Los negociadores de Rusia y Ucrania volvieron a reunirse el lunes para otra ronda de conversaciones destinadas a encontrar una salida a la guerra cada vez más brutal, incluso mientras Rusia ampliaba los objetivos de su ofensiva militar y la catástrofe humanitaria se agravaba en Mariupol y otras ciudades asoladas por semanas de bombardeos.

Un convoy encabezado por un sacerdote ortodoxo ucraniano se dirigía a Mariupol con 100 toneladas de medicamentos y alimentos, dijo el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en un discurso pronunciado durante la noche. Pero los 80 kilómetros de carretera que el convoy tuvo que recorrer estaban plagados de minas terrestres y eran azotados por feroces combates. Todos los intentos de llevar suministros a Mariupol desde que comenzó la guerra han fracasado.

"Pero lo intentaremos de nuevo", dijo el Sr. Zelensky. "Hasta que podamos ayudar a nuestra gente".

A medida que el asedio a Mariupol, una ciudad clave para controlar el sur de Ucrania y el acceso al mar, continuó durante el fin de semana, Rusia amplió sus objetivos, atacando una base en el oeste de Ucrania a unas 12 millas de la frontera con Polonia y las fuerzas de la OTAN. Decenas de personas murieron. Estos son algunos de los últimos acontecimientos:

Los negociadores rusos y ucranianos celebraron una reunión virtual en la que los funcionarios ucranianos dieron a entender que se estaba avanzando en las conversaciones. Una de las prioridades de la reunión fueron los esfuerzos para proporcionar asistencia y facilitar la evacuación de cientos de miles de civiles de Mariupol y otras ciudades asediadas.

China rechazó las acusaciones de Estados Unidos de que Rusia le había pedido equipamiento militar y apoyo económico. La Casa Blanca ha advertido que el apoyo militar directo o los esfuerzos a gran escala para ayudar a Rusia a eludir las sanciones económicas tendrían consecuencias. El asesor de seguridad nacional del presidente Biden, Jake Sullivan, se reunió el lunes en Roma con el principal diplomático chino, Yang Jiechi.

El lunes por la mañana, Kiev fue blanco de fuertes ataques de artillería, tras días de duros combates en los suburbios. Uno de los proyectiles impactó en un edificio de apartamentos, reventando las ventanas y provocando un incendio. Al menos dos personas murieron, según las autoridades locales.

Los combates dañaron un monasterio y un complejo de cuevas del siglo XVI que es un lugar cristiano ortodoxo muy venerado por los creyentes tanto en Rusia como en Ucrania.