló la pelota. La madera acabó temblando, parecida a cómo tembló el graderío de El Plantío celebrando el fallo del racinguista. Tanto para los locales, como para los visitantes. Las dos Españas. Alegrías por un lado, lamentos por el otro.

El fútbol es como la vida, la alegría va por barrios. Y de sonrisas los racinguistas van justos. Pasando veinte minutos, la tarde ha presentado un partido igualado en el que nadie ha hecho más que el otro. Salvo el penalti, no ha habido mucho juego. José Alberto ya avisó en los días anteriores al encuentro.

Penalti fallado

El asturiano no mintió sobre la temática de la disputa. Parece ser que el partido se juega en las gradas. Duelo de cánticos entre cántabros y castellanos. Las bufandas verdiblancas y blanquinegras vuelan por el cielo de Burgos. El Bargas avisa en el minuto 30 y mete el gol. Menos mal, para los intereses del Racing, que fue anulado por fuera de juego. Aún así es un toquecito para los de José Alberto. Internada por la banda en la que colgaron el balón en el segundo y Juan Hernández fulminó el castillo de Parera. Un gol que no sube en el marcador, pero que deja un recado al Racing, que vivió un auténtico susto. Pese a no haber un gran fútbol, la primera parte está dejando un penalti fallado y un gol anulado. Parece un chiste, pero lo más curioso es que si lo cuentas nadie se reiría. El Racing parece pedir un descansito en estos minutos. El Burgos está en plena ofensiva y los verdiblancos están pasando por una complicada situación. Seguro que alguno ya estaría pensando esa mítica frase apurada de: «Arbi, la hora». Los pupilos de José Alberto necesitan un tiempo muerto para reponerse del hostigamiento burgalés. Los hombres de la marca del canguro están aguantando el partido. Los detalles van a marcar el encuentro. Esta cita en El Plantío deja un gol en el 42, a tres minutos del descanso. Mazazo con un tiro imparable de Mumo. Trallazo desde fuera del área en una segunda jugada, en la que el balón le vino al burgalés. Mumo lanza y teledirigido a la portería de Parera y la bolita entre los tres palos. Y tres eran los minutos que quedaban para que el árbitro se llevase su silbato a la boca para concluir la primera parte.

Seguro que a más de uno le vendrá a la mente el penalti de Pombo, ‘masokismo verdiblanco’ que cantaba Palabras Muertas en el Racing Calling, el disco conmemorativo del centenario.Cinco minutos de la segunda parte y gol del Burgos. Golazo de Curro, que ha sido un protagonista del partido. En la primera parte cometió un penalti y en la segunda hizo un gol. Otro varapalo para el Racing en esos minutos ‘psicológicos’, que tanto afectan. Esto continúa como terminó. Con un gol del Burgos y un jarro de agua fría para los racinguistas. El equipo tiene que reponerse, porque necesita una reacción con la que poder dar la vuelta al marcador. Difícil tarea tienen los cántabros. Por si fuera poco, lesión de Sangalli. En su lugar sale Peque. Menuda tarde que llevan los de Santander. José Alberto aprovecha la ocasión y saca al tapete también a Matheus, que fue sustituido por Roko Baturina. A quince minutos del final, Juergen mete un auténtico golazo de falta. El cafetero consigue abrir la lata para los cántabros. Un tiro libre de falta desde fuera del área, que hace soñar al equipo montañés. A un cuarto de hora del final comienza otro partido. Quedan diez minutos y las gradas, por ambos fondos, aprietan y calientan el partido.

Había ganas de fútbol en El Plantío. «Y dale y dale, y dale Racing dale» cantan los fieles verdiblancos en tierras castellanas. Bufanda en mano, los cántabros conquistaron la animación en la tarde de ayer. Al palo Castell en el 85, el Racing se salva del gol que le hubiese dejado muerto en la lona. Paradón de Parera para que después el larguero echase una mano a los de José Alberto. Los ataques no paran y las pulsaciones a mil. Y con los tres pitidos del señor de amarillo finaliza el partido. Victoria del Burgos, que deja tocado al Racing. En Ponferrada, Málaga, Gijón y Oviedo celebran los tres puntos de los castellanos.

Pombo, y los once metros
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