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El Diario de Cantabria

TRAINERAS

Kewin Ruiz sostiene a la Pedreñera

Pedreña perdió un solo punto respecto a Arkote a pesar de sufrir la rotura del tolete del patrón en la primera ciaboga y del remo de Suso Hermelo en la tercera |  Castro fue segundo en Zarautz | Hoy, última regata liguera

Kewin Ruiz, junto a Roberto Labrada y Miguel Lado, que le ayudaron a gobernar el bote tras romperse el tolete.
Kewin Ruiz, junto a Roberto Labrada y Miguel Lado, que le ayudaron a gobernar el bote tras romperse el tolete.
Kewin Ruiz sostiene a la Pedreñera

Pedreña pudo haber dejado solventada ayer su clasificación para el playoff, pero terminó tirando cohetes de alegría y satisfacción por haber terminado en quinta posición. Sólo perdió un punto respecto a Arkote y afrontará hoy la última regata del calendario con dos de renta. Tocará pelear hasta el final e ir a por la bandera en Bilbao como mejor manera de acabar con los sueños de su gran rival, pero lo que probablemente intuya es que no volverá a sufrir en mucho tiempo como sufrió ayer. La regata de Zarautz se convirtió en una auténtica pesadilla para la ‘Pedreñera’, en toda una película de terror de la que, por increíble que parezca, salió viva. Parece mentira después de las últimas cinco semanas que ha completado la trainera negra, pero ayer pudo haberse ido todo al traste. No la pudieron pasar más cosas, pero el final fue feliz, con abrazos, sudores y un joven patrón que salió doctorado y con unos galones que ya nadie le va a quitar.

A Kewin Ruiz se le rompió el tolete en la primera ciaboga y a Suso Hermelo, el cobre de babor, se le rompió el remo durante la última. Fue todo un cúmulo de calamidades que bien podría haber puesto de los nervios a todos los que iban a bordo, pero estuvieron a punto de ganar a Arkote. No lo hicieron por un puñado de centésimas, por lo que al menos impidieron que alguien se colara entre ellos. El botín que consiguieron los de Plentzia, por lo tanto, fue mínimo. A pesar de las continuadas desgracias, la ‘Pedreñera’ incluso fue por delante de su gran rival hasta el largo final. Cambió por última vez de dirección peleando por la bandera y eso quiere decir que, en condiciones normales, a buen seguro que se habría ido ayer de Zarautz con la clasificación en el bolsillo, pero el suspense se mantiene.

Fue cuando se habían disputado poco más de cuatro minutos de regata cuando se rompió el tolete del remo de Kewin Ruiz. Tuvo que esperar a la regata más importante para decir basta, como si alguien hubiera saboteado la embarcación cántabra durante la noche. Que revisen los vídeos de la cámara de seguridad. La suerte que tuvo el joven patrón pedreñero fue que al menos quedó su timón unido con un trozo de cuerda. A eso se tuvo que aferrar, a esa poca cosa, a esa minucia, a esa pequeña colección de hilos que, en definitiva, resultó fundamental para que obrara el milagro.

Se pasó el patrón pedreñero quince minutos gobernando el bote sobre la movida mar de Zarautz, que presentó olas de dos metros, a puro pulso. Los remeros avanzaron y siguieron a lo suyo sin llegar a explicarse cómo seguían en el ajo, qué demonios estaba pasando para incluso seguir peleando con San Pedro manteniendo a Arkote por detrás. Una vez en tierra y repasando lo que había sucedido, ni siquiera fueron capaces de explicar cómo demonios habían sido capaces de terminar la regata en pie. Fueron testigos presenciales de una exhibición de pericia y saber hacer en medio de un momento de tensión máxima propias de un patrón de cincuenta años cuando, en verdad, tiene 24.

Desde tierra se apreció que algo no iba bien por los gestos de Kewin Ruiz, que parecían más forzados y acentuados de lo habitual, como si le hubieran puesto pesas en la pala. Él hacía lo que podía apoyando el remo en la popa y tirando de brazo. Se creció ante la adversidad y llegó a completar las tres ciabogas prácticamente como si tuviera todas las herramientas consigo. Delante todo era colaboración. Todo fue solvencia y solidaridad. Se habló mucho pero se mantuvo la coordinación y, sobre todo, la velocidad del bote. Al joven patrón que gobernaba el mismo como mejor podía le ayudaron los dos marcas, dos tíos con experiencia y muchas horas de trainera en sus brazos como Miguel Lado y Roberto Labrada. Ambos iban clavando sus remos en función de la necesidad y de los movimientos de Kewin Ruiz para ayudar a llevar el bote recto. Cualquier error, cualquier mal gesto o una repentina guiñada podía echarlo todo por la borda.

No sucedió. Pedreña se mantuvo en pie y ni siquiera dio por perdida la pugna por la bandera. Bien pudo haberse olvidado de San Pedro y centrarse en Arkote, que tampoco estaba disfrutando, pero los trasmeranos lo querían todo. Y en todo momento se mantuvieron por delante de su gran rival y prácticamente a la altura de San Pedro. El ecuador lo cruzaron ambos a la par pero, a partir de ahí, la ‘Libia’ aprovechó que se le había puesto todo a favor para decir adiós a los demás y marcharse a por una victoria que, para colmo, le concedió la victoria liguera de forma matemática a falta de una última jornada.

Fue al realizar la última maniobra cuando las cosas se complicaron aún más a bordo de la ‘Pedreñera’. Suso Hermelo, el cobre de babor, rompió el remo, tuvo que tirarlo al agua y coger el de repuesto. Todo ese suceder de acontecimientos lo aprovechó Arkote para meterse en la pelea. Se había visto perdido y condenado y, de pronto, la mar le había concedido una segunda oportunidad que quería aprovechar. Y lo hizo. Hubo alguien o algo que no quiso que la liga acabara ayer.

Fue un último largo duro en el que incluso hubo que pelear con los tiempos de ‘La Marinera’, que había ganado con enorme autoridad la segunda tanda. Su sueño pasaba por repetir la historia de siete días atrás, por que se levantara viento y no pudieran con ella las traineras de la tanda de honor, pero apenas hubo cambio en el ambiente. Quizá la brisa se intensificó, pero no fue gran cosa. Lo que dominaron ayer fueron las olas, unas olas hermosas, limpias y surfeables que permitieron a la trainera castreña completar su mejor largo de la temporada en su último viaje de vuelta.

Esa ola aprovechable venía a morir a la calle uno, a la carretera que une Getaria con Zarautz, por lo que ‘La Marinera’ tendía siempre a babor tras realizar la ciaboga exterior con el fin de aprovechar mejor las condiciones de la mar. Le costó dejar atrás a Hondarribia B, que no navegó por la calle cuatro con tanta libertad como el lunes pasado en Castro porque Zarautz, que iba por la tres, se aferró a su estela. Sí pudo elegir carretera ‘La Marinera’ porque Zumaia sí se descolgó en seguida. Acabó entrando por la calle dos tras un último largo en el que no dejó pasar ni una ola. Fueron un auténtico espectáculo los últimos metros de Castro, que acabó segundo y a quien se le va a hacer muy corta la liga.

Pedreña vio cómo le superaba Arkote en mitad del último largo, en medio de su mar de fatalidades y con un Kewin Ruiz tremendamente exigido físicamente. Tanto, que cayó derrumbado tras atravesar la meta como si de un remero más se tratara. Entre todos, habían salvado al bote de un auténtico naufragio porque no se vinieron abajo cuando vieron a la ‘Plentziarra’ poner su proa por delante. Los pedreñeros apretaron los dientes y se mantuvieron a flote cediendo al final apenas un par de bancadas. No se dejaron ir, hicieron frente a su propio destino y acabaron con una sonrisa y, seguramente, manteando a su patrón.

Kewin Ruiz sostiene a la Pedreñera
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