18.04.2024 |
El tiempo

Calahorra vs Racing. La suerte del campeón

El Racing volvió con tres puntos de un campo complicado como el del Calahorra  | El equipo local empató a diez minutos del final el gol que había marcado Cedric | Un error de bulto del portero local puso el 1-2 definitivo

Bobadilla y Satrústegui, intentando frenar un contragolpe local que culminaría con cartulina amarilla para el navarro. / cd calahorra
Bobadilla y Satrústegui, intentando frenar un contragolpe local que culminaría con cartulina amarilla para el navarro. / cd calahorra
Calahorra vs Racing. La suerte del campeón

Hay alguien ahí arriba que quiere que el Racing ascienda cuanto antes. Alguien con compromisos en junio que está soplando fuerte para que el conjunto cántabro salga al balcón sin necesidad de jugar a la ruleta rusa del playoff. Todo le sale bien, todo es alegría, todo esfuerzo es recompensado. Incluso cuando es incapaz de ganar, aparecen un par de jugadores del equipo rival que le regalan un gol para que pueda volver a casa con otros tres puntos. La suerte del campeón está de su parte, los dioses del olimpo futbolero se lo están pasando de madre viendo la cara que se les queda a sus perseguidores, que ven cómo al líder le sale siempre cara cuando lanza la moneda. Empiezan a sospechar, y con razón, que, en verdad, se trata de una moneda con dos caras.

Ayer en Calahorra todo parecía abocado al empate después de que Carlos Vicente igualara la contienda a sólo diez minutos del final. Como en Talavera, el gol había llegado apenas unos segundos después de que Fernández Romo quitara del terreno de juego a Pablo Torre y a Soko, por lo que la capacidad de reacción ya era menor. Tocaba admitir que no se puede ganar siempre y menos aún en un campo complicado y complejo como La Planilla, donde a uno le cuesta imaginarse camino del fútbol profesional. Es uno de esos escenarios que tanto se ha tenido que patear el Racing en la última década pero que casi han desaparecido con la reconfiguración de la categoría de bronce. Es difícil hacerse grande y jugar a grande en escenarios así, donde lo que toca es amoldarse y crecerse. El conjunto cántabro lo hizo por momentos, pero iba camino de volver con un solo punto. Sin embargo, de pronto sonó el timbre.

Nadie esperaba a nadie ni nadie había pedido nada, así que se miraron unos a otros preguntándose quién podía ser. Era un mensajero con síntomas de agotamiento tras haber temido no llegar a tiempo de entregar el regalo. Cuando los jugadores del Racing lo abrieron, vieron a Jesús Álvarez, uno de los defensores del equipo calagurritano, asistir un balón a Irizibar, su portero, para librar la presión de Cedric. Nadie agobiaba al guardameta, que intentó controlar el balón mientras levantaba la cabeza para estudiar cómo iba a continuar la jugada. Fiable y experimentado como es, ni mucho menos pensó que le pudiera suceder algo similar a lo que le había sucedido a Unai Simón nada más comenzar la eliminatoria de la pasada Eurocopa contra Croacia. Levantó demasiado el pie y la pelota le pasó por debajo colándose directamente en la portería. Aquello fue todo un mazazo para un conjunto riojano que ya se imaginaba acosando el área racinguista durante el último tramo del encuentro y un bochorno para el propio cancerbero, un tipo que ha dado puntos al Calahorra esta temporada y que ayer, todo hay que decirlo, le regaló dos al Racing.

Fue un encuentro con alternativas, con frecuentes llegadas al área, con una interesante pugna en el centro del campo y con dominio intermitente de unos y otros, pero se decidió por una jugada de chiste. Así se escribe muchas veces el fútbol. Como la vida misma. Y al único que le hizo gracia fue al Racing, que sigue disparado y salvó una de las citas más exigentes que le quedaban hasta llegar a la orilla.

El empate al que parecía encaminado el encuentro parecía lo justo después lo sucedido en el terreno de juego. El Racing apareció con una buena predisposición, con las líneas adelantadas y logrando que se jugara durante los primeros veinte minutos en el campo local de manera constante. Sin embargo, las mejores ocasiones para haber sido el primero en marcar fueron del Calahorra. De nuevo se creció Parera para mantener a los suyos en la pelea y para esperar que volviera a aparecer Cedric, que, al igual que su equipo, está en un estado tan pletórico que le toca la lotería sin ni siquiera tener que comprar boletos.

La puesta en escena del conjunto cántabro fue tan buena que a los tres minutos le anularon un gol a Bobadilla que podía entrar en el campo de las dudas y a los nueve no le pitaron un penalti a Pablo Torre de los que se pueden pitar. Sucedió después de que bajara dentro del área un balón caído del cielo de manera magistral. El defensor contactó con su pie pero el colegiado vasco debió interpretar que no era suficiente.

La perla de Soto de la Marina también había dado inicio a ese gol que no subió el marcador nada más arrancar la contienda. Sacó una falta lateral con aspecto de estar ensayada porque cayó en los pies de Pol Moreno, que no estaba al remate, tal y como cabía esperar de uno de los mejores cabeceadores del equipo, sino en la esquina del área. El central metió el balón a la olla y allí lo remató con el pie Bobadilla, pero la asistente levantó el banderín. Fue un inicio trepidante que parecía haber inclinado el campo, ya que el Calahorra no pasó del medio campo hasta el cuarto de hora de juego. Eso sí, lo hizo para firmar la mejor ocasión del primer tiempo. En sólo tres pases, un centro desde la banda izquierda lo puso en el centro Manu Ramírez desde el costado opuesto para que fuera rematado de primeras por Aguado, que llegó por sorpresa y sin que nadie le estorbara. Su volea se fue fuera por bien poco.

Fernández Romo tuvo su primer contratiempo al cuarto de hora de juego, cuando Arturo se tuvo que marchar con toda la pinta de haber sufrido una rotura de fibras. También Soko se marcharía dañado a doce minutos del final aunque lo suyo tuvo más aspecto de agotamiento, ya que se había pegado grandes y potentes carreras en el segundo tiempo. La primera de ellas fue sólo a los dos minutos de la reanudación, cuando ganó al esprint a Mario Gómez para plantarse solo ante Irizibar, que le atajó el remate. Sólo cinco minutos más tarde, arrancó en zona de tres cuartos, dejó tirado a un primer defensor, que reclamó un codazo, y se metió en el área con el cuchillo entre los dientes. Le perseguían pero de pronto firmó un cambio de ritmo que dejó sentado al perseguidor. Llegado el momento, asistió a Cedric para que rematara, también con cierta fortuna, a gol. El balón dio primero en el larguero y después entró para dentro.

Por el lesionado Arturo entró Bustos, que sería sustituido en la recta final del encuentro. Y el asturiano entró con buen pie, firmando un potente remate nada más hacer acto de presencia sobre el césped y con un centro raso un par de minutos más tarde al que estuvieron a punto de llegar Medina y Cedric. La sensación de peligro en esa primera media hora de juego parecía ser del Racing pero lo cierto es que no hizo trabajar al portero rival hasta el segundo tiempo. Mientras, más allá de la ocasión de Aguado, Soto se plantó solo ante Parera a los 25 minutos al aprovechar un desajuste de Bobadilla pero el remate lo despejó el portero, que también atrapó, al filo del descanso, un remate de Jon Madrazo desde la esquina del área tras recortar a Medina.

El Calahorra había terminado el primer tiempo igualando las cosas en cuanto a posesión y presencia sobre el terreno de juego. Al contrario que el Racing, lo habitual fue que intentara salir con el balón jugado aunque lo cierto es que le costaba librar la presión cántabra y la presencia que imponían tanto Íñigo como Fausto Tienza en la medular. En ese sentido, al Racing le sentó bien el paso por vestuarios porque, al salir, de nuevo dio la impresión de tomar el mando del encuentro cortando ya la capacidad del conjunto riojano de generar las ocasiones más claras. De hecho, más allá del gol del empate, lo único que generó arriba fue un nuevo remate desde la frontal de Aguado al que volvió a responder bien Parera.

El partido parecía controlado. La retaguardia verdiblanca se mostraba solvente y los minutos se sucedían sin que pasaran muchas cosas. De hecho, las pocas que sucedían eran en el campo calagurritano. Sobre todo, a base de arrancadas de Íñigo y de la amenaza constante que eran Soko y Cedric. Pablo Torre, mucho más presente en el primer tiempo, se fue apagando hasta que su entrenador le dio descanso para meter en el campo a Sergio Marcos e intentar aguantar más la posesión, pero apenas un puñado de segundos después llegó el empate.

Éste nació de un buen centro por banda derecha del Calahorra que llegó al segundo palo, donde Carlos Vicente y Unai Medina cabecearon en pleno duelo. No ganó nadie, sino que la pelota cayó a su lado. El atacante, más consciente de dónde estaba, apenas lo dejó caer porque, en cuanto él mismo aterrizó del saltó, sacó una potente volea ante la que nada pudo hacer Parera. Con los jugadores más peligrosos del Racing ya en el banquillo y con los locales con el ímpetu de quien huele la posibilidad de remontar en su propio campo, se preveían minutos complicados, pero el conjunto cántabro logró no hundirse demasiado, salir de la cueva y conseguir que el balón estuviera en el área contraria justo en el momento en el que llamaron al timbre con el regalo.

Calahorra vs Racing. La suerte del campeón
Comentarios