Sergio García encajó la primera derrota de su carrera ante Sebastián Fundora, un boxeador que sufrió como nunca había sufrido. Tras una pelea igualada, con alternativas para ambos y en la que el cántabro trabajó y enseñó más que su oponente, las cartulinas dieron ganador al boxeador local. Era algo previsto pero no así la puntuación que dieron dos de los tres jueces: 118-110 y 117-111. Fue una vergüenza de las que abochornan este deporte.

El tercero de los jueces vio un 115-113, que era algo más acorde con lo visto sobre el ring, ya que, por encima de todo, se vio un apretado mano a mano en el que el púgil cántabro logró incomodar a su oponente. De partida, le obligó a cambiar su boxeo porque, en contra de lo previsto, fue el torrelaveguense quien boxeó hacia delante, buscando con descaro la corta distancia, llegando a diferentes alturas y bloqueando bien las manos del americano, que apenas le llegó con claridad al cántabro.

Quizá la mano más clara que recibió Sergio García fue en el primer asalto. Apenas un par de ellos le costó al cántabro coger la distancia a un boxeador que se mostró, como era previsible, muy complicado de hacer frente. Había que golpear hacia arriba, con manos voladas y buscando cazar abajo. ‘El Niño’ fue claramente de menos a más sabiendo que el tiempo corría a su favor, ya que, a partir del sexto episodio, a Fundora se le vio muy desgatado y ya no soltaba tantas manos ni con tanta sensación de potencia. Sin embargo, dio la impresión de coger un segundo aire en el undécimo terminando bien la pelea. El cántabro, valiente y sabiendo que se la tenía que jugar, terminó a lo grande conectando dos manos y ganándose el derecho de marcharse con la cabeza alta.