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El Diario de Cantabria

SERGIO 'EL NIÑO' GARCÍA

Rompiendo techos de cristal

En el 2021, Sergio García por fin cruzó el charco para iniciar un camino mundialista, Míguez se proclamó por fin Campeón de España tras ser aspirante desde el 2018 y debutó la primera boxeadora profesional cántabra

El estadounidense Sebastián Fundora (izq.) pelea con el español Sergio García (der.) durante su combate eliminatorio por el título superwelter del CMB en el Staples Center de Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 5 de diciembre de 2021. (España, Estados Unidos) EFE/EPA/CAROLINE BREHMAN
El estadounidense Sebastián Fundora (izq.) pelea con el español Sergio García (der.) durante su combate eliminatorio por el título superwelter del CMB en el Staples Center de Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 5 de diciembre de 2021. (España, Estados Unidos) EFE/EPA/CAROLINE BREHMAN
Rompiendo techos de cristal

El 2021 ha visto pelear menos que nunca a Sergio García. Ni siquiera lo ha hecho en tierras cántabras, pero no se puede decir que haya sido un mal año para el boxeo cántabro. El torrelaveguense sólo ha salido a escena en una ocasión pero ha sido en un lugar privilegiado, ganando la mejor bolsa que le han ofrecido nunca y dejando una buena imagen que confía en que le pueda servir para repetir. Rompió por fin el techo de cristal que significaba el viejo continente para ir en busca del mundo entero y, aunque pinchó en hueso, dejó su tarjeta de presentación y se la recogieron.

Del mismo modo que ‘El Niño’ por fin pudo disputar una eliminatoria mundialista, el boxeo cántabro disfrutó por fin de su primera boxeadora profesional en toda su historia. Quien rompió su propio techo de cristal fue Marian Herrería en una velada que, además, sirvió para homenajear a Daniel Rasilla senior, que falleció de manera repentina el pasado mes de marzo y a quien el noble arte de esta comunidad autónoma echará de menos durante años, ya que será difícil encontrar a alguien con esa capacidad de moverse y organizar veladas con las que los boxeadores cántabros pudieran foguearse.

Si Sergio García por fin pudo pelear en Estados Unidos iniciando una carrera mundialista y Herrería se convirtió en la primera boxeadora profesional cántabra, Jon Míguez también consiguió por fin su siguiente objetivo, que estuvo pendiente demasiado tiempo. Él también rompió su propio techo de cristal ganando por fin en marzo su primera Campeonato de España, lo que revalidaría el pasado treinta de octubre saldando con éxito su primera defensa en el Palacio de Deportes de Santander. Porque sí, hubo boxeo profesional en la capital cántabra. Eso sí que llegó a parecer imposible en su día.

El púgil castreño ha peleado tres veces en este 2021 que se dirige a su fin. Había sido nombrado aspirante oficial al título español del peso welter en octubre de 2018 pero, finalmente, no pudo saltar al ring en busca de ese trono hasta el pasado mes de marzo. Su oponente fue Ricardo Roser (7-0) y el castreño no tuvo problema alguno en pelear fuera de casa para ganar por KO tras una buena actuación. En julio peleó en Castro contra Miroslav Serban (12-6), un duro oponente que le hizo trabajar y al que ganó por decisión unánime de los jueces. A partir de ahí, su promotora buscó la primera defensa de su cinturón de campeón de España. Con el aspirante oficial no llegaron de inicio a un acuerdo y, finalmente, su oponente fue Jonathan Valero (10-6-1) en Santander. Y lo cierto es que apenas hubo combate porque la superioridad del cántabro fue manifiesta en todo momento.

Míguez ha mantenido, por lo tanto, su progresión en este 2021. No está saliendo mal de la situación pandémica que hace complicado organizar veladas en España. Lo hace con el cinturón rojigualda bien ceñido, mostrando en todo momento una buena evolución de su boxeo y mirando ya hacia cotas mayores. Lo bueno es que no tiene prisa no sólo porque sigue siendo un boxeador joven (25 años), sino porque él tiene un trabajo que le permite tomarse su aventura deportiva avanzando lento pero seguro, con paso firme.

A parte de las veladas que tuvieron como plato fuerte los combates de Míguez, la otra celebrada en Cantabria que tuvo boxeo profesional en su cartel fue la organizada el mes pasado por Daniel Rasilla junior en Maliaño. No sólo fue importante e incluso emotiva por haber servido como homenaje a su padre, sino porque acogió el primer combate profesional de una boxeadora cántabra. La que se atrevió a dar el paso fue Marian Herrería, una púgil en quien su entrenador tiene depositadas mucha confianza. Tras una buena trayectoria amateur, ‘La Vikinga’ se estrenó ante una rival que la exigió, que tenía más experiencia y que incluso llegó a enviar a la lona a la cántabra.

Con todo, ésta ganó tres de los cuatro asaltos a los que se pactó el combate. Rompió por fin el hielo y a estas horas ya sabe que no tendrá que debutar más. Es un trago que ya ha pasado y ahora sólo confía en crecer. El objetivo, una vez que ha dado el primer paso, es no ser la única y estar acompañada los siguientes. En ese sentido, la primera en la fila es su compañera de entrenamiento Mariluz Peral, que ya ha hecho todo lo que se puede hacer en el campo amateur. En ese sentido, 2022 puede suponer un nuevo paso hacia delante del deporte del boxeo en Cantabria.

Aventura americana. A lo que quieren llegar todos y todas, tanto profesionales como no, es a dibujar una trayectoria como la de Sergio García. En este 2021, ‘El Niño’ tuvo que abandonar su cinturón de campeón de Europa para iniciar su carrera mundialista, ya que la WBC ordenó celebrar una eliminatoria entre él y Sebastián Fundora. El torrelaveguense se había quedado con las ganas de ganar un quinto título continental pero se le cayeron las últimas oportunidades. Le costó encontrar rivales de su talla en Europa y por eso tenía claro que debía aceptar el camino que se le abría en América. Lo hizo por eso y porque, en el fondo, era la oportunidad que tanto él como su entrenador Víctor Iglesias llevaban tanto tiempo buscando.

En un principio, el combate se iba a hacer celebrado en verano, pero comenzó ahí un baile de fechas que podría haber vuelto loco a cualquiera, ya que Sergio García tuvo que ir enlazando una preparación con otra desde meses atrás. Parecía que la primera semana de agosto iba a ser la definitiva y Víctor Iglesias lo tenía todo preparado para levantar un campamento de dos semanas en México antes de desplazarse a Los Ángeles, pero los billetes no llegaban y a última hora se cayó todo. Fue ahí cuando se abrió una gran incertidumbre que no afectó tanto al equipo del Kronk porque, a diferencia de otras experiencias similares, ellos tenían el contrato firmado y sabían que, antes o después, iban a pelear. Faltaba saber cuándo.

Finalmente, fue el cinco de diciembre. Hace apenas unas semanas. Apenas hubo un mes de diferencia entre la confirmación oficial y el combate pero ‘El Niño’ estaba listo. Intentó Iglesias reactivar todo el plan mexicano pero el promotor le pidió que no lo hiciera por no exponerse demasiado al coronavirus. Por eso completaron el final del entrenamiento en Torrelavega hasta volar hacia Los Ángeles siete días antes del gran combate.

La dificultad para preparar el mismo fue la tremenda envergadura del oponente. Era un ‘bicho raro’, como le llegó a definir Víctor Iglesias. Y lo era porque ni mucho menos es habitual encontrar a un super welter de casi dos metros. Eso obliga a boxear de diferente manera y lo problemático es el trabajo que cuesta encontrar púgiles de esas dimensiones con los que prepararse. Los cántabros tuvieron que recurrir a pesos medios, lo que intuían que incluso les podía venir bien a la hora de definir y diseñar la estrategia.

Los días previos a la pelea salieron a la perfección. La expedición disfrutó de la experiencia y estuvo a la altura, ofreciendo una imagen de profesionalidad y, sobre todo, ambición cada vez que se encontraban un micrófono delante. Y lo cierto es que ‘El Niño’ cumplió porque, por encima de todo, se la jugó sobre el ring del Staples Center de Los Ángeles, donde condicionó la rutina habitual de su rival. Era consciente de la dificultad de que le dieran ganador en una pelea igualada y por eso debía arriesgar para intentar mostrar una superioridad manifiesta como ya había sucedido en su pelea ante Cheesamen en un entorno semejante o, por lo menos, en caso de marcharse perdedor, hacerlo habiendo gustado por el buen espectáculo ofrecido.

Lo que sucedió fue esto último. Tras una pelea igualada, le dieron la pelea por perdida. Era algo previsible. Lo que resultó insultante es que dos jueces mostraran sendas tarjetas con unas puntuaciones fuera de lo normal, como si Fundora hubiera ganado diez asaltos. Y basta ver otra vez el combate con hoja y papel para, por lo menos, darle cuatro muy claros al cántabro. El público presente en el pabellón lo vio igual porque incluso reaccionó con una pitada al resultado. Con lo que se fueron ‘El Niño’ e Iglesias fue con que el promotor, nada más terminar el combate, acudió a su vestuario a asegurarles que volverían. A eso esperan con vistas al 2022. De no llegar la llamada, volverán a llamar de nuevo a la puerta del Europeo. Y ahí, quizá, podrían encontrarse con el actual campeón continental del superwelter, que no es otro que su buen amigo Kerman Lejarraga. Ambas partes saben que un mano a mano entre el vasco y el cántabro podría generar una gran expectación.

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