Hoy hemos conocido las nuevas restricciones que ha impuesto el Gobierno regional, como es el cierre del interior de la hostelería en la capital cántabra. Mientras eso ocurría nuestro presidente estaba de celebración, en la inauguración en Noja de unas jornadas de verano sobre el quinto centenario de la circunnavegación.

Más empeñado en estar en la política nacional que de atender a Cantabria, el presidente regional ha aseverado que el jefe de la Generalitat, Pere Aragonés, haya dicho que no irá a la Conferencia de Presidentes, que el lehendakari, Íñigo Urkullu, no se haya pronunciado al respecto, o que la madrileña Isabel Díaz Ayuso haya anunciado que será la última a la que acude si se mantiene el formato actual.

"No entiendo en política ahora ese carroñerismo puro y duro", ha lamentado Revilla, quien ha señalado que su partido, el PRC, no apoyó la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, pero sí colabora en el Parlamento con el PSOE en los asuntos que le parecen "razonables".

El presidente de Cantabria ha dicho que está "harto" de oír a sus homólogos pedir más reuniones, tal y como planteó el de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para que se celebrase en su comunidad.

A su juicio, es una reunión "muy importante", y seguir manteniendo encuentros bilaterales entre el Ejecutivo central y los gobiernos autonómicos es "muy interesante".

Pero no se ha pronunciado acerca de las medidas a la hostelería que ha confeccionado con su consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez.

Revilla ha llamado a la población a cuidarse y ha reclamado más vacunas, después de que hayan bajado también las entregas de dosis de Pfizer, lo que impide, en su opinión, alcanzar "la gran esperanza" de tener al 80 por ciento de la población vacunada a finales de agosto.

Sin embargo, Revilla ha reiterado que "el presidente de Cantabria no mete la cuchara en los temas sanitarios porque así está reglamentado".