Paco Aguado

Valdemorillo (Madrid), 6 feb (EFE).- El diestro extremeño Miguel Ángel Perera salió hoy por la puerta grande de la plaza cubierta del municipio madrileño de Valdemorillo, donde finalizaba su feria, tras ser premiado generosamente con dos orejas por un intenso "arrimón" en el remate de su faena al excelente quinto toro de la tarde.

El público serrano reaccionó con entusiasmo a ese alarde de valor de Perera, que se metió literalmente entre los pitones del noble ejemplar de Montalvo para sacar desde esa mínima distancia los últimos pases del trasteo, cambiándolos incluso por la espalda y dejándose rozar con las astas los bordados de la chaquetilla.

Cuando salió de aquel terreno minado, pero ya menos, toda la plaza se puso en pie hasta que finalmente se desató una persistente petición de dos orejas, que fueron concedidas de forma excesiva a tenor de lo sucedido anteriormente, tanto en esa misma faena de Perera tras la negativa de la presidencia a atender una petición similar para Ferrera en el turno anterior.

Y es que para lograr entrar en ese reducido espacio entre los pitones Perera necesitó de docenas de pases lineales, monótonos y sin ningún eco en el tendido, recetados mecánicamente a un toro de mucha clase, prontitud y nobleza con el que no provocó la misma emoción desbordada.

De la misma condición que ese quinto había sido también el cuarto toro, que rompió a embestir con dulzura y entrega tras un amago de rajarse en tablas en el tercio de banderillas, lo que evitó Antonio Ferrera, con buen oficio, sacándoselo pronto a los medios.

A cambio abierto fue como el extremeño le planteó una faena inteligente, primero para ayudar al toro a ir a más y luego para instrumentarle varias series de lentos y limpios naturales, aunque entreverados en una impostada puesta en escena que a veces restó importancia al sabroso meollo del trasteo.

Con todo, tras una media estocada arriba y un descabello, se pidió con mucha fuerza la oreja que el presidente, tozudamente, se negó a conceder, lo que no llegó a entenderse teniendo en cuenta la ligereza con que le dio las dos a Perera y una más al novel Alejandro Marcos.

El nuevo torero salmantino, que sustituía al lesionado Cayetano, se llevó el trofeo del tercero, un toro noble y de medido celo que se dejó hacer un toreo compuesto, de buenas formas y temple, con mejor intención que resultados concretos. En su caso, la forma en que Marcos fue prendido al entrar a matar, aparatosa pero sin consecuencias mayores, contribuyó en gran medida al corte del trofeo.

Antes de todo ello, Ferrera resolvió con recursos de veterano, pero con escasa quietud y ajuste, la falta del raza del primero; Perera mantuvo la misma frialdad campera durante su largo trasteo a un segundo con cierto temperamento y a menos; mientras que Marcos volvió a dejar detalles sueltos con el sexto, el de menos raza de los tres buenos últimos toros.

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FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Montalvo (el primero como sobrero al devolverse el titular por partirse el pitón derecho de salida), de buena presentación y en especial los tres últimos, mejor armados y con mayor cuajo, que fueron también los mejores del sexteto, el cuarto y el quinto, además, con mucha clase en sus embestidas.

Antonio Ferrera, de verde esmeralda y oro: estocada atravesada (ovación); media estocada y descabello (vuelta al ruedo tras aviso y fuerte petición de oreja).

Miguel Ángel Perera, de corinto y oro: estocada trasera caída y descabello (ovación tras aviso); pinchazo y estocada (dos orejas tras aviso).

Alejandro Marcos, de violeta y oro: estocada (oreja); pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (ovación).

Entre las cuadrillas destacó la brega de José Chacón. José Chacón y Curro Javier saludaron en banderillas.

Tercer y último festejo de la feria de San Blas y la Candelaria, con tres cuartos del aforo cubierto (unos 3.700 espectadores).

EFE

pa/may