Se espera que miles de simpatizantes de la extrema derecha marchen a través de Varsovia el jueves en una reunión anual del Día de la Independencia después de que los gobernantes nacionalistas de Polonia ayudaron a desafiar una prohibición judicial del evento.

Los críticos dicen que al echar una mano a la marcha del 11 de noviembre, un evento marcado por violencia ocasional, el gobierno de Ley y Justicia (PiS) está brindando un apoyo abierto a la extrema derecha, mientras Polonia enfrenta una presión migratoria sin precedentes a lo largo de su frontera oriental.

También se ha convertido en un punto de fricción entre la oposición liberal por un lado y el gobierno del PiS y los organizadores de extrema derecha por el otro, ya que los críticos acusan al PiS de fomentar el sentimiento anti-migrante y la homofobia.

"PiS ha ... asumido la responsabilidad de todo lo que suceda durante la marcha, cada pelea, cada caso de incendio provocado", dijo el grupo de oposición de izquierda en Twitter.

Una portavoz de PiS se negó a comentar sobre si PiS respalda la marcha y dirigió las preguntas a una agencia de veteranos que hizo el anuncio formal.

Los organizadores prometieron que la marcha se llevaría a cabo en honor a los oficiales uniformados que actúan como "protectores de la frontera" y destacarían la importancia de proteger la soberanía de Polonia contra los intrusos.

En una escalada de una crisis fronteriza que amenaza con atraer a Rusia y la OTAN, la Unión Europea acusó a Bielorrusia el miércoles de montar un "ataque híbrido" al forzar a la gente a entrar en Polonia, allanando el camino para nuevas sanciones contra Minsk.

Polonia también enfrenta su peor conflicto con la UE en años por las acusaciones de que está subvirtiendo el estado de derecho.

Las autoridades de la ciudad de Varsovia impugnaron el registro de la marcha en los tribunales y ganaron tanto el caso de primera instancia como una apelación. El alcalde de la capital dijo que la marcha sería ilegal si continuaba.

El martes, el jefe de la Oficina para Veteranos de Guerra y Víctimas de la Opresión dijo que le había dado a la marcha un estatus formal, lo que le permitió seguir adelante, calificando la decisión del alcalde de Varsovia como "incomprensible".

Se espera que participen en la marcha representantes de otros grupos europeos de extrema derecha, incluido el Partido Húngaro de Nuestra Patria (Mi Hazank).

La marcha se produce cuando Polonia se encuentra en medio de una cuarta ola de la pandemia de coronavirus.