24.04.2024 |
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RAYO MAJADAHONDA 2-4 RACING

A un paso del ascenso

El Racing enlazó ante el Rayo Majadahonda su octava victoria consecutiva con tres goles de Pablo Torre, dos de ellos de penalti | Si hoy pierde el Deportivo de La Coruña en Talavera, será equipo de Segunda División

Los jugadores del Racing celebran uno de los goles en la esquina del campo. / RRC
Los jugadores del Racing celebran uno de los goles en la esquina del campo. / RRC
A un paso del ascenso

El Racing no deja espacio a los agoreros y pesimistas. No hay que engañarse, el ascenso es un hecho. Que nadie tenga reparo en poner el champán a enfriar o en comprar las bengalas y el bañador porque es cuestión de tiempo. Incluso se podría producir hoy si el Deportivo pierde este mediodía, pero casi es mejor que cumpla y que el conjunto cántabro tenga la oportunidad de conseguirlo ganando en su propio campo el próximo domingo al Celta B y no tras una derrota ajena, que queda un poco más feo. Está tan sobrado, ve tan lejos a los demás, que incluso se puede permitir este tipo de debates. Se está dando un paseo tan plácido por la categoría en la segunda vuelta que ayer incluso dio la impresión de estar muy por encima de un equipo como el Rayo Majadahonda, que sólo sintió impotencia ante, sobre todo, el potencial ofensivo que tienen los hombres de Romo.

Con la de ayer son ya ocho las victorias consecutivas que acumula el equipo verdiblanco y 18 jornadas sin perder. Prácticamente, toda una vuelta. Sigue a ritmo de récord, imparable, con la plusmarca de los 86 puntos a su alcance y como si no hubiera manera humana de meterle mano. Es una caja fuerte para sus oponentes, que no saben cómo abrirla. Compran sopletes y contratan especialistas pero sólo les sirve para tirar su dinero. Y si un equipo le marca dos goles, como ayer el Rayo Majadahonda, él anota cuatro. Como en Villaviciosa de Odón, le volvieron a pitar dos penaltis a favor que tuvieron escasa discusión, pero ayer los anotó. Incluso está aprendiendo sobre la marcha a superar esa asignatura que mantenía pendiente.

El partido se pareció poco al de la primera vuelta en Los Campos de Sport, pero estuvo marcado por lo que sucedió entonces. Aquel día hubo un gol menos (3-2) y tres de ellos se marcaron en el primer cuarto de hora mientras que ayer el primero tardó cuarenta minutos en llegar, pero lo cambió todo. Aquel día fue Pablo Torre quien dio un puñetazo encima de la mesa de la categoría remontando el tanto inicial del Rayo Majadahonda con dos goles para enmarcar. La perla de Soto de la Marina volvió locos a los madrileños y por eso el conjunto madrileño le esperaba con ganas en su propio campo. Le tenían cogida la matrícula y la primera consigna fue evitar que jugara, que se sintiera cómodo y que se divirtiera. Y a un tipo así sólo se le frena en falta. Le salió caro al conjunto local, ya que su enemigo público número uno les expulsó a un futbolista y les anotó tres goles. Si no querían caldo, se llevaron cuatro tazas.

Fue Pablo Torre quien provocó que todo saltara por los aires y que se desatascara un encuentro que estaba siendo de pico y pala y manos manchadas de grasa. Al canterano le quisieron frenar en seco y las duras faltas con las que le intentaron condicionar y atemorizar provocaron cuatro cartulinas amarillas, dos de ellas por parte del mismo jugador, que era central. Fue Álvaro Vega, que se marchó del campo sin ni siquiera protestar. Quedaban cincuenta minutos por jugar y el Rayo Majadahonda se quedó con un hombre menos.

No acabó la cosa ahí. No fue penalti y expulsión porque es algo que ya no se lleva pero casi, ya que unos segundos después de la cartulina roja, Borja cometió una falta estúpida sobre Eneko Satrústegui dentro del área que ni siquiera fue cuestionada por parte de los jugadores locales. El primero en coger el balón fue Pablo Torre porque cuando él está en el campo, todo balón parado, sea de donde sea, lo lanza él. Sin embargo, apareció el ‘nueve’, siempre ávido de goles, para intentar ejecutar él la pena máxima. Y llegó a hacerse con la pelota. Fue un momento delicado porque el Racing venía teniendo un problema importante con los penaltis. Había tirado tres hasta ayer y los había fallado todos. De hecho, venía de errar dos en el último desplazamiento, que fue al campo del Dux. Por eso intervino el banquillo. No estaba la cosa para tonterías.

El lanzamiento de Pablo Torre, el tipo que había provocado la cartulina roja con su sola presencia, fue perfecto. Qué ilusos quienes intentaron meterle miedo a base de golpes, ya que los lleva recibiendo desde que era infantil. A nadie le sorprende, pues, el desparpajo con el que actúa ese chaval de 19 años, que con cero a cero y el anuncio de una tarde complicada, se lanzó a imitar a Panenka. El portero se lanzó a un lado y el cuero pasó a su lado. De pronto, el camino del Racing se convirtió en una alfombra roja al ponerse por delante y haberse quedado con uno más. Todo se había puesto de cara. Nada, por lo tanto, había cambiado, ya que el viento seguía a favor y los semáforos seguían poniéndose en verde al paso del equipo.

Pocas veces se agradeció más que ayer, ya que el Racing se encontró con un buen rival. No era nada nuevo. El Rayo Majadahonda partió con las ideas muy claras, bien posicionado y sintiéndose poderoso atrás. El conjunto cántabro, que puso en escena al mismo once que había ganado siete días atrás a la UD Logroñés, comenzó el encuentro de manera muy parecida a aquel día. Si contra el equipo riojano tardó Soko 52 segundos en encarar y provocar el primer córner, ayer tardó 37. Lo que sucede es que el saque de esquina no terminó en nada. Fausto Tienza cazó su rechace al minuto 29 y se fue muy lejos. Fue uno de los pocos acercamientos del primer tiempo hasta que todo se rompió. Hasta ese momento, todo apuntaba a un partido equilibrado, con poca presencia en las áreas y con mayor posesión para el Rayo, lo que ni mucho menos se traducía en llegadas al área. De hecho, Parera no paró ni una. Las dos veces que llegó su rival, las subió al marcador.

Al Racing le costaba salir mientras que el equipo madrileño lo hacía con soltura. Una excepción fue el ataque que construyó a los 36 minutos, cuando todos actuaron fuera de sitio. Comenzó Pablo Torre con una maravilla en campo propio que continuó Cedric en el medio campo. El único que estuvo en su lugar fue Soko porque no sabe hacerlo en otro lado. Y su centro fue rematado, en el corazón del área pequeña, por Íñigo, que nadie sabe cómo había llegado hasta allí. Bendito desorden. Más lógica fue la primera y más clara ocasión que tuvo el Racing de borrar la igualada inicial, que fue a los cinco minutos. Los protagonistas fueron los dos africanos del equipo, arrancando el camerunés, que comenzó tremendamente inspirado, y rematando el nigeriano, pero no se posicionó bien al ejecutar el disparo y el cuero se le fue alto.

La sangre había empezado a brotar de la herida en esos minutos finales del primer tiempo en los que se rompió todo pero el Racing salió con el machete para agrandar el dolor de su rival. El conjunto cántabro está demostrando en el paseo militar que se está dando en la segunda vuelta que no se conforma con adelantarse y, casi sin darse cuenta, se puso 0-3. Fue el resultado que enseñó el marcador a los 53 minutos.

El segundo fue de Arturo. Satrústegui ganó línea de fondo, centró y el remate de Unai Medina, que estaba donde nadie espera que esté un lateral derecho cuando ha centrado el izquierdo, lo sacó Borja sobre la línea de gol con la buena fortuna de que el rechace fue a las botas de Arturo, que por fin estrenó su cuenta goleadora. El tercero fue una obra maestra de Pablo Torre, que ganó la espalda a todos y libró el mano a mano con el portero con una perfecta y hermosa vaselina. Si los madrileños habían intentado terminar con el de Soto de la Marina, no les pudo salir peor la jugada porque se fue con el balón a casa. El tercero lo volvió a anotar desde los once metros, después de que un defensor abortara en falta lo que ya parecía medio gol de Cedric.

El tercero de Pablo Torre fue el cuarto del equipo. Tampoco ese se lo dejó al ‘nueve’ porque, a pesar de lo bien que se habían puesto las cosas, el Rayo Majadahonda había acortado distancias. Incluso marcó dos goles, ambos del recién entrado al campo Carlos Mendes, que presumió de una capacidad enorme para meter su larga pierna derecha entre todos los defensas y el portero para rematar. Tras el primero de ellos, golpeó a Parera, que acabó marchándose del terreno de juego desorientado tras recibir el segundo, que fue similar.

Los dos goles del equipo madrileño surgieron de otros tantos desajustes y errores atrás poco acordes a la trayectoria que sigue el Racing, pero todo se había puesto tan de cara que incluso es humano relajarse. Con todo, el conjunto cántabro incluso tuvo otras dos oportunidades, la mejor de ellas de un Cedric que se fue sin celebrar ninguno por segunda jornada consecutiva. Le costó entrar en juego en el primer tiempo, cuando incluso retrasó mucho su posición para cambiar la dinámica, pero corrigió en el segundo. Y contó con una buena acción en la que ganó la posición a los centrales para meterse al área en posición de disparo con su pierna buena, pero el balón se fue cruzado. No importó. Ayer al líder le sobraron goles como parece que le van a terminar sobrando muchos puntos.

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