24.04.2024 |
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REMO

A Pedreña por fin le sale cara

La trainera trasmerana ganó en casa su primera bandera de la temporada l Completó una gran regata marcando unos tiempos en la segunda tanda con los que nadie pudo l Castro mantiene su sitio y Camargo vive su peor día
Kewin Ruiz, ondeando la bandera de campeón tras la victoria de la ‘Pedreñera’ en Pedreña.
Kewin Ruiz, ondeando la bandera de campeón tras la victoria de la ‘Pedreñera’ en Pedreña.
A Pedreña por fin le sale cara
Pedreña sabía que tenía motor para ganar algún día, pero también el coronel se pasó toda la vida esperando una carta que nunca llegó. No siempre cumple Godot con la cita porque sólo gana uno y han de pasar muchas cosas para alzar los brazos. La primera es remar bien y rápido. Y Pedreña lo hizo. Ganó su tanda con una autoridad tan espectacular que nada más atravesar la meta se convirtió en el aspirante número uno a ganar la bandera. A bordo lo sabían y por eso la espera estuvo cargada de angustia pero también de ilusión Y al final les sobraron ocho segundos, once respecto a la trainera más rápida de la tanda de honor. Fiesta en los muelles, emoción a bordo y rabia liberada después de unas semanas en las que parecía que al bote le faltaba algo. Quien estuvo atento a los detalles sabía que no, intuía que cualquier día podía llegar el primer triunfo.

Que la victoria fuera en casa valió doble. Cualquiera habría pagado por que se cumpliera un guión así justo en el mejor momento, a tiempo todavía de hacer cosas aún más importantes este verano. Era el momento de la verdad porque justo siete días atrás se había marchado de Pasaia el equipo trasmerano preocupado y habiendo perdido su sitio en la tanda de honor. Aquello pareció un paso atrás pero ayer dio un salto hacia delante. Pedreña se alzó con su primera bandera, volvió a colarse entre los cuatro mejores de la general y, para colmo, dispone de un colchón de seis puntos respecto al quinto. Todo dio un vuelco. Y los blanquinegros sacaron máximo partido al caos que se vivió ayer en sus propias aguas. Ya era hora de que le saliera cara.

La victoria de ayer comenzó en ese mal día pasaitarra. Salir ante su gente en la segunda tanda le dio a Pedreña opciones de victoria porque los cuatro últimos que salieron a remar se encontraron con las peores condiciones. Tanto es así, que no sólo se llevó la bandera el campeón del segundo acto, sino que el segundo más rápido fue Deusto, que dominó el primero. De los que remaron en la tanda de honor, sólo Zarautz puso verdadero suspense a la espera de los anfitriones. Porque es cierto que a bordo de la ‘Pedreñera’ vieron cómo los cuatro mejores de la general marcaron tiempos mucho peores en cada paso por balizas, pero también lo es que la ‘Enbata’ igualó su tiempo en el último de ellos. Todo se iba a decidir en el último largo.

El viento jugó con todos ayer en Pedreña. Se presentó intenso, en contra en unos largos de ida que se hicieron especialmente duros porque la marea también iba en la dirección contraria. Todo mal. En cambio, para volver se inclinaba el campo de regatas hasta convertirlo en una cuesta abajo que, por encima de todo, permitió volar a la ‘Pedreñera’ en su último viaje de vuelta. La vida le sonrió en ese momento. Podría haber alzado la vela mayor y dedicarse a disfrutar, pero había tanta hambre dentro que sabían que no podían frenar. Quedaba mucha regata por delante pero olían la bandera.

Decidió el equipo local recuperar ayer la trainera negra. Habían competido hasta ahora con la blanca pero en casa quisieron innovar. Lo mejor de todo fue ver a Kewin Ruiz en la popa. Apenas diez días antes le habían dicho en Valdecilla que se despidiera de la trainera por este 2022, pero buscó alternativas y encontró un especialista en Bilbao con quien cambió completamente la historia. El jueves le realizaron nuevas pruebas y, con una férrea protección en su rodilla izquierda, ya que los problemas venían de la rótula, pudo disfrutar ayer de su mejor día. Fue él quien subió al barco, con ayuda de sus compañeros, en busca de la bandera. Sobre todo le costó bajar. No estaba la cosa para bromas y fueron los remeros quienes funcionaron como ascensor. Parecía mentira que un tipo al que había que tratar con tanto mimo hubiera gobernado el bote campeón.

A Pedreña le tocó la calle cuatro. La opinión en los muelles era la de que la mejor era la tres, por la que había volado Deusto en el primer acto. En el mismo, Camargo se había quedado atascado por la uno. Lo mismo le sucedió a Zumaia en el segundo, por lo que quizá sí había un lastre por ahí. La ‘Virgen del Carmen’ fue a remolque de sus compañeros de tanda y, aunque parecía que había quemado la traca del verano, acabó siendo mejor que Hondarribia B y se quedó a un segundo de la ‘Telmo Deun’. Un poco más y habría salvado el día.

Quien lo hizo fue Castro, que mantiene un equilibrio espectacular. Suceda lo que suceda, siempre queda en la zona media. Es como si viviera en una burbuja, ajeno a todo lo que pasa a su alrededor. Ayer su entrenador optó por cambiar al patrón, dejar a Mikel García en tierra y volver a poner en escena a Markel Lujua, el joven valor que apareciera a lo grande en la categoría en agosto del año pasado. ‘La Marinera’ mantuvo un apretado duelo con Zumaia y Hondarribia B. Los tres  navegaron prácticamente a la par durante los tres primeros largos. Realizaron ciabogas de equipo de gimnasia rítmica, perfectamente acompasados. Por delante, Pedreña estaba a lo suyo, realizando su propia contrarreloj y ajeno a los cuchillos que volaban por detrás. Dio la impresión que Zumaia se hacía fuerte en el tercer largo porque ciabogó con una trainera de ventaja, pero Castro firmó un enorme último parcial que le permitió llegar a la meta muy por delante de sus rivales. Su tiempo incluso mejoró el de San Juan y se quedó a uno del que había marcado Orio B en el primer acto. Y acabó séptimo. Ni frío ni calor. Iniciaron el verano con la intención de no pasar apuros y no repetir la historia del año pasado y, ciertamente, están disfrutando de una temporada plácida.

A Castro, Zumaia y Hondarribia B les costó mejorar los tiempos de la primera tanda, lo que ya fue una pista de que se avecinaba una tarde rara. Es en días así cuando hay que aprovechar para romper la lógica establecida hasta ese momento y es lo que hizo Pedreña, que marcó unas referencias en cada paso por ciabogas que dieron la impresión de estar compitiendo en otra parte. Sobre todo, abrió un hueco tremendo con el resto en el tercer largo. Ahí se fue a más de veinte segundos de los demás. La trainera salivaba.

En ese tercer largo, cuando las traineras de la segunda tanda buscaban las balizas exteriores, se intensificó el viento. Peligro. Sucedió a mitad de largo, cuando aún quedaban unos centenares de metros para cambiar de dirección. Pedreña sabía que estaba en su momento, que si negociaba bien ese instante de regata luego todo se le iba a poner a favor a la hora de volver. Y lo logró. Cuando por fin realizó la ciaboga, supo que tenía que apretar al máximo. Es posible que por fin hubiera llegado su día y no iba a permitir que nadie se lo arruinara.

La ‘Pedreñera’ cruzó la meta volando y entre los gritos de sus numerosos aficionados. Y después le tocó esperar. Por culpa de un par de domingueros que cruzaron el campo de regatas, se retrasó más de lo habitual el inicio de la tanda de honor y aquello parecía que podía perjudicar a los cántabros. Por fin se dio la salida y la trainera negra se fue a esperar acontecimientos. Los primeros pasos por balizas le beneficiaron. Sus tiempos eran claramente mejores, de ocho segundos respecto a Zarautz, que fue el mejor de esa última serie, en sólo un largo. La renta aumentó a los 15 al paso por el ecuador, que es siempre la referencia más válida. Había motivos para frotarse las manos pero todo volvió a cambiar en el tercer largo.

Se relajó el viento y la marea había tocado techo, por lo que se encontraron con menor oposición. Tanto es así, que a pesar del gran tercer largo que había completado Pedreña, Zarautz le recortó quince segundos en sólo ese parcial. La magia de las regatas de traineras. Cuando la ‘Enbata’ giró por última vez, marcó el mismo 16.11 que había firmado la trainera negra. Sin embargo, todo lo que tuvo a favor saliendo, lo tuvo en contra volviendo. Por eso cuando la tanda de honor aún estaban en la champa final, se inició la gran fiesta a bordo de la embarcación patroneada por Kewin Ruiz.

A Pedreña por fin le sale cara
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