20.04.2024 |
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Pedreña se queda sin sueño

La trainera cántabra fue la más lenta en Bermeo y partirá sin opciones de ascenso en Portugalete | Mantuvo el ritmo de Meira, que fue segundo, hasta el paso por el ecuador, pero a partir de ahí cambió todo

La ‘Lekittarra’ se mostró muy superior al resto de traineras del playoff. / euskolabel liga
La ‘Lekittarra’ se mostró muy superior al resto de traineras del playoff. / euskolabel liga
Pedreña se queda sin sueño

Sienta mal cuando uno está disfrutando de un plácido y hermoso sueño y alguien o algo le despierta de repente. De primeras, se siente desorientado, sin saber dónde está o qué hace ahí. Después, conforme va recuperando la consciencia, se enfada. No le gusta la realidad, prefiere lo que veía cuando estaba dormido. No quería la píldora roja, sino que había elegido la azul. Prefería pensar que todo era posible, que, a pesar de todas las dificultades acumuladas a lo largo de tantos meses, al final la historia iba a tener no un final feliz, que ese ya se lo ha ganado, sino pletórico, con capacidad de parar el mundo y desfilar por las grandes alamedas. No fue lo que sucedió en Bermeo. Alguien le dio a Pedreña un buen meneo que le hizo abrir los ojos y asumir que la ACT sigue estando muy lejos.

Lo está mucho más de lo que lo estaba hace dos años a estas horas. La embarcación trasmerana fue última, sumó un solo punto y, en la práctica, eso quiere decir que no tiene nada que hacer en Portugalete más que terminar el verano con la cabeza alta. Su temporada lo merece. Los cántabros lo pelearon y durante media regata mantuvieron un apretado mano a mano con Meira, que terminó segundo, pero a partir del tercer largo cambió completamente la historia. El único que se mantuvo en su sitio fue Lekittarra, que cumplió de manera estelar con su papel de gran favorito. Nadie se le acercó y confirmó desde su champa inicial estar un par de peldaños por encima del resto.

Este año lo sucedido en la Clasificatoria de La Concha sí fue un buen precedente de lo que pasó. Casi se cumplió el guión al completo. Fue un buen aviso de lo que iba a suceder en la primera jornada del playoff porque la trainera de ACT fue más de quince segundos más rápida que las dos gallegas, que fueron las que más cerca (aunque lejos) estuvieron del equipo vizcaíno. Ambas, Meira y Bueu, llevan desde junio unidas por un lazo, dándose auténticas tortas en la liga gallega, algo que repitieron en aguas donostiarras, donde sólo las separó un segundo. Fue algo más. Dos y medio. Y fue el bote de Moaña el que dio primero. Dependerá de sí mismo y con ser segundo le valdrá, ya que pocas dudas hay sobre que Lekittarra va a volver a ser el más rápido.

El día se presentó complicado, con un intenso viento que dificultaba los largos de ida pero que no rompía demasiado la ola. Ésta en Bermeo siempre es complicada y compleja, exige una técnica precisa y un conocimiento que, a estas alturas, ya todos deben conocer. Quizá todos menos Bueu, que rara vez se había dado una vuelta por esta parte del Cantábrico. Sí lo ha hecho Meira a menudo no sólo cuando ha competido en la máxima categoría, sino también cuando lo ha hecho en los playoff. Porque era el sabio del lugar. Es casi un fijo en esta cita y eso no habla bien a su favor, ya que quiere decir que rara vez ha tenido éxito. Quizá este año sea la buena porque partirá en buena posición.

Todo lo visto en la primera mitad de la regata, salvo la biografía particular de Lekittarra, que fue a lo suyo, hubo que tirarlo a la papelera en la segunda. Quien creyó que estaba todo el pescado vendido tras los dos primeros largos estaba equivocado porque todo dio vuelta y media. Lo curioso fue que prácticamente se repitió el guión entre los dos representantes gallegos y los dos de la ARC 1, que acabaron siendo los más lentos de todos. No deja, de partida, en buen nivel a la liga. De dominar con claridad el playoff del curso pasado, han pasado a quedar condenados a mantener un papel secundario en la segunda jornada. Los focos no les iluminarán porque sus opciones son muy escasas. En el caso de Pedreña, casi nulas.

Bueu comenzó como un tiro, intentando seguir el ritmo de Lekittarra, y cruzó el ecuador de la regata cinco segundos antes que Meira, pero acabo siendo peor que éste. Pedreña también arrancó mejor que San Pedro, que fue quien peor puesta en escena tuvo de todos, y también marcó un tiempo cinco segundos mejor que el de la ‘Libia’ en la segunda ciaboga, pero también acabó por detrás. Ganaron los que fueron de menos a más. No fue el caso del bote cántabro.

Pedreña puso en escena la alineación que todo aficionado se conoce ya de memoria. Ni una excepción. No la podía haber porque es un equipo sin cambios. No los ha tenido durante buena parte del verano, por lo que no se podía permitir ni un resfriado. Al menos, los días de regata, ya que entre semana está escarmentado el entrenador. Buena parte de los días ha tenido que salir a entrenar con once hombres y eso ni siquiera ha cambiado durante estas semanas previas de preparación para el playoff. Así ha sido la increíble rutina de un equipo que, aún así, logró llegar con vida, esperanzas e incluso sueños a este fin de semana.

A Pedreña le tocó en suerte abrir la tarde. Es decir, que le tocó remar a ciegas y sin referencias. Fue él quien tuvo que abrir camino y limpiar la carretera para el resto. Ni ahí tuvo suerte. Tampoco cuando vio caer a su patrón al piso de la embarcación en plena segunda maniobra. Kewin Ruiz, el hombre lesionado para varios meses en julio y reaparecido sólo diez días después y que convirtió el agua en vino en la regata de Zarautz, perdió el equilibrio cuando se posicionaba para hacer fuerza con el remo para cambiar de dirección el bote, pero rápidamente se repuso. Con todo, eso aminoró la ciaboga. Cuando ya iba en busca de la baliza, la trainera se quedó durante un pequeño instante en estado de espera, como aguardando a que alguien volviera a apretar el interruptor. Lo bueno fue que, cuando se puso en marcha, recibió la ayuda de una ola que justamente le entró por la popa, lo que también conlleva sus peligros.

Ese capítulo dio la impresión de marcar un antes y un después porque, a partir de ahí, Meira rompió toda relación con Pedreña. Ambos habían avanzado de la mano pero, en ese tercer largo, el equipo gallego pidió todos los ahorros a su padre y se fue en busca de aventuras. Sobre todo, en busca de los tiempos que venía escribiendo Bueu, que salió a jugársela pero que vio cómo, poco a poco, sus paisanos de la ría de Vigo se lo comían.

La trainera roja, la subcampeona de la LGT, le sacó seis segundos a Pedreña en los dos primeros largos y apenas dos en los dos últimos. Esto no habla tan bien de los cántabros como mal de los gallegos, que eran los grandes novatos de la prueba. Aparecieron con una tripulación con aspecto de potente y pesada. Y desde los primeros metros fueron marcando en el GPS las referencias más cercanas a las de Lekittarra, algo que se confirmó en cada paso por ciaboga. Los vizcaínos estaban cada vez más lejos pero, en el fondo, los demás sabían que a lo máximo que aspiraban era al segundo puesto. Era el más goloso. Y Bueu inició el último largo con dos segundos de renta sobre Meira, pero sabía que algo olía a podrido.

La trainera de Moaña, la entrenada por Dani Pérez, el mismo que tan buen recuerdo dejara en Astillero, puso la directa a partir del paso por el ecuador. Primero dejó tirado a Pedreña, con quien se había mantenido a la par hasta ese momento, y después se fue a por Bueu. Y le cazó. Con un largo final de los que pueden valer un ascenso, no sólo le recortó los dos segundos de desventaja con los que había cambiado de dirección por última vez, sino que incluso le sacó casi otros dos en meta. La champa final la arrancó subido sobre una ola, algo que no alcanzaron a hacer sus paisanos a pesar de disponer de otra. Quizá ahí estuvo la diferencia. Quizá ahí se le escapó un ascenso al equipo rojo. Estas cosas se deciden en los detalles.

Pedreña comenzó su regata a 46 paladas, con fuerza, con ganas de aprovechar la oportunidad que le había brindado el verano. En dos minutos de regata, Lekittarra ya le sacaba dos segundos, pero mantenía el ritmo de Meira. Además, San Pedro, que era el bote a quien mejor conocía la tripulación cántabra, fue la que peor salió y fue a remolque toda la tarde. No pintaban mal las cosas. Como mal menor, parecía que los blanquinegros podrían pelear por la tercera plaza, lo que permitía llegar vivo a Portugalete.

Fue en los primeros metros del segundo largo cuando la trainera de Lekeitio dio un golpe encima de la mesa y abrió distancias con todos los demás. En apenas dos minutos, sacó tanto tiempo a Pedreña y Meira como había sacado en los cinco primeros. De hecho, cuando llegó a la zona de meta, donde se agolpaba el mucho público que había en el rompeolas, la ‘Lekittarra’ dio una sensación de potencia que no igualó nadie. Iba en moto. Quería dedicar el domingo para el vermú y las rabas y para eso tenía que hacer lo que estaba haciendo.

Cuando Pedreña giró por última vez, ya era cinco segundos peor que Meira pero, al menos, era otros cinco mejor que San Pedro. «Este es nuestro largo», arengaba Kewin Ruiz desde la popa, pero no lo fue. No se encontró a sí mismo el equipo blanquinegro en esos últimos metros en los que fue perdiendo más terreno respecto a los gallegos a la vez que veía acercarse a San Pedro. Cuando la embarcación cántabra cruzó la meta, el GPS indicaba que Meira, que era la siguiente en llegar, estaba siendo dos segundos mejor y que San Pedro había igualado sus referencias. Era difícil recibir peores noticias. Se fue Pedreña con un solo punto, a once segundos del segundo clasificado y a ocho del tercero. Eso hace imposible la remontada a mediodía en Portugalete. Sólo queda, por lo tanto, terminar la temporada dándose un gustazo. No merece el equipo cántabro acabar este verano del 2022 de mala manera. La cabeza, siempre alta.

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