Los playoffs son de lo mejor que tiene el fútbol español. Quien lo probó lo sabe. En los tres últimos años, los aficionados, los clubes y los propios deportistas habían sido privados de ellos primero por culpa de la pandemia y después por los intereses de la Federación, que apostaron por disputarlos en sede única. Esto favorecía a quien tenía, gracias a haber conseguido más dinero para poner encima de la mesa, el privilegio de jugar en casa. Tras el fiasco que supuso aquella decisión, que condenó a jugar en campos vacíos partidos que con la fórmula tradicional eran pura pasión, se ha vuelto a la normalidad. Y quien estos días está disfrutando de ello es el Vimenor.

El equipo de Piélagos quedó campeón de la fase cántabra de ascenso a Segunda Federación y desde el pasado fin de semana se está jugando el salto de categoría con el Illescas, una localidad de la provincia de Toledo que, en verdad, está prácticamente absorbida ya por Madrid. Tanto es así, que buena parte de los futbolistas de su equipo proceden de la capital. Se trata de un plantel marcado por la juventud que se confeccionó a partir de jóvenes valores de canteras madrileñas importantes que, al no ver salida en sus clubes, apostaron por la propuesta del conjunto manchego. En ese sentido, se parece mucho a un filial.

El Vimenor es todo lo contrario. Se chocaron, por lo tanto, proyectos diferentes y perfiles bien distintos que protagonizaron su primer enfrentamiento el pasado fin de semana. Y el equipo cántabro salió vivo porque volvió con un 1-0 que sació sus objetivos, ya que éste pasaba, como ha recordado el defensor Mario Rojas, por “no volver con una diferencia muy grande”. Querían que la eliminatoria y, por lo tanto, el ascenso se jugara en su casa y así va a ser.

El encuentro definitivo, el todo por el todo, será el próximo sábado a las seis de la tarde. No va a faltar nadie. Se prevé un lleno porque el mismo club ha informado que el ritmo de venta de entradas está siendo muy alto. El encuentro de ida se desequilibró por una jugada desgraciada, bien trenzada de inicio por el equipo local pero culminada gracias a una mala salida de Iván Baragaño cuando quería despejar el peligro. “Fue un pequeño fallo como los que cometemos todos, lo que pasa que en los porteros siempre se nota más, pero después hizo auténticos paradones. Nos da muchísima seguridad”, ha aclarado Rojas. Lo bueno fue que el Vimenor se marchó con la sensación de haber podido incluso conseguir un mejor resultado después de que Vitali estampara un disparo a la madera y de que un lanzamiento de falta de Juan Fresno se marchara lamiendo la misma. Eso sí, en Illescas andan cabreados por un gol anulado que ellos vieron legal.

Fresno, que ya es un tipo veterano y bregado, ha recordado que los playoff son siempre especialmente “duros fuera de casa”, por lo que, teniendo esto en cuenta y “analizando cómo se dio el partido, se puede decir que fue un resultado bueno”. Se plantearon el encuentro del pasado fin de semana “sabiendo que es a 180 minutos”, por lo que apostaron por un planteamiento “un poco más conservador” que ya no valdrá pasado mañana. En La Vidriera sólo valdrá ganar para, cuando menos, forzar la prórroga. Por eso Fresno ha admitido que tendrán que “arriesgar un poco más”. “En casa somos muy fuertes, por lo que plantearemos un partido muy competitivo en el que habrá que ir con todo lo que tengamos y proponer un poco más, ya que estamos en nuestro campo y hay un resultado que, a pesar de ser bueno, es adverso”, ha destacado.

Por el mismo camino ha ido Rojas, que también reconoció que en la primera mitad de la eliminatoria no quisieron tirar mucho de la manta para evitar que el Illescas “metiera ese segundo gol que ya habría complicado todo”. Querían seguir estando cerca. Lo lograron, están a un solo tanto de volver a igualar la historia y por eso asumen en el Vimenor que “tocará arriesgar un poco más” para equilibrar de nuevo la balanza. A partir de ahí, será cuando deba hacerse notar de verdad el factor campo para que las aguas avancen por el cauce que le interesa al equipo cántabro.

En el Illescas han hecho los deberes y saben lo que les espera pasado mañana. Saben bien que el Vimenor es especialmente fuerte en su propio campo pero no tienen miedo. “Fuimos a Villarrubia, donde nadie había ganado, y lo hicimos. Y en Quintanar del Rey también conseguimos la victoria, así que no tenemos miedo a ese campo”. Así se ha expresado Víctor Rodríguez, lateral del conjunto manchego recordando otras plazas difíciles que ya han asaltado recientemente. Él es uno de esos jóvenes valores surgidos de la cantera madrileña, en su caso la del Fuenlabrada, que apostó por ser una de esas apuestas lanzadas por el equipo manchego, que reúne todas las características que puede tener un filial. 

El apoyo de la grada es fundamental para los futbolistas del Vimenor. “Llegar a Illescas y, a dos horas del partido, ver allí a doscientos con banderas, bengalas, tambores y demás es un plus para el equipo”, afirmaba Juan Fresno, que confía que en que pasado mañana esté La Vidriera “a reventar”, algo que ya parece garantizado. “Es espectacular, increíble porque tanto fuera como en los partidos de aquí están siempre presentes, animando y apoyando. Para nosotros, fue un aliento ver a tanta gente en Illescas porque no lo esperábamos. Siempre se agradece y se notó mucho”, ha dicho, por su parte, Mario Rojas. Lo importante es que todo apunta a una de esas grandes citas futbolísticas de las que todos fueron privados en las últimas temporadas. Menos mal que ha vuelto. Toca disfrutarlo.