El silencio de Bildu resuena en el Congreso, donde la oposición busca respuestas sobre los acuerdos con Pedro Sánchez, específicamente una semana después de que el PSOE entregara el Ayuntamiento de Pamplona a la formación abertzale. Ni el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, ni sus representantes han emitido declaración alguna sobre los detalles del pacto de investidura.

Durante un Pleno en el Congreso, donde se abordaron las conclusiones del último Consejo Europeo, Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu, evitó hacer mención alguna a Pamplona o a los compromisos adquiridos con Sánchez. En su intervención, Aizpurua se limitó a reiterar la necesidad de una "agenda plurinacional", un principio que Bildu defiende desde antes de la investidura de Sánchez.

En una entrevista con Eldiario.es, Arnaldo Otegi afirmó no haber hablado ni intercambiado mensajes con Sánchez, agregando: "No tengo su número". Este secretismo ha generado desconfianza entre partidos como el PP y Vox. Durante el Pleno, Alberto Núñez Feijóo expresó su preocupación y cuestionó qué pactos podrían haberse realizado, ironizando sobre posibles compromisos de Bildu con la Constitución, la condena de atentados terroristas y la colaboración en la resolución de crímenes sin resolver.

En la sesión de control al Gobierno que siguió a la comparecencia de Sánchez, el diputado del PP, Carlos García Adanero, solicitó garantías sobre la ausencia de indultos o amnistías para presos de ETA. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, no proporcionó una respuesta directa, desviando la atención al pasado político de García Adanero.

Bolaños negó la existencia de pactos ocultos con Bildu y enfatizó que todos los acuerdos con distintas fuerzas políticas son públicos. La oposición ha perdido la esperanza de conocer los detalles del compromiso entre Sánchez y Otegi, ya que el encuentro del 13 de octubre resultó en un comunicado escueto de Bildu con prioridades generales, sin especificar los términos exactos del acuerdo.

En dicho comunicado, Bildu expresó que la legislatura debe profundizar en la ampliación de los derechos sociales y económicos de los trabajadores vascos, la consolidación de políticas de paz y convivencia en Euskal Herria, y el inicio de un debate sobre la plurinacionalidad del Estado y los derechos nacionales. Las especulaciones sobre la relación de estos puntos con los presos de ETA y posibles cambios en el Gobierno vasco generan incertidumbre y desconfianza en la oposición. La falta de transparencia en este acuerdo suscita interrogantes sobre el compromiso democrático y la verdadera naturaleza de las negociaciones entre Sánchez y Bildu.