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El Diario de Cantabria

Traineras Cantabria. Pedreña pierde su oportunidad

Los remeros de Getaria, con la bandera que les acreditaba como campeones de España y con la que conmemoraba los quinientos años desde la primera vuelta al Mundo de su paisano Elcano.
Los remeros de Getaria, con la bandera que les acreditaba como campeones de España y con la que conmemoraba los quinientos años desde la primera vuelta al Mundo de su paisano Elcano.
Traineras Cantabria. Pedreña pierde su oportunidad

El destino es caprichoso. Este año se celebran los quinientos años de la primera vuelta al mundo y por eso ayer no sólo se entregó la bandera rojigualda al campeón de España, sino también otra conmemorativa de dicho redondo aniversario. El aventurero que comandó aquella intrépida aventura a merced del viento y de la mar no fue otro que Juan Sebastián Elcano, que era de Getaria. Y justamente ha sido este año cuando la trainera de su pueblo se ha proclamado campeona de España por primera vez en toda su historia. Esperó al momento propicio para hacerlo, por lo que la fiesta no pudo ser más redonda para una ‘Esperantsa’ que va como un tiro.

Pedreña se quedó con las ganas. El club blanquinegro sí cuenta en su haber con títulos nacionales, pero ya hace más de cincuenta años del último (1970). Aún es un cero menos que los quinientos que han pasado desde aquella primera vuelta al Mundo, pero el bote entrenado por Joseba Fernández era bien consciente de que estaba ante una gran oportunidad que debía aprovechar. La incomparecencia de las embarcaciones de la ACT les abrió a todos los presentes la puerta hacia un título al que, en condiciones normales, no podían aspirar y esa música sonaba a oportunidad única. Quizá por eso fue una cita descafeinada por las ausencias pero atractiva por esa sensación de estar ante un tren que no se podía perder. La final se presentó muy abierta y lo cierto es que respondió a las mejores expectativas.

Getaria llegó en solitario a la meta, desfilando, dándose un baño de multitudes similar al que a buen seguro se dio Elcano cuando llegó a su pueblo tras su hazaña. Su enorme último largo le permitió romper con la igualdad que había dibujado la prueba desde un principio y no sólo se dio el gustazo de ganar, sino incluso de disfrutar el momento. E hizo bien en hacerlo porque a saber cuándo volverán a disputar una final del Campeonato de España teniendo verdaderas opciones de llevárselo todo los cuatro presentes ayer.

La ‘Pedreñera’ ya había estado en la regata definitiva del curso pasado, pero entonces sabía que cosas muy raras tenían que pasar para sorprender a Zierbena, Orio o Santurtzi, que fue con quienes se midió en el 2020. Lo de ayer fue otra historia. A su lado tenía a Getaria, Arkote y Meira. Eran vencibles. A los dos primeros ya les ha ganado este verano y el tercero fue una incógnita de quien confiaba poder olvidarse tras lo sucedido en el primer largo, cuando Pedreña dio la impresión de estar dando un golpe encima de la mesa.

Ni un cambio introdujo Joseba Fernández en su tripulación respecto al día anterior. A la trainera blanca le tocó en suerte la calle cuatro, que ni mucho menos parecía ayer la más afortunada. El viento roló respecto al día anterior y procedía del noroeste, principalmente. Esto quiere decir que la calle uno, por la que viajó Getaria, tenía una mayor protección del viento una vez que, sobre todo, navegaba en paralelo al muelle de Don Luis. Todo le sonreía ayer al equipo guipuzcoano. Quizá había algún espectro en alguna parte celebrando los quinientos años de su gesta echando un cable a su trainera para potenciar su propia celebración.

Lo cierto es que Getaria no ganó por las mayores bondades de su calle, sino porque, por encima de todo, fue quien mejor remó y quien mejor supo aprovechar las bondades que presentó la mar. Ésta estuvo complicada una vez que las traineras se iban más allá del rompeolas. Desde el solárium, que presentó un mayor ambiente de remo que el día anterior, como suele corresponder a una final, se apreciaba bien al comprobar en la lejanía cómo las traineras aparecían y desaparecían en función de si navegaban sobre las olas o se sumían en un agujero. La imagen es inmejorable. Y si, para colmo, la batalla se presenta igualada, hay poca cosa más que se pueda pedir.

Pedreña salió con fuerza, potencia y decisión. Quería enviar un mensaje bien claro desde las primeras paladas y camino fue de darlo, pero sus rivales no las asumieron. Se rebelaron ante ellas. Fue la trainera blanca la primera en llegar a la primera ciaboga, la cual dio con ventajas interesantes: tres segundos sobre Getaria y seis sobre Meira y Arkote. La cosa iba bien. Podía ser una buena mañana en Castro, pero cuando uno está en la mar, las cosas suelen ser diferentes cuando se va que cuando se vuelve.

Los patroneados por Juan Mari Lujambio fueron los mejores proa a la ola. Sin discusión. Si la final hubiera tenido sólo largos de ida, el único representante cántabro habría ganado el título con un bote de ventaja. Lo que sucede es que en la mar suele ganar quien mejor se desenvuelve mirando a la playa. Y quien lo hizo ayer fue Getaria, que dio completamente la vuelta a la situación en el segundo largo pero que, sobre todo, esperó al cuarto para mostrar lo mejor de sí.

El campo de regatas estuvo más controlado que el día anterior y la patrullera de la Guardia Civil sólo apareció cuando el espectáculo ya había terminado, pero Pedreña sí se comió el oleaje de una de esas grandes zodiac de protección civil avanzando a gran velocidad por la calle cinco durante el segundo largo. No ayudó. Aún así, los pedreñeros cruzaron el ecuador de la prueba aspirando a todo, metidos en el pañuelo que formaban junto a Getaria, que fue ya el primero en virar, y sobre Meira, que estaba haciendo una regata de menos a más y que recortó en ese segundo parcial buena parte de lo perdido en el primero respecto a la ‘Pedreñera’.

Poco cambiaron las cosas durante el tercer largo. Dio la impresión de que los tres aspirantes (Arkote ya se había quedado descolgado) habían firmado un armisticio de cinco minutos y habían aceptado jugarse el todo por el todo en el último largo. Aquello se antojaba peligroso para Pedreña, que no había conseguido disfrutar en el segundo y que, al ser una regata federativa, ni siquiera iba a tener libertad de movimientos en esos metros finales.

Giró por última vez Getaria con dos segundos de renta sobre los cántabros y cuatro sobre Meira. Eran diferencias mínimas para estar remando en la mar, por lo que estaba todo el pescado por vender. Sin embargo, los primeros metros de largo de la trainera guipuzcoana fueron muy buenos y rápidamente comenzaron a marcar distancias. Pedreña vio cómo se le escapaba la gran oportunidad para hacerse con un título de los gordos pero, mientras se lamentaba, se encontró con que Meira avanzaba ya junto a él. Ambos se presentaron prácticamente a la par en el muelle de Don Luis con la intención de jugarse la plata en un intenso mano a mano. Sin embargo, esa pelea le sabía a poco al bote cántabro. Había ido a por el título y se encontró remando por las migajas. Lo intentó, pero se vio superado por el mejor final de Meira, con quien espera verse de nuevo en el playoff.

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