Carles Puigdemont, decidido a liderar la lista de Junts a la Generalitat, ha emprendido un cambio significativo en su vida al trasladarse de Waterloo, Bélgica, al sur de Francia. Su objetivo es estar más cerca de Cataluña y mantener una presencia activa en la política regional, a pesar de no poder realizar campaña electoral en persona en el territorio catalán.

La mudanza de Puigdemont coincide con su compromiso de personarse en Barcelona en caso de que el Parlament lo elija para afrontar un pleno de investidura. La estrategia de Junts se centra en presentar las elecciones como un enfrentamiento directo entre Puigdemont e Illa, candidato del PSC. Aunque la cúpula de Junts reconoce el riesgo de que Puigdemont sea detenido al pisar Barcelona, confían en que sería puesto en libertad mientras espera juicio, ya que los cargos que se le podrían imputar son menos graves tras la revisión del Código Penal y la derogación de la sedición.

El sur de Francia se ha convertido en el nuevo hogar de Puigdemont, quien anteriormente solía realizar actos políticos en Perpiñán, considerada por el independentismo como parte de los Països Catalans. Sin embargo, la elección de un alcalde afiliado a Rassemblement National llevó a Puigdemont a buscar alternativas en pequeños municipios cercanos.

La mudanza marca el final de su estancia en Waterloo, donde residió desde febrero de 2018. Ahora, Puigdemont busca un nuevo hogar en el sur de Francia, considerando opciones como Prades, Ceret o Elna. Con el cierre de su etapa como eurodiputado y la adaptación de la ley española a sus intereses, Puigdemont pone fin a su exilio en Bélgica y comienza una nueva fase de su vida a pocos kilómetros de la frontera española.