23.04.2024 |
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Un enero sin la necesidad del 9

El Racing ha salido siempre al mercado invernal en busca de gol | Con Borja Lázaro, Abdón Prats, Quique González, Gio o Zigic lo encontró | Con Capanni, Papu, Barral, Pumpido, Quini o Babacar no

Facundo fue el delantero fichado en el enero del 2016. / ALERTA
Facundo fue el delantero fichado en el enero del 2016. / ALERTA
Un enero sin la necesidad del 9

Se puede dar por seguro que el Racing va a acudir al mercado invernal porque siempre se ponen en el escaparate futbolistas que no lo estaban en verano, ya que aspiraban o, directamente, consiguieron fichar por algún equipo de categoría superior. Lo que sucede es que no todos acaban jugando y, tras meses en un segundo o tercer plano, aceptan bajar un escalón para volver a sentirse protagonistas, jugar, hacerlo bien y atar un buen contrato el siguiente verano. A algo así aspiran todos los clubes con posibles aunque no siempre sale bien. La figura más reputada es la del delantero y el equipo verdiblanco siempre ha echado la caña en busca del ‘nueve’ que marque diferencias. De hecho, ha habido temporadas en las que ha ahorrado dinero en agosto para poder ir con más fuerza al mercado de enero. Lo ha convertido en un clásico, prácticamente en tradición. Como las cabalgatas de reyes o las rebajas. Sin embargo, es posible que este año no necesite salir de compras para reforzar su punta de ataque, lo que sería toda una rareza en él.

En los últimos tiempos, el Racing ha completado a menudo la primera mitad de la temporada con la certeza de que todavía no tenía al ‘nueve’ bueno y caro en sus filas y que saldría a buscarlo en enero. En el presente curso cambió la historia porque incluso comenzó la pretemporada con él. Su apuesta era Cedric, que firmó en la campaña anterior una enorme segunda vuelta que le valió la confianza del club y del nuevo entrenador. Éste sólo fichó gente que le acompañara, jugadores menos cotizados que de partida sabían que estaban un peldaño por debajo, como Carlos Castro, Manu Justo y Jack Harper. Lo bueno es que todos ellos, a excepción del asturiano, están funcionando bien. Y, al jugar con un solo punta, por mucho que este último vaya a abandonar la nave durante el mercado invernal, a la plantilla no le va a urgir ningún ‘nueve’ a no ser que el mercado le presente una oportunidad de las que no se pueden rechazar.

Si hay algo que tiene bueno el Racing es el ataque, donde cuenta con una buena colección de jugadores capaces de generar peligro, de marcar y de desequilibrar cualquier partido en cualquier momento. No tiene que ir a buscarlo fuera como si le ha hecho falta en otras temporadas, algunas con fortuna y en otras con menos fortuna. En la colección de delanteros llegados en enero en los últimos años hay de todo, hasta aciertos como Zigic, Gio o Abdón Prats hasta fiascos como Capanni, Quini o Papu.

El elegido la temporada pasada fue un supuesto joven valor de apenas veinte años que jugaba en el filial del Milán. De primeras, parecía una apuesta arriesgada, pero también lo había sido aquel a quien había venido a sustituir, que era Adrián Balboa. El uruguayo comenzó con buen pie y marcando en sus primeros veinte segundos con la casaca verdiblanca, pero no volvió a hacer nada más reseñable. Fue clave un penalti que exigió tirar como si fuera un niño de doce años en el colegio y lo tiró a las nubes. Aún no ha bajado el balón. Aquello ya le marcó definitivamente y hace doce meses él mismo pidió marchar, con lo que le hizo un favor al Racing porque cobró hasta el día que estuvo y se fue. Confiaba el club, como todos los años, en fichar un delantero que por fin pudiera marcar diferencias pero sólo encontró a ese jugador procedente del Milán que se llamaba Luan Capanni y que no sólo demostró estar muy verde, sino que lo único que hizo con el conjunto cántabro fue ver tarjetas amarillas absurdas.

papu. Si la apuesta por Capanni fue mala, el jugador al que encontró Chuti Molina para intentar contar por fin con un delantero que marcara goles en Segunda División fue incluso peor. El equipo 19-20 estaba echando mano de David Rodríguez para formar la punta de ataque pero éste no carburaba. Las alternativas eran un Jon Ander recién salido de lesión, un Barral en el ostracismo o un Javi Siverio en quien no se quiso confiar. El director deportivo había buscado a su delantero diferencial en verano hasta última hora pero prefirió ahorrarse el dinero para enero. Y a quien fichó fue a Papu como cedido como el Zaragoza. Apuntaba maneras, pero llegó fuera de forma, pronto se lesionó y, para cuando se recuperó, o no quiso jugar o no se entendió con el entrenador. Fue un cero a la izquierda, todo un fiasco de fichaje.

La campaña anterior, la 2018-19, que fue la del último ascenso, la apuesta para enero fue David Barral, que evidenció en los meses en los que estuvo en Santander que había sido abandonado por el fútbol. Aún así, al conseguir el equipo el objetivo, su contrato quedó renovado y se lo tuvo que comer el club. Más suerte tuvo el Racing en las dos temporadas anteriores porque sí contrató a dos delanteros que aumentaron el potencial del equipo en el área. En la fatídica campaña 2017-18, los ocho goles de Borja Lázaro entre febrero y mayo no sirvieron para evitar el desastre de no clasificarse ni para el playoff, pero su rendimiento fue bueno. Mejor aún fue el de Abdón Prats en el curso 2016-17. Llegó de no contar para nada en el Mirandés y gracias a su despegue en Santander volvió a Mallorca y allí aún sigue haciendo carrera siendo cada vez más importante.

En la temporada 2015-16, en la que estaba Pedro Munitis al mando, también se fue el Racing muy lejos para atar en enero al delantero centro que terminara con los problemas con el gol del equipo. Y a quien contrató el club fue al argentino Facundo Pumpido, que dio muestras de poder haber aportado. Marcó un par de goles pero justamente se lesionó el día que se sorteó la primera eliminatoria del playoff. Y su baja aumentó su importancia teniendo en cuenta que Dioni, el otro delantero del equipo, llegó con la lengua fuera al final de curso.

No se pudo quejar el entrenador del Barrio Pesquero porque el año anterior, cuando ocupó la plaza del cesado Paco Fernández, contó con dos delanteros para la segunda vuelta que más le habría gustado tener al entrenador asturiano. Pudo contar con Quique González y Mamadou Sylla, que reforzaron el ataque en enero dando un enorme rendimiento ambos. El técnico ovetense no pudo disponer de ellos y el año anterior, además, a él no le ficharon ninguno. De hecho, bastante tuvo con retener lo que tuvo, que fue Koné y Mariano. Sólo con ellos dos tuvo que lograr el ascenso del equipo.

En la temporada 2012-13, la primera en Segunda tras el último descenso de Primera, a quien fichó el Racing presidido por Harry y planeado por Emilio de Dios para evitar la cuesta abajo y ganar olfato goleador fue al veterano Quini, que llegó del Alcorcón pero sólo le dio para marcar tres goles. Con todo, su aportación fue mejor que la de Babacar el año anterior, el de la caída del Racing desde su privilegiada situación en Primera División

El conjunto cántabro ya llevaba tiempo entrando en las quinielas para descender a Segunda pero, precisamente, terminó salvando el cuello la temporada anterior, la 2010-11, gracias al delantero de invierno que fichó el Racing, que fue Gio dos Santos, que completó una segunda vuelta tremenda y cambió él solo al equipo. La campaña anterior lo había hecho la irrupción de Canales en la segunda vuelta y el curso 2008-09, el de Muñiz, el ‘nueve’ que ató el conjunto cántabro para aumentar su potencial goleador fue, nada más y nada menos, que Zigic, que marcaría trece goles en esos pocos meses que duró su segunda etapa como verdiblanco. Como se ve, a menudo fichar delanteros en el mercado invernal parece una buena idea y otras muchas sale mal. Lo bueno es que el conjunto cántabro no tiene necesidad este año. Y así se hace todo mejor.

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