El buque Rubymar, que fue blanco de un ataque por parte de los hutíes de Yemen, finalmente se hundió en el Mar Rojo tras varios días luchando contra las consecuencias de un misil balístico. Este evento marca la primera embarcación totalmente destruida en la campaña de los rebeldes en respuesta al conflicto entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza.

El Rubymar, que transportaba un preciado cargamento de fertilizante, experimentó una fuga de combustible previa al hundimiento, planteando preocupaciones sobre posibles daños ecológicos en el Mar Rojo y sus arrecifes de coral.

Las autoridades estadounidenses revelaron que la embarcación, de bandera beliceña, llevaba 21,000 toneladas métricas de sulfato de amonio, un fertilizante químico altamente tóxico. El Comando Central de Estados Unidos advirtió sobre el riesgo ambiental significativo, no solo para el Mar Rojo, sino también para otras rutas marítimas cruciales.

Los persistentes ataques hutíes ya han afectado el tráfico en esta vía vital, esencial para los envíos de carga y energía entre Asia, Oriente Medio y Europa. Este hundimiento podría desencadenar nuevos desvíos y aumentar las tarifas de seguros de los buques, potencialmente elevando la inflación global y afectando los envíos de ayuda a la región.

Desde el ataque inicial el 18 de febrero, el Rubymar había estado a la deriva hacia el norte, enfrentando condiciones adversas. El gobierno yemení confirmó el hundimiento, describiéndolo como un desastre medioambiental sin precedentes. El Comando Central de Estados Unidos detalló que el barco se hundió a las 2:15 de la madrugada del sábado, mostrando imágenes impactantes del momento.

El líder hutí, respaldado por Irán, trató de responsabilizar al primer ministro británico del hundimiento, alegando oportunidades perdidas para ayuda humanitaria en Gaza. Mientras tanto, el gobierno en el exilio de Yemen expresó su consternación, llamando al suceso un nuevo desastre para el país.

Organizaciones ambientales, como Greenpeace, se sumaron a las preocupaciones, advirtiendo sobre una potencial crisis ambiental importante. El director de Greenpeace MENA señaló los riesgos de fugas de combustible y la liberación de toneladas de fertilizante en el Mar Rojo, afectando los ecosistemas marinos.

Este incidente se suma a una serie de ataques hutíes a buques desde noviembre, relacionados con el conflicto entre Israel y Hamas. La guerra en Yemen, que ha llevado a los hutíes a ocupar la capital desde 2014, continúa causando estragos en la región, con consecuencias económicas y medioambientales cada vez más graves.