Marco Camus había sido relegado al último puesto de la fila. De entre todos los extremos que tenía disponibles en el equipo, él y Alfon se habían quedado sin espacio para hablar. No tenían líneas de diálogo en el guión que manejaba José Alberto. No era una situación nueva para el futbolista manchego, que con Fernández Romo tampoco jugaba apenas, pero sí para el canterano, que, aunque nunca se ha podido sentir titular en el equipo verdiblanco, al menos sí estaba dentro de la rotación. En la primera vuelta participó en prácticamente todos los partidos pero con el nuevo técnico no había disputado ni un solo minuto. Por eso prefirió buscarse las abichuelas por otro lado. Sintió que en casa le cerraban la puerta y por eso pidió permiso para alistarse como voluntario en una mili que han pasado otros antes que él. Sólo unos pocos volvieron.

El veloz extremo santanderino no va a terminar la temporada con el Racing. Él mismo pidió acordar una cesión con alguno de los muchos clubes de Primera Federación que habían preguntado por su situación. Y el elegido ha sido el Córdoba, uno de los pesos pesados de la categoría de bronce, un proyecto que aspira a pelear por el ascenso. Es allí donde Camus confía en encontrar la confianza y la continuidad que se le ha negado en el conjunto cántabro. Confía en aprovechar todos estos meses para dar un puñetazo encima de la mesa y que a partir del próximo verano, cuando vuelva para iniciar la pretemporada de nuevo en casa, no sea debatible si entra en los planes o no.

El canterano ya estaba con la mosca detrás de la oreja desde que comprobó a las primeras de cambio que no le gustaba a José Alberto. Cuando ni siquiera fue de los que tuvo la oportunidad de ser titular en el partido de Copa del Rey contra el Linares se acentuó la sospecha. Más aún cuando el técnico asturiano tomó la decisión de promocionar a Yeray. En principio fue para jugar en la derecha, que es donde más minutos acumuló Camus en la primera vuelta, pero incluso entró como titular por la izquierda en Las Palmas por delante de este último. Ahí ya no sólo sonó la alarma de su casa, sino que también se encendió la luz roja.

Ha habido más decisiones que han ido empujando a Marco Camus a pedir una salida del Racing. La decisión que tomó José Alberto en el estadio Gran Canaria no fue la última. La siguiente fue el fichaje de otro extremo como Marco Sangalli. Es una incorporación de enero y eso, de partida, ya le colocaba por delante. El último empujón, el definitivo, fue el hecho de quedarse en la grada en el partido del pasado viernes. José Alberto realizó dos descartes y uno fue el del santanderino, que lo interpretó como una invitación a dar el paso. Y el jugador lo ha dado. Incluso se planteó la posibilidad de pagar la cláusula de rescisión para elegir su propio futuro y aceptar alguna de las propuestas que tenía encima de la mesa, pero en el club le insistieron en que se mantuviera en casa, que el fútbol da muchas vueltas y que el próximo verano puede empezar una historia bien diferente. De hecho, el jugador renovó su contrato el curso pasado hasta 2025 y la entidad verdiblanca quiere seguir teniéndolo en cartera. 

Más allá de que aún mantiene contrato, en el Racing también son conscientes de que haber rescindido el contrato de Marco Camus al mismo tiempo que fichaban a un jugador que venía de jugar poco en el Oviedo habría sido políticamente incorrecto. Habría suscitado debate y un malestar que, como siempre sucede en este tipo de negociados, habría salido a flote en el caso de que las cosas vayan mal dadas en lo que resta de curso. No se la han querido jugar por esa dirección.

A José Alberto le preguntaron el pasado fin de semana por la situación del santanderino y recordó que entrena a un equipo profesional y que hay que pelear el puesto. «Necesitamos rendimiento inmediato», señaló. Y dio a entender que ahora mismo pensaba que había otros futbolistas que se lo daban y él no. A su vez, cuando se hizo cargo del banquillo verdiblanco, respaldó lo que Fernández Romo solía decir de él, que es un extremo de los que ya no quedan, de los que son capaces de desbordar, romper al espacio, ganar línea de fondo y llegar. Son jugadores de los que ya no hay pero al técnico asturiano no le gusta ese perfil, ya que quiere jugadores para esa posición que se metan para dentro para generar superioridades y, a la vez, puedan avanzar los laterales. Y ahí no entra Camus, que vendría a obstaculizar las aventuras de Saúl García.

Se marcha Marco Camus, un jugador que debutó en la anterior etapa del Racing en Segunda, cuando el equipo estaba ya descendido. Al curso siguiente no tuvo el protagonismo que todos esperaban porque estuvo muy lastrado por las lesiones mientras que el curso pasado fue un habitual en las rotaciones de Fernández Romo. Su situación fue similar a la del presente curso con el entrenador madrileño, con quien esta campaña ha jugado veinte partidos, cuatro de ellos como titular, para acumular 644 minutos. Ahora confía en lanzar definitivamente su carrera en un Córdoba donde se encontrará también un alto nivel de exigencia. Se antoja un buen destino donde confirmar si de verdad tiene una historia que contar en el Racing.

La salida del santanderino al Córdoba, tercer clasificado del grupo primero sólo por detrás del Alcorcón y del Castilla, que tienen tres y un punto más, respectivamente, se suma a la ya anunciada de Alfon al Murcia. El jugador está en su nuevo destino desde la semana pasada pero hasta el lunes no se hizo oficial, ya que hubo que sellar el múltiple acuerdo que demandaba una operación así, ya que estaba en el equipo cántabro en calidad de cedido.

YERAY, ANTE SU GRAN OPORTUNIDAD. El Racing se ha quedado con sus dos extremos titulares y ha cambiado a los dos suplentes. Tanto con Fernández Romo al mando como con José Alberto, quienes han jugado siempre de inicio cada vez que han estado disponibles han sido Mboula por la derecha e Íñigo Vicente por la izquierda. Parecen insustituibles, por lo que el movimiento se ha producido en la segunda unidad. Se han marchado Alfon y Marco Camus y han llegado Marco Sangalli y Yeray.

En principio, los dos recién llegados son jugadores que donde más minutos acumulan a lo largo de su carrera es en la banda derecha. También pueden jugar en el carril del once como demostró Yeray en Las Palmas o Sangalli en el último partido con el Oviedo, pero pierden potencial. Esto quiere decir que, en teoría, la plantilla ha perdido equilibrio en ese sentido. Hay un jugador que con Fernández Romo arrancó a menudo por banda izquierda, que fue Arturo. De hecho, fue el titular en la tremenda segunda vuelta que completó el equipo el curso pasado, pero José Alberto ha dejado claro desde su llegada que cree que el sitio del murciano está por dentro. Y es por ahí por donde le está utilizando.

Puestas las cartas de este modo sobre la mesa, parece claro que lo que resta de temporada se ha convertido en una gran oportunidad para Yeray de asentarse en el primer equipo. A José Alberto le ha entrado por el ojo porque, de hecho, es un extremo de los que le gustan, de los que entran hacia dentro. Juega a pierna cambiada y está por estrenar a lo grande ese lanzamiento lejano que tiene y que tantas alegría ha dado al Rayo Cantabria. Es un futbolista que se formó como media punta pero al que Ezequiel Loza le asignó ese nuevo rol el curso pasado. Y fue cuando dio un tremendo salto de calidad.

El canterano, que renovó el pasado verano, llegó a debutar con Fernández Romo el pasado curso. Sin embargo, aunque dejó de contar con él, le siguió llevando a las convocatorias, lo que le impedía jugar con el filial. Yeray le trasladó la posibilidad de cambiar esa situación y el técnico recibió la petición con tal desagrado que no le volvió a llamar ni a los entrenamientos. En el presente curso siguió esa tónica hasta que llegó José Alberto, que se lo ha quedado. De hecho, ha participado en todos los partidos de este año excepto en el del pasado viernes, cuando sólo hizo tres cambios.